Desde el pasado 5 de octubre y hasta el 3 de diciembre, la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna es el punto de encuentro de una quincena de alumnos que participan en el primer curso que gestiona la Fundación ULL con el patrocinio del Instituto Municipal de Atención Social (IMAS) que dirige la concejala Rosario González. La génesis de una actividad se remonta al posgrado que impartió en el curso académico 2005-06 en el referido centro investigador la profesora Carmen Toledano, siendo entonces alumna Marlene Fernández Pérez., que ahora imparte clases con otros expertos y también asume la dirección del propio curso.

El perfil del profesorado es variado: tres profesoras de la ULL, una abogada, una médica y el resto, cuatro intérpretes que aportan su experiencia laboral. Además de formación y experiencia en interpretación, son profesionales con estudios superiores en otras disciplinas como Derecho o Sociología. “Es un curso profesionalizante, no de corte académico”, matiza la directora del mismo.

“Muchas de las personas que interpretan hoy en día en juzgados, comisarías, hospitales... –no solo en Canarias, en todo el Estado– lo hacen sin ningún tipo de formación específica, con los riesgos que implica. Nuestra aspiración es que este servicio se profesionalice y se preste con garantías de calidad, algo que es beneficioso para quien presta el servicio y quien lo recibe. De este modo se hace un buen uso de los recursos públicos y al mismo tiempo se respetan los derechos de los usuarios”, añade.

Marlene Fernández Pérez, profesora de Filología de la Universidad de La Laguna, instruye a Jacquelin, una de las pocas alumnas del curso natural Tenerife. | | D. PADRÓN

Un camino al mercado laboral

De octubre a diciembre, se imparte de lunes a viernes, desde las 17:00 a las 19:00 horas, y permitirá los participantes un certificado que avalará sus capacidades para facilitar su incorporación en el mercado laboral donde reina el intrusismo o la falta de formación, según explica Fernández.

Tras la correspondiente apertura del plazo de inscripción, realizó una prueba selectiva entre los 45 interesados que tenían que estar desempleadas, según el requisito establecido en la convocatoria por el IMAS. El denominador común entre la quincena de participantes es la capacidad para analizar información y traducir a otro idioma; es el reto del curso en el que participa un grupo heterogéneo; la benjamina: Binton, una senegalesa de 19 años; el veterano de la primera promoción de intérpretes en servicios públicos, Fernando, natural de Venezuela, de 63 años.

De favor a profesión

Hasta la fecha, la mayoría de los participantes en este curso han prestado su colaboración como intérpretes cuando el amigo de un amigo los ha requerido casi para echar una mano como si de un favor se tratara para salir en auxilio de un extranjero que precisaba la interlocución para realizar trámites. En este curso del IMAS en colaboración de la Fundación Universidad se forma intérpretes en mediación lingüística en lugares como hospitales, juzgados, comisarías y servicios sociales.

El principal valor está en el perfil de los propios alumnos, reconoce la profesora de la ULL Marlene Fernández, pues son conocedores del idioma extramuro porque son nativos o con un dominio a la perfección del lenguaje.

Los intérpretes de la Torre de Babel | | DELIA PADRÓN

Entre los asistentes el viernes a la clase, Mohamed, de Marruecos; Érika, de Italia; Jacquelin, de Tenerife; Binton, de Senegal; Wendy, de Perú; Fernando, de Venezuela que, estando desempleados, vieron en este curso una oportunidad para entrar en el mercado laboral y hacer realidad su sueño: un certificado que avale la actividad que ahora desarrolla casi como un favor.

Jacqueline, universitaria que está a las puertas de finalizar Filología a la vuelta del año sábatico, mientras aprovecha para formarse como intérprete para servicios públicos y ganar competencias con técnicas y un código ético.

Érika evidencia su satisfacción de poderse dedicar de forma profesional a una actividad que ahora desarrollaba por complicidad o mediación de algún amigo. Su conversación deja una perla: “es más fácil venir de ilegal que venir legalmente”. Hace este apunte después de que Mohamed cuente la odisea que pasó para legalizar su situación en Extranjería cuando se trasladó de su Marruecos natal para afincarse en Tenerife.

A Wendy le duele todavía los papeleos y la prórroga que tuvo que pedir del visado y que de poco le sirvió porque tuvo que pedir una nueva cita para contraer matrimonio. Natural de Perú se trasladó a Japón, donde tiene familia, y finalmente recaló en Tenerife, donde reside en la actualidad.

La profesora Marlene Fernández recuerda que poner un intérprete no es un favor del Estado en asuntos judiciales o en comparecencia donde interviene la Policía. “A la Administración pública le interesa tener intérpretes profesionales”, sentencia, para hacer suyo el informe de investigadoras del grupo MIRAS (Mediación e Interpretación en el Ámbito Social) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) de 2017. El estudio constata las graves carencias en la cantidad y la calidad de la información ofrecidas en los juicios con extranjeros y afirma que más de la mitad de lo que se dice en una vista con intérprete no se traduce a la persona enjuiciada, lo que se traduce en un sobrecoste económico porque se debe repetir juicios o diagnósticos. Aprovecha Wendy para dar la puntilla: “Y lo peor, algunas personas extranjeras no saben ni lo que firman”.

El más demandado: el wolof

La directora del curso explica que entre los idiomas más demandados para ejercer de intérpretes en Tenerife es el wolof, que domina Binton; un reclamo que se debe a alto número de migrantes llegados de Senegal, así como el árabe por el que se distingue el marroquí Mohamed; el rumano que habla Mihaela; portugués, que tiene en el curso a sus máximos exponentes en Izabela, Lía y Wendy; italiano, con Érika; inglés, con Fernando, la propia Érika y Jacquelin; francés, con Binton y Estefan, entre otros participantes.

Y es que al curso de intérprete se va con el idioma ya aprendido porque los esfuerzos se centran en el aprendizaje de técnicas de interpretación. A modo de repaso, Marlene Fernández pregunta a la clase: “¿Qué es lo más importante?”. Jacqueline ni lo duda, más que una lección parece formar parte de su ADN: “Lo más importante es la ética, crear confianza entre ambas partes, ser fiel, neutro, imparcial y traducir todo lo que se diga; y por supuesto, guardar la confidencialidad”. “Hay personas que están en un juicio y no se enteran de lo que están diciendo”, se lamenta.

Fernando aporta una visión más filosófica del intérprete: “No hay idioma sin cultura; es preciso saber y respetar las costumbres del lugar de procedencia. Hasta un gesto o una mirada es importante para interpretar”, para añadir un deseo: “Ojalá Canarias permita dejar atrás las barreras que se han levantado entre las dos orillas”, en referencia a América y España. “Hablamos, hablamos... pero no hacemos”, se lamenta, mientras Jacquelin interviene para destacar la necesaria empatía.

La directora del curso reivindica un espíritu más académico a la conversación; cuando se le cuestiona si este curso no entra el conflicto con la enseñanza universitaria, Marlene Fernández reitera que es una formación profesionalizante, no de corte académico que pivota sobre los participantes. “Nos permite llegar a un alumnado al que habitualmente no podemos porque incluso son nativos, o casi, de idiomas como el wolof que ni se imparten en la ULL y que es fiel reflejo del flujo migratorio que se vive en Canarias”. Jacqueline precisa que la formación de intérpretes en servicios públicos se instruye en la Universidad de Alcalá de Henares y en algún caso también como asignatura optativa.

Los participantes coinciden en que aprovechan esta oportunidad para formarse pensando no solo en ayudar a los demás sino en hacerlo con garantías, un trabajo que se cobra por horas, lo que obliga a buscar otras fuentes de ingresos.

y tras realizar los estudios primarios cursó el grado medio de Administración y Finanzas, hasta que el fallecimiento de su madre le obligó a echarse a la familia a sus espaldas y ponerse a trabajar, siguiendo los pasos de su progenitor.

Mohamed nació en Marruecos 1991 y llegó a España en 1997, gracias al visado que le consiguió su padre, trabajador en vigilancia privada. El benjamín de trece hermanos se trasladó a San Isidro

Mohamed, un referente para los niños migrantes

Su don de gentes, el perfecto dominio del español y de árabe, que evidencia su origen marroquí, lo llevó hasta la Asociación Coliseo, a la que pertenece desde el año pasado. Desde entonces desarrolla su actividad como mediador intercultural, que también implica ser intérprete para facilitar la comunicación de los menores con el equipo educativo y viceversa, una práctica que comenzó desde pequeño cuando acompañaba a alguno de sus familiares al médico, Seguridad Social o Extranjería y ayudaba a traducir.

Apuesta por la necesidad de acabar con las barreras idiomáticas que facilita conocer también el sistema judicial y el derecho de asistencia que le asiste a los migrantes. “Los niños me ven como un referente”, comenta con jovialidad, conocedor el calvario que pasan en Extranjería | H.G.