Mujer, con dos personas a su cargo. Es el perfil de las unidades familiares que atendió el último año la asociación Kairós, cuyo marco de actuación se centra en el barrio de Los Gladiolos. Eduardo Barba recuerda que los pensionistas, que fueron el motor de la familia en la crisis económica de 2008, ahora también acuden en busca de alimentos para ellos, porque su paga es insuficiente. El colectivo alerta a las administraciones de la necesidad de fomentar la formación para reinsertar en el mercado laboral a personas que un día trabajaron en el turismo, la hostelería o la construcción, sectores tocados por el Covid.

La Asociación Kairós, que se constituyó hace ya doce años y presta su labor social principalmente en el barrio Los Gladiolos –donde tiene su sede–, acaba de presentar su último informe de gestión en el que admite su preocupación por el incremento de demandantes de ayudas que se han instalado en lo que denomina el asistencialismo. O sea, personas que han perdido su puesto de trabajo o que, incluso, lo han dejado porque reciben un salario que es insuficiente par sacar adelante a sus familias y que se han acostumbrado a vivir de las prestaciones que perciben de diferentes administraciones y organizaciones, lo que les garantiza cubrir los gastos básicos de alquiler, luz, agua, teléfono, transporte y alimentación.

No es la tendencia general, pero sí es un fenómeno que se asienta desde hace tres años, cada vez más, entre los demandantes de ayudas sociales. El presidente de la asociación Kairós, Benjamín Barba, precisa que esta situación afecta a quince de cada cien usuarios que atienden.

Este colectivo presentó el informe de la gestión desarrollada durante el año 2020, “que estuvo marcado en todos los aspectos de la vida por el Covid”. Por una parte, se han tenido que suspender todas las acciones grupales que se desarrollaban desde Kairós, así como actividades lúdicas, de refuerzo escolar, campamentos, clases de costura, charlas de alimentación saludable y de gestión de la economía familia. “Prácticamente, la única actividad que hemos venido realizando ha sido el reparto de alimentos a las familias que nos vienen derivadas por los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Santa Cruz”, precisa el responsable de Kairós.

Mayores que pasan hambre

Junto al fenómeno que se está implantando en la sociedad, el de subsistir a base de prestaciones, Benjamín Barba alerta de la virulencia de esta crisis económica y sanitaria respecto a la que pasó la población en el año 2008. “En aquella oportunidad, los mayores fueron el motor de la economía familiar, los que con sus pensiones sacaron adelante tanto su casa como la de sus hijos”. En la actualidad, en las colas para pedir alimentos “se encuentran mayores, algo que no pasó en 2008, porque con la pensión que perciben no tienen suficiente para pagar el alquiler de sus viviendas, así como el resto de gastos básicos”.

Durante el año pasado, la asociación Kairós atendió a 2.410 personas diferentes; el acumulado de todo el año eleva a 18.973 los casos atendidos; de ellas, 7.376 familias totales durante 2020.

Por sexos, Kairós atendió a 1.301 mujeres frente a 1.109 varones; la población migrante se benefició de una de cada cuatro ayudas facilitadas, pues la mayoría fue para familias de nacionalidad española. Por franjas de edad, la población comprendida entre los 16 y 64 años percibió el 66% de los servicios, mientras que el 25% de las acciones que desarrolló Kairós fueron dirigidas a menores de edad –de cero a quince años– y el 9%, a mayores de 65.

Más demanda de alimentos

El informe Kairós evidencia que habitualmente realizaban una entrega de alimentos al mes a cada unidad familiar. Un análisis a los datos permite descubrir “el gran número de familias a las que se les ha entregado alimentos de forma reiterada. Ya no es solo una vez al mes, sino que se ha tenido que socorrer en varias ocasiones dada la precariedad en la que están viviendo”.

Los números son contundentes. La asociación Kairós repartió comida a menos de 400 personas el año pasado si se compara con los datos del 2015, si embargo, la cantidad de comida repartida se ha incrementado en más de 125 toneladas, lo que evidencia que el colectivo ha ido más veces en auxilio de las familias del barrio de Los Gladiolos.

Desafío al confinamiento

La asociación recuerda que cuando llegó el confinamiento en marzo de 2020, y hasta marzo, el IMAS decidió ayudar directamente a los usuarios a través de unas cajas de alimentos que se llevaban a domicilio; de ahí que el número de beneficiarios no se haya incrementado más el año pasado, porque tampoco se hicieron más derivaciones hasta septiembre.

Otro de los motivos que evitaron un incremento en la demanda de ayuda fue el miedo a contagios o a ser multados por salir a la calle en busca de ayuda. Pese a todo, la mayor incidencia de la crisis del Covid se ha cebado con los municipios turísticos y no tanto en zonas como Los Gladiolos o la capital tinerfeña, en general, que dependen más de las administraciones públicas.

Más allá de las buenas perspectivas que se dibujan por la llegada de las vacunas, desde la Asociación Kairós se teme que aumente el paso y que haya más familias en el umbral de la pobreza, porque las empresas tendrán que hacer frente a las deudas pendientes y contraídas con la crisis, como ocurrió en 2013, con una mayor precariedad laboral por falta de trabajo y bajos salarios. Eso se suma a la falta de motivación para lograr una salida laboral, lo que lleva a parte de la población a vivir de ayudas.