La de ayer podía haber sido una mañana de domingo como cualquier otra en la capital tinerfeña, habitualmente anodina y bastante provinciana, si no fuera por la incipiente amenaza de negras tormentas agitando los aires, como reza la letra de la popular canción A las barricadas, y por el ambiente cuasi revolucionario que se presumía por la convocatoria de la Junta Republicana de Canarias, llamando a la ciudadanía a reivindicar un referéndum sobre el modelo de jefatura de Estado, sumándose así a otras movilizaciones que se sucedieron ayer en varias ciudades del Estado español.

Pero lo cierto es que, poco antes del mediodía, la hora fijada para iniciar la concentración, calle del Castillo abajo no se sentía la efervescencia de la lucha, no bullía ningún clamor popular ni tampoco ondeaban banderas al viento. Los agentes de la Policía Nacional permanecían ya apostados y bien pertrechados en el perímetro del edificio que alberga el Parlamento de Canarias, el sacrosanto templo de la soberanía popular, custodiando la sede ante un posible asalto de los republicanos.

"Detrás del miedo está la libertad", lucía en su camiseta uno de los madrugadores que acudieron a la llamada, y mientras los escasos camaradas se iban saludando, una de ellas preguntó. "¿Vamos a hacer algo? ¡Porque aquí no hay nadie!". Con el paso de los minutos fueron convergiendo hacia la esquina de la calle Teobaldo Power los distintos grupos convocantes, hasta formar una brigada de unas setenta personas -la Policía Nacional dijo contabilizar 67-.

Codo con codo, enmascarados, intentando mantener la preceptiva distancia de seguridad y bajo la atenta mirada de los agentes del orden, se arroparon junto a una pancarta en la que figuraba el lema "Sin República no hay democracia" y fue entonces, como una sola voz, cuando comenzaron a corear consignas como "Canarias, mañana, será republicana"; "Los Borbones a las prisiones" o "Un, dos, tres, República otra vez".

Los viandantes transitaban arriba y abajo, rodeando al grupo, con muestras que iban desde la ingenua curiosidad, un evidente desdén y hasta cierta incredulidad. Uno de ellos llegó a exclamar con tono desairado: "¡Qué escándalo!", manifestando su rechazo al coro que repetía como una letanía los mensajes estridentes de la portadora de un megáfono. Hasta un perro, desde una vivienda cercana, exteriorizaba con sus ininterrumpidos ladridos su protesta frente a tanto ruido. Pero las consignas continuaban repitiéndose como un eco. "Se va a acabar, se va a acabar, la monarquía patriarcal"; "Rompamos el tablero, el Rey al talego" o también "Contra traidores y corruptos, República ya".

La concentración reunió a un conjunto heterogéneo de fuerzas, como los Anticapitalistas, Izquierda Unida Canaria, Partido Comunista de Canarias, Partido Comunista del Pueblo Canario y Plataforma por la Dignidad -se echó en falta a Podemos-, portando sus insignias y estandartes, desde banderas viejas, acaso desgastadas por tanta nostalgia, a las camisas nuevas, y eso sí, con muchos rasgos emociones y racionales.

No faltaron los ya inevitables selfies, sobre todo entre los más jóvenes -el grupo de edad más escaso presente en la concentración de ayer-, dispuestos a inmortalizar lo que quizá consideran fue una cita histórica con la que adornar su incipiente curriculum progresista, una actitud visible entre las feministas antifascistas.

Cuando el reloj del tiempo pasaba unos minutos de las doce y media de la mañana, el tono de las proclamas se fue atenuando para dar cabida a las intervenciones personales. La monarquía como antítesis de la libertad, el descrédito y la pérdida de popularidad de la Corona española, así como también su legitimidad constitucional sonaron como un clamor antimonárquico.

El filósofo y sociólogo marxista José Luis Escohotado, uno de los portavoces de la Junta Republicana de Canarias, tomó entonces la voz y la palabra para manifestar que las actividades presuntamente "corruptas" del rey emérito, y la crisis social y política "han acelerado la desafección popular que ya surgió con el Movimiento del 15M" contra un sistema monárquico "heredero del franquismo".

Sergio García, otro de los portavoces de la Junta Republicana, subrayó que "la huida protagonizada por el rey emérito" ha dejado en evidencia la existencia de "los chanchullos" que rodean a la Corona española, al tiempo que censuraba "la protección que recibe la institución monárquica por parte de la mayoría de los medios de comunicación en este país".

En su alocución, interrumpida por encendidos aplausos y vivas a la República, puso el acento en el hecho de que en el periodo que se denomina Transición "nos vendieron todo el paquete" y el resultado, después del tiempo transcurrido, "hace indispensable un proceso constituyente para afrontar la crisis democrática, la crisis climática y la crisis neoliberal acelerada por la pandemia", manifestó.

Como colofón se leía un manifiesto en el que, bajo el título genérico de Una salida republicana a la crisis, se exponía, entre otros aspectos, "el despertar republicano de las generaciones que no votaron la Constitución postfranquista monárquica de 1978", que debe conducir a la "democratización política, social y económica". Además, reivindicaron la "vieja tradición del republicanismo federal canario", la lucha "contra el despotismo centralista del estado monárquico, contra el despotismo empresarial, contra el despotismo patriarcal doméstico y contra la descivilización imperial capitalista que destruye el planeta y precariza a toda la humanidad".

Paquete de propuestas

Las propuestas se sintetizaron en la convocatoria de "un doble referéndum preconstituyente que legitime popularmente el tipo de régimen democrático y la relación de las nacionalidades, entre ellas y con el Estado central", así como "la elección de unas Cortes constituyentes que elaboren una constitución democrática acorde con la voluntad popular".

Asimismo, se propone un régimen laico y aconfesional, la ejecución de la ley de Memoria Histórica, la desmilitarización y reconversión de la economía armamentista, la autodeterminación de los pueblos y una alternativa ecosocialista, feminista y humanista al capitalismo totalitario.

A la tercera, va la vencida...