A la vera del barranco de Santos, entrando por una vía asfaltada cuando se supera el puente de Javier de Loño con dirección al barrio de La Salud, se descubre la ermita de la Virgen de Candelaria, imagen que se venera en este enclave desde el año 1931, cuando obró la milagrosa salvación del recordado Virgen de CandelariaAntonio Hernández Con ocho años de edad, este niño cayó desde 28 metros de altura, donde estaba la vivienda familiar, lo que le provocó graves heridas, hasta el punto de estar entre la vida y la muerte. Es la historia de la "otra" Virgen de Candelaria, a sabiendas de que solo es una la Virgen a la que se rinde culto bajo diferentes advocaciones y en diferentes lugares, según el culto de la Iglesia Católica.

Antonio Hernández, fallecido hace más de una década, prometió a la Virgen de Candelaria que si se recuperaba de aquella aparatosa caída colocaría una fotografía en honor de La Morenita en agradecimiento a los favores recibidos. Dicho y hecho. Con el niño recuperado, se colocó una imagen a la entrada de la subida a la que entonces era la vivienda de la familia de Antonio Hernández, que con el paso de los años se constituyó en ermita. En 1940, la ermita fue bendecía en privado y se ofició una eucaristía que presidió el dominico de Candelaria Ramón Fernández. Ese mismo año coincidió la creación de la parroquia de la Cruz del Señor, bajo cuya tutela se desarrollaron los cultos en la cueva de la Virgen de Candelaria del barranco Santos con la autorización de los obispos de la época; primero Fray Albino, y luego Domingo Pérez Cáceres y Luis Franco Cascón. Precisamente este último prelado nivariense realizó una visita episcopal el 28 de mayo de 1964. Cinco años después, en las Fiestas de Agosto, fue consagrada ya de forma oficial la ermita de La Candelaria por el primer párroco de La Salud, Domingo Morales, por mandato del obispo de Tenerife, Luis Franco.

Con el devenir de los años, la ermita de La Candelaria, en el barrio de Salud, se consolidó como un lugar de culto, en especial cada mes de agosto, cuando se celebra la festividad en Candelaria. De hecho, en este enclave del barranco de Santos todavía en la actualidad se mantiene la celebración que tradicionalmente se organiza en el último fin de semana de agosto; desde el viernes al domingo.

Esta ermita, incluso, cuenta con hermandad de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de Candelaria, fue aprobada de forma canónica el 15 de mayo de 1995 y que el año pasado conmemoró sus bodas de plata.

Inicialmente se colocó una imagen a la entrada de las escaleras, que una vez se entregó la ermita a la Diócesis de Tenerife se sustituyó con una imagen. Aunque fue la primera, no es la única que se venera en la ermita de La Candelaria de La Salud, pues también está la talla de Jesús Nazareno, así como San Judas Tadeo, San Nicolás de Bari y el Santo Hermano Pedro, que gozan de devoción popular. También se ofician eucaristías con motivo de la festividad litúrgica de estos santos que están expuestos al culto. Poco a poco, la ermita fue creciendo, y se instalaron unos bancos que, según la tradición popular, fueron donados por la comunidad de las Escuelas Pías, antes de su segunda etapa.

Salvo la celebración que tiene lugar el último fin de semana de agosto, el resto del año no se celebran eucaristías, sino una celebración de la palabra que dirige un diácono que se celebra el primer domingo de cada mes para los vecinos del lugar y cuantos fieles se quieren sumar.

Aunque la devoción popular ha menguado, la ermita se mantiene abierta al público de lunes a domingos de diez de la mañana hasta las seis de la tarde, período en el que permanece vigilada.

Como dato llamativo, dentro de la programación de la Semana Santa, desde la ermita de La Candelaria procesiona Jesús Nazareno, uno de los pocos pasos del arciprestazgo que se llevan a hombros en la zona, según recuerda el párroco de La Salud, el lagunero Daniel González Acosta, de 39 años, que desde hace menos de una década desarrolla su labor pastoral en esta zona y que combina con la capellanía del Hospital Universitario de Canarias, la parroquia de San Gerardo y la Cruz de Ifara, en Los Campitos.

Desde el celo por mantener adecentado esta ermita levantada por devoción popular y con la fama del milagro que obró la Virgen Morena en Antonio Hernández, el párroco de La Salud no muestra su inquietud el estado de las zonas limítrofes de la zona con una poblada vegetación que reclaman una poda inmediata que se resiste hace años, o la cantidad de hojarasca que se acumula en la zona más próxima al barranco, cerca de los servicios, y que suponen un peligro con la proximidad del verano y las altas temperaturas. Mención aparte precisa la malla que está colocada en la ladera en la que se localiza la ermita y que, desde lo alto, preside una enorme bouganvilla que más que custodiar la zona, parece amenazar a los fieles que se puedan congregar en el exterior de la zona cuando se realizan los actos con mayor presencia, coincidiendo con el final de agosto en La Salud, donde está la otra Virgen de Candelaria.