"No nos pueden acusar de ensuciar esta playa, sino de todo lo contrario. Somos los que la limpiamos, haciendo lo que podemos, porque hay mucha basura de la gente que viene a bañarse y de los jóvenes que la utilizan para beber por las noches. Es que por aquí no viene nadie a realizar este trabajo". Son las palabras de Elebidi Mohamed, un ciudadano marroquí que llegó a Tenerife hace dos años en patera y que en la actualidad ocupa una de las desaliñadas casetas que han vuelto a formar parte del paisaje de la conocida como playa del Parque Marítimo, una zona del litoral capitalino en la que Sanidad desaconseja el baño y de no muy fácil acceso.

Y es que no es la primera vez que esta playa, que en su día fue un lugar de moda del ocio de Santa Cruz por el restaurante que allí se ubicaba, se convierte en un asentamiento para personas sin hogar. Tras haber sido desmantelado en varias ocasiones, este espacio vuelve a ser el refugio de ciudadanos que buscan un lugar donde poder dormir. Ahora hay casi una decena de casetas y están ocupadas por unos siete ciudadanos. "Había tres más, pero se han ido", indica Mohamed. Este asegura que están allí porque no hay plazas en el albergue municipal, situado en el barrio de Azorín, al cual sí acuden a comer. Apunta que todas las personas que duermen en estas casetas están desesperadas por conseguir un trabajo y un hogar. "Yo fui marino pescador, pero la empresa cerró y me volví a quedar sin nada", agrega.

Mientras tanto, y según manifiestan algunos de los ciudadanos que duermen en la playa del Marítimo, son ellos mismos los que se encargan de intentar mantener limpio el entorno. Aún así, pasan los días rodeados de incontables colillas de cigarros, latas de cerveza y otros residuos. Aseguran que no son ellos los que ensucian la playa, sino los bañistas que la utilizan y los jóvenes que aprovechan lo escondido que está este espacio para practicar botellón alejados del control policial. "Y lo hacen sin mascarillas y sin distancia ninguna", explica Elebidi Mohamed. A su lado se encuentra un chicharrero, Bruno Jaén, que también duerme en la playa y que asiente con la cabeza.

Indican que, incluso, "también hay personas que encienden fuego para asar carne en una parrilla", la cual se encuentra en la zona como prueba de lo que dicen. "Pero aquí no viene nadie, esto no se limpia ni se vigila". Son conscientes de que no deberían estar allí, pero mientras tanto se encargan, insisten, de limpiar la playa, "porque si no, estaría mucho peor".

El Ayuntamiento informa de que las personas sin hogar que se encuentran en la playa están siendo valoradas "y se les realiza un seguimiento". "Pero la solución pasa porque ellas mismas acepten los recursos que se han puesto a su disposición por parte de los servicios sociales, a los que solo han accedido, al parecer, a los alimentos, y por otro lado, a la decisión de si la Autoridad Portuaria, competente en esa zona marítimo-terrestre, tiene prevista alguna acción", añaden fuentes municipales. Desde el Puerto se señala que la Policía Portuaria no tiene competencias para ese tipo de actuaciones, aunque "siempre colaboramos".