Este compromiso, además del aporte económico que representa, también supone armar el puente de mando de este buque con la incorporación de una pieza fundamental, el timón, el elemento sustancial que faltaba para completar la maniobra de reflote de este histórico vapor, hecho para navegar, y en el que se han fraguado las memorias de los marinos y de las gentes de las Islas, íntimamente ligado a la historia y del desarrollo de esta capital.

El acto oficial de la firma del convenio de colaboración entre la dirección general de Marina Mercante, representada por Benito Núñez Quintanilla, y la Fundación Canaria Correíllo la Palma, en la figura de su presidente, Juan Pedro Morales, sellaba ayer el compromiso del Gobierno central con el proyecto de restauración y puesta en uso del vapor La Palma, lo que supone armar el puente de mando de este buque con la incorporación de una pieza fundamental, el timón, el elemento sustancial que faltaba para completar la maniobra de reflote de este histórico vapor. Se suma así la administración central al compromiso de instituciones como Puertos del Estado, el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife o el Ayuntamiento de Santas Cruz de Tenerife, que figuran como patronos de esta iniciativa, para la salvaguarda de un elemento único del patrimonio marítimo de las Islas y también de España.

Durante su alocución, Quintanilla aseguró que para su departamento representaba un honor verse involucrado en un proyecto de estas características que en otros países, con una tradición marítima más valorada, un buque de estas características representaría una “joya” que “estaría todo el día en el centro de las actividades de difusión cultural del patrimonio marítimo”. En este sentido, el director general señaló que “a eso debemos aspirar”, de ahí el compromiso del Ministerio de Transportes con la conservación y el disfrute de este buque que, en palabras del director general, se concreta con la aportación económica “que permita atender los gastos para la conservación del buque y, por otro lado, la finalización del Real Decreto”, que dijo tienen en cartera, del reglamento de buques históricos, que va a permitir dar la cobertura legal a la explotación náutica de este barco, condición para que vuelva a hacerse a la mar, “porque al final un buque está hecho para navegar y es en la mar donde se han fraguado las memorias de los marinos y de las gentes de las Islas.

En representación de la Capitanía de Canarias, el capitán marítimo, José Antonio Conde, subrayó que la esencia del buque reside en que “pertenece a la historia de la marina mercante española y está íntimamente ligado a la ciudad y al puerto”. Y adelantó que desde la Capitanía se está trabajando con la Fundación para “generar una serie de instrucciones sobre un uso acorde con la seguridad marítima y la prevención de contaminación del buque durante su fase constructiva”. En este sentido, explicó que antes de acabar el mes podrá estar redactado el documento, “una herramienta técnica que posibilitará el desarrollo de las actuaciones conforme a la normativa de seguridad”.

Durante años, los correíllos funcionaron como nexos entre las islas, transportando tanto pasaje, como también carga y correspondencia, señaló el vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Enrique Arriaga, “y muchas fueron las actividades, negocios e historias que se fraguaron sobre su cubierta”, apuntó, al tiempo que afirmaba que restaurar y rehabilitar este “maravilloso” barco ayudará a no perder la memoria histórica, al tiempo que ofrecerá a las futuras generaciones la posibilidad de conocer “de manera más didáctica” parte del siglo XX en Canarias.

“Restaurar este barco es caro, pero más caro saldría perderlo, porque eso no tiene precio, dado su alto valor para la historia del mar y para estas islas”, remarcaba la directora general de Patrimonio del Gobierno de Canarias, María Antonia Perera, sobre un buque que destacaba ha sido testigo de dos guerras mundiales, de una guerra civil y del “duro” periodo de la posguerra, de las carencias, las hambrunas y también migraciones forzosas que padecieron las islas, recordaba Arriaga.

En 1986 el Cabildo de Tenerife adquirió el buque, y tras pasar por un periodo de abandono, varado es eco, en 1996 se decidió recuperar su memoria e impulsar su rehabilitación a través de la Asociación Pro Restauración y Conservación del Correíllo La Palma. Según manifestó el vicepresidente insular, 2021 será “un año importante en la vida del correíllo”, pues auguró que pronto comenzarán las obras de restauración final que permitirán devolver al buque “todo su esplendor” y ponerlo a disposición de la ciudadanía para fines culturales.

El objetivo es que su interior pueda servir en el futuro como biblioteca y museo, además de como espacio para la realización de actos culturales “de los que se beneficiará la población residente”, explicaba el presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, Carlos García, quien también destacaba que está prevista la creación de un aula cultural, en un lugar que está aún por determinar, en la que se exhibirán materiales referentes a la historia del buque. El propósito no es otro que habilitar la cubierta y acomodar los salones, para de esta manera dar cabida a diferentes actividades de ocio.

La historia de la ciudad

El alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, destacaba que el compromiso asumido por la Dirección general de la Marina Mercante “hace justicia a la demanda del apoyo decido de la administración del Estado”, lo que a su juicio supone un hecho por el que “todos debemos felicitarnos”. Y recordó las visicitudes que ha atravesado el buque, “con tiempos mejores y peores”, en pos de su rehabilitación integral y la puesta en servicio a la ciudadanía con fines culturales. Con todo, el alcalde llamó la atención a no olvidar el puerto santacrucero, ligado a la historia de la ciudad.