Esta tarde de miércoles se cumplen 19 años de la gran tromba de agua acompañada con aparato eléctrico y granizo que sembró el caos en el área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife. Nada hacía presagiar -ni siquiera las predicciones meteorológicas- que aquel Domingo de Resurrección caerían en unas dos horas y media más de 232,6 litros por metro cuadrado en la capital tinerfeña, unas lluvias torrenciales que se cobraron la vida de ocho personas, dejaron más de medio centenar de heridos, cientos de viviendas afectadas, cortes de luz y de teléfono, fallos en el abastecimiento de agua, desbordamiento del alcantarillado, vecinos aislados en sus casas y hasta desperfectos en el puerto santacrucero.

El Ejército colabora en las tareas de limpieza de la ciudad tras la riada. EFE

Muchos tinerfeños se preparaban aquel 31 de marzo para volver a sus casas tras los días de descanso de Semana Santa cuando comenzó a llover. Tras una hora seguida sin parar de llover, el agua dio una pequeña tregua para volver con más fuerza. A las 17:00 horas, la tormenta alcanzó su máxima intensidad, descargando sobre la capital más de 162 litros por metro cuadrado en una hora. Fue entonces cuando las calles de Santa Cruz de Tenerife se convirtieron en auténticos barrancos por los que el agua corría a gran velocidad arrastrando todo lo que podía a su paso, piedras, personas e incluso coches.

Los servicios de urgencias ni siquiera podían acudir a todas las llamadas recibidas ya que no se podía circular por la calles. La avenida de Anaga, las Ramblas, la avenida Tres de Mayo, Benito Pérez Armas, el barrio de la Alegría, el barrio de La Salud, se quedaron totalmente inundados. Además, el puerto de Santa Cruz también quedó inoperativo.

Los vecinos de San Andrés limpian sus viviendas. EFE

La tormenta se cobró a su primera víctima en las proximidades del Estado Heliodoro Rodríguez López, donde un hombre fue arrastrado por el agua debajo de un coche y cuyo cuerpo sin vida fue rescatado por los bomberos. La segunda fue una niña de dos años que falleció aplastada en Los Lavaderos. Estas son solo dos de las historias pero faltan otras seis, pues fueron ocho las personas que perdieron la vida aquel Domingo de Ramos.

Durante varios días el personal de limpieza, medioambiente, policías, Ejército, bomberos, operarios de las empresas de agua y luz se volcaron para intentar que Santa Cruz volviera a la normalidad lo antes posible.