La obra de rehabilitación de la casa de Diablos Locos acabará el 28 de septiembre. Así lo afirman de forma categórica tanto el arquitector-director de los trabajos, Alejandro Beautell, como los responsables de la contrata Construcciones Olano y hasta el concejal de Infraestructura de Santa Cruz de Tenerife, Dámaso Arteaga. A la visita a los trabajos se incorpora Víctor Asensio, el director musical de la murga trónica del Carnaval, para conocer la evolución de la intervención que durante este tiempo también ha seguido de primera mano el presidente y codirector artístico, Maxi Carvajal.

En llamada telefónica, cuando se le pregunta al máximo responsable del grupo y heredero de la murga, asegura de forma categórica: "Ya me puedo morir tranquilo", una frase hecha para un murguero de toda la vida pese a su jovialidad y corta edad, pero que muestra el deseo de que la rehabilitación sea una realidad.

Y así lo reconoce también Dámaso Arteaga, concejal en los últimos mandatos de Servicios Públicos y ahora de Infraestructuras, pero responsable de Carnaval a mitad de la década de los años noventa, por lo que desde entonces ha sido testigo de cuando la casa de los Diablos bailaba el pasacalle, o cualquier tema que interpretaran los trónicos.

Hoy el local de ensayo de la calle Candelaria es un búnker. Transmite seguridad. Toda la carpintería que estaba afectada se ha sustituido, se ha recuperado una parte de la tea y se ha intervenido en los suelos de las tres alturas. A la obra actual le queda un mes y medio aún de trabajo, pero ya permite descubrir el flamante estado, a falta del acabado, como la instalación de alumbrado led.

Basta con mirar la piedra exterior para descubrir la calidad con la que ha intervenido la contrata Construcciones Olano, pues han borrado "las cincuenta manos de pintura" que se le ha dado, como dirían los murgueros, a una construcción que tiene más de un siglo y medio; en las últimas cuatro décadas sus moradores han sido los murgueros trónicos del Carnaval.

La obra respeta la configuración de la fachada, pero el visitante, nada más adentrarse, se alonga a un local del siglo XXI. Los antiguos escalones desde los que se accedía a la derecha a la pequeña oficina y luego a un baño, y desde ese pasillo se dirigía a la derecha a la cocina y a la izquierda al local se abren a un espacio diáfano propio de una sala de exposiciones para realzar el trabajo artesanal de lo que supone sacar una murga. Ahora, desde la calle se accede directamente en una pequeña rampa al local de ensayo, cuya cubierta de carpintería ha sido totalmente repuesta. En la planta de acceso, desde la calle Candelaria, se encuentra la sala de ensayo, totalmente diáfana, que limita a la derecha con una barra. Desde esa zona próxima a la cocina se accede a la oficina trónica, donde la constructora, bajo la tutela del arquitecto, Alejandro Beautell, ha dejado su impronta, pues se rescata parte del revestimiento original que tenía el suelo de la casa en esa estancia.

Al ver la barra de la cantina, que limita la zona para los ensayos, es imposible no acordarse de Bolodia y doña Candelaria, y cómo no... ¡sus arepas!, nada que ver con el pequeño espacio donde cocinaban estas exquisiteces que han colocado a Diablos Locos en la agenda gastronómica del Carnaval, para orgullo de los herederos del espíritu de Tom Carby.

En el salón de ensayo, dejando las ventanas a la calle a la izquierda, se descubre el frente del local, según la ubicación que han adoptado. Eso sí, los componentes percibirán que no tiene tanto largo como antes de la obra, ya que la pared se ha recortado -pasó de doce a nueve metros de fondo la casa- para habilitar detrás un patio que actúa como distribuidor para acceder a un amplio baño y a unas escaleras de acceso a la parte alta de la casa.

A falta de algún detalle, destaca la amplitud y la claridad del local, gracias precisamente a ese patio trasero, a falta de que se resuelva una pequeña cubierta a modo de claraboya para garantizar que los componentes no se mojen, aunque solo llueva 18 días al año, tomando de referencia los datos aportados por el arquitecto, que ya busca respuesta a este retoque.

Desde ese patio se puede acceder a la parte baja del la casa, que antes servía de almacén, a pesar de la humedad, y que los operarios han trabajado para rebajar el suelo, lo que le ha permitido dar más altura a esta zona en favor del confort, generando una estancia cómoda y elegante, ahora sin humedades y con un remozado ventanillo que facilita la ventilación.

Por la misma escalera del patio interior se podrá acceder a la cubierta de la casa. En su lugar estaba el cuarto de trabajo de la murga, una solución que ahora se buscará para que los Diablos Locos al menos puedan tener sus mesas y su material para elaborar las botas y los zapatos. Desde esta azotea, totalmente diáfana, se disfruta de una vista única de la torre de La Concepción, en la que muchas veces se recreó el fundador y célebre director de la murga, Tom Carby, y ahora, décadas después, se renueva para el disfrute de la tercera generación trónica.

Con orgullo, Dámaso Arteaga plantea: "queremos que sea un local para toda la vida".

En la tramitación, según reza en el cartel de la obra expuesto en el exterior de la casa de la calle Candelaria, se precisa que los trabajos suponen una inversión de 292.955,44 euros, trabajos que se iniciaron el 11 de octubre del año pasado y que tenían un plazo de ejecución de diez meses. Precisamente en la Junta de Gobierno del lunes pasado se procedió a ampliar el plazo, un mes y medio, con la previsión de que esté lista el 28 de septiembre, cuando se procederá a la entrega de las llaves de un local con equipamiento incluido y listo para ensayar.

El representante de Diablos, el concejal de Infraestructura, el arquitecto y la contrata se felicitaban ayer con la complicidad con la que se ha ejecutado la rehabilitación del inmueble; hasta la arquitecta de la Concejalía reconocía que la intervención le ha sacado rendimiento a la inversión, mientras el propietario de la contrata asentía con la satisfacción de un acabado de lujo aunque sea a costa de menos beneficio... "Llevamos 40 años en esto y tenemos la satisfacción del trabajo bien hecho", dijo el propietario de construcciones Olano, que presume de haber cuidado detalles, tanto en la carpintería de tea como en el suelo de la oficina.