El ataque de un hongo amenaza a los laureles de indias de Santa Cruz. El edil de Servicios Públicos, Guillermo Díaz Guerra, del PP, tacha la situación de “preocupante”, hasta el punto de que el Ayuntamiento no descarta tomar medidas drásticas, como la tala de los ejemplares más afectados, con el objetivo de garantizar la seguridad de los ciudadanos. En la actualidad, hay unos 2.600 árboles de este tipo distribuidos por toda la ciudad. Estos se encuentran en zonas como la Rambla de Santa Cruz, la avenida de Anaga, el parque García Sanabria o la avenida Benito Pérez Armas.

Los últimos informes elaborados desde el área de Servicios Públicos sobre la masa arbórea del municipio alertan de la presencia del denominado hongo de la madera (Lasiodiplodia theobromae) en los laureles de india, “el cual está asociado a la pérdida de la vitalidad de los árboles”. “Este decrecimiento de la vitalidad puede estar ocasionado a su vez por múltiples causas, como el cambio en los aportes de agua; la contaminación; la asfixia producida por los pavimentos y calzadas del entorno; las obras de infraestructuras urbanas y las micciones diarias de los perros en la base de los troncos”, explican los especialistas.

El concejal responsable del área indica que en la actualidad se está evaluando la dimensión del problema, para averiguar cuántos ejemplares están afectados y en qué medida. “Estamos preocupados, pues los informes no son nada positivos. Probablemente tengamos que tomar las peores medidas que se han tomado en esta ciudad en los últimos 40 años en relación a estos árboles, pues no solo estaríamos hablando de podas, sino también de la tala de ejemplares, salvo que encontremos una forma autorizada de acabar con ese hongo”, manifiesta.

En este sentido, anuncia, “hemos pedido la colaboración del departamento de Sanidad Vegetal del Gobierno canario, así como del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias, con cuyos técnicos ya hemos mantenido algunos encuentros y realizado visitas con el fin de encontrar pautas adecuadas y consensuadas de actuación”.

Díaz Guerra señala que el alcance del ataque de este hongo es “mucho mayor de lo que visualmente se puede apreciar y su incidencia es peor de lo que se esperaba”. “Existen varios focos y, además, este hongo se propaga con facilidad, como por ejemplo a través de cualquier insecto o ave. Por lo tanto, si detectamos árboles muy afectados, tendremos que talarlos. Debemos garantizar la seguridad de los ciudadanos”, dice.

En los últimos informes de Servicios Públicos se cuenta que este hongo ya fue detectado hace más de 40 años y se llevaron a cabo actuaciones para intervenir en los árboles afectados. “Actualmente, nos encontramos con este panorama: unos laureles de indias cada vez de edad más avanzada, sobre los que se han ido sumando factores que les producen un debilitamiento de su vitalidad y que los exponen a que patógenos, como el citado hongo, tomen fuerza y se conviertan en un elemento catalizador de su decaimiento y posible muerte, como ha sucedido, por ejemplo, con los ejemplares, ya desaparecidos, de la isleta final de la Rambla de Santa Cruz confluencia con la avenida de Anaga”.

Entre las acciones que se proponen se encuentran la ejecución de un programa adecuado de riego y fertilización; la prevención de estrés en los ejemplares (podas innecesarias o rotura de raíces a causa de zanjas u obras); la evaluación de los laureles de la ciudad para determinar el nivel de ataque del hongo y avance de los síntomas; la toma de decisiones sobre ejemplares muy afectados para evitar que se conviertan en foco de propagación del hongo; la renovación de los laureles, lo que implica reformas urbanísticas; y llevar a cabo una poda intensa y, en algunos casos, la tala, para evitar la propagación de la enfermedad y garantizar la seguridad.