Cuatro cruceros forman parte de la estampa de la bahía chicharrera a la altura de la playa de Las Teresitas Estos barcos permanecen inamovibles, salvo algún movimiento puntual cada mes y medio para soltar lastre. Y ya va para seis meses, a la espera de que se retome la nueva normalidad y pendientes de si en octubre podrán volver a recuperar su actividad con el inicio de la nueva temporada, después de que tuvieran que cerrar de forma abrupta la anterior, que finalizaba en abril. Muchos vecinos incondicionales y reivindicativos de la vocación marinera que históricamente ha caracterizado a Santa Cruz, donde se ha considerado que el Puerto es lo primero, acudían tradicionalmente los miércoles antes de pandemia para recrearse en la imagen de los buques Mein Shiff Herz o AIDANova, que tienen su puerto base en la capital chicharrera. Este último, incluso, recibe suministro de gas a través de una barcaza.

Una media de dos mil cruceristas por cada uno de los cuatro buques fueron desembarcados en el puerto de Santa Cruz de Tenerife en un operativo que en tiempo récord programaron sus compañías para cumplir con el plazo de 24 horas que dieron las autoridades desde el 13 de marzo pasado, cuando se decretó el estado de alarma por la incidencia del Covid-19. Así, los cruceristas desembarcaron en el puerto de la capital tinerfeña, donde fueron recogidos en guaguas y trasladados a los aeropuertos para su regreso a sus lugares de origen en un operativo milimetrado y fugaz.

En la bahía chicharrera permanecieron los cuatro cruceros que tienen su puerto base en Santa Cruz de Tenerife - Chiff Herz, Costa Fascinosa, AIDANova y AISAMira -, mientras se mantuvo en los buques de pasajeros el 10 por ciento de la tripulación. El número de pasajeros que se vieron afectados por la finalización abrupta de sus cruceros ronda los 12.000 turistas, a los que habría que sumar casi cuatro mil miembros de la tripulación; si bien tomando como referencia los datos de la consignataria continúan ahora mismo en los cruceros menos de cuatrocientos tripulantes en total que se encargan de las tareas de mantenimiento.

En el caso del Mein Chiff Herz, consignados por la compañía Hamilton, tiene una capacidad para 1.900 pasajeros y una tripulación de 780 que opera en rutas del Mediterráneo o el Atlántico. Tanto Costa Fascinosa, como AIDANova y AIDAMira están consignados por Pérez y Cía. El AIDANova cuenta con una capacidad para 5.200 pasajeros y 1.650 tripulantes para cubrir la ruta Península Ibérica, Tesoros del Mediterráneo, Italia o Francia, con un precio estimado de entre 549 y 789 euros, según se anuncia en su web para la campaña que pretende retomar desde el 7 de noviembre al 27 de marzo; cuya duración media oscila entre los ocho días.

El AIDAMira, que realiza cruceros por Malta, Italia y Grecia, tiene capacidad para 1.700 pasajeros y 670 tripulantes, y contratar unas vacaciones abordo oscila entre los 895 euros y los 1.700 euros, en función de la duración; el primer precio corresponde a 8 días y el segundo, a dos semanas.

En el caso de Costa Fascinosa, otro de los que están fondeados en la bahía chicharrera, transporta cuando está en servicio a 3.800 pasajeros, con 1.110 tripulantes que realizan ruta por Suecia, Finlandia, Rusia, Letonia y Estonia. Disfrutar de esta ciudad flotante cuesta 1.600 días por permanecer en ella diez días.

De los 4.000 tripulantes en total que operan en los cuatro cruceros, solo el diez por ciento se mantiene en los buques para garantizar su mantenimiento. Fuentes de la consignataria Hamilton explicaron que "los buques permanecen fondeados en la bahía tinerfeña como el coche que se aparca en un garaje pendiente de salir de ruta", si bien elogian las características naturales de Tenerife, por su meteorología y orografía del macizo de Anaga, que sirven de protección y refugio a las naves de pasajeros para estar al abrigo en esta zona del Atlántico, con unas características únicas, por ejemplo, frente al caso del puerto de Las Palmas, que está en mar abierto y al albur del oleaje.

Permanecer fondeado a la espera de que llegue la nueva normalidad y que se traduzca en la decisión del Gobierno, que permita retomar la actividad crucerística, no sólo tiene las ventajas naturales de la península de Anaga, sino económicas. Cada nave paga en la línea de atraque en función de tonelaje y ocupación, por lo que se aporta una media del coste que supone a un crucero permanecer fondeado en la bahía, que puede ascender a 981,88 euros al día por barco, frente al desembolso que tendría que realizar cada buque por estar atracado en la línea de puerto, 3.220,51 euros también por nave y día. De otra forma, estar fondeado frente a Las Teresitas es tres veces más económico que ocupar atraque, al margen de que no podrían estar durante tanto tiempo.

¿El lado positivo? La Covid-19 ha obligado a estas cuatro naves a estar fondeadas en la bahía chicharrera, lo que para la Autoridad Portuaria supone en seis meses unos ingresos totales de 706.953 euros. Y eso, fondeados. La ventaja añadida del macizo de Anaga.