Luis Armando Ramírez es una de las personas que desde el pasado enero trabajan gracias al convenio suscrito entre el Servicio Canario de Empleo (SCE) y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para la inserción de casi doscientos mayores de 45 años, desempleados de larga duración y algunos sin formación.

Cuando se rubricó el acuerdo, cabían tres posibilidades donde desarrollar la actividad profesional: la accesibilidad, el vivero municipal o el control de flora exótica en Anaga; y fue precisamente al que lo asignaron, junto a otros setenta trabajadores que desde enero al próximo 29 de diciembre tienen encomendada el control de la flora exótica.

La escuela rural de Anaga

Frente a las voces críticas de algunos vecinos que cuestionan la labor desarrollada por el personal de convenio, Luis Armando Ramírez ahonda en lo que no se ve: junto a los perfiles de cada trabajador, advierte de la necesidad de una investigación para conocer la incidencia del rabo de gato, ya que es desigual según la zona. “No hay un diagnóstico hecho a conciencia” y son precisamente los técnicos que se contratan en cada convenio los que se encargan de realizar esta tarea antes de poner en marcha a las cuadrillas.

Luis Armando es uno de los cuatro encargados que tienen a su cargo otros tanto equipos que comienza su jornada laboral a las siete y media de la mañana, cuando salen en veinticinco todoterrenos desde el Infobox, para peinar los caminos y senderos de Anaga hasta las 15:00 horas. Con satisfacción, Luis Armando destaca la implicación del personal en la limpieza de la zona y ahonda que el convenio laboral tiene un componente social, por lo que no es comparable a la actividad que desarrolla el personal de las empresas Dragados o Gesplan, que han sido contratados a la medida de la actividad que se les encomienda. En el caso del personal de convenio, el único objetivo es cuidar el medio ambiente y no hay un grupo consolidado; antes bien, “te puedes encontrar con personas que son urbanitas y que cogen una azada por primera vez”, una oportunidad que se aprovecha para inculcar valores de formación ecológica, precisa este encargado.

Luis Armando es la segunda vez que participa en este tiempo de experiencia. Nacido en Punta Cardón, en el Estado Falcón –Venezuela– en 1960, desarrolló su labor profesional en su país como arquitecto con la especialidad paisajística; su último proyecto, la ampliación del polideportivo Máximo Viloria, que le coincidió con el 11 de septiembre de 2001. A partir de ahí pensó que iban a cambiar las cosas, pero en 2002 desistió y “me marché obstinado”, cuenta. Ya en Tenerife, junto a su esposa –que se ha dedicado a la administración de empresas– trabajó como peón de segunda en OHL. Ya en 2017 se acogió por primera vez a un convenio del SCE, en este caso realizando mejoras en los barrios; ahora está satisfecho porque han depositado en él la confianza como encargado en la segunda oportunidad que lo llaman.

Amante de la caricatura, admite que usa técnicas para que los equipos de trabajos se muestren satisfecho por la labor que desarrollan y mimar su autoestima. Un ejemplo: fotografía en antes y el después de un sendero y camino, y hasta lo llena de dibujos en el resultado final para realzar el trabajo desarrollado. “Aquí hay una capaz que hasta barre las piedras”, cuenta mientras muestra unas fotos de un camino de Anaga, es lo que no se ve, dice con orgullo.