Ha sido la voz de los actos oficiales de la Policía Nacional que se celebran cada 2 de octubre y, sobre todo, ha sido la mano derecha de los últimos cuatro comisarios provinciales de la Policía Nacional en calidad de secretario general, una responsabilidad que le encomendó Gil Rubiales por primera vez hace catorce años. Cuando aceptó el puesto lo hizo de forma provisional a petición propia -por un año- pues le argumentó al comisario provincial Rubiales que tenía formación en operativa pero no en gestión por los destinos ocupados con anterioridad: su primer destino fue en 1979 en Maspalomas, para llegar a la Jefatura Superior de Tenerife en 1988; luego desarrolló su labor en Asuntos Internos de la Policía en 1992, para regresar dos años después a la Comisaría tinerfeña. Desde entonces integró la Policía Judicial, donde asumió la jefatura, para integrar en el grupo de estupefacientes, la jefatura de grupo de Extranjería (1998-99) y la de Policía 2000, en el Módulo Integral de Proximidad, la llamada Policía de Barrio.

Después de un problema cardíaco regresó a la Comisaría Provincial y fue ahí cuando recibió el encargo de Gil Rubiales y realizó un máster de Gestión en la Universidad de Segovia y comenzó su andadura al frente de la Secretaría General, como responsable de diecisiete equipos, que abarcan algunas tan específicas como Información y Comunicación, a otras como Armamento, Personal, Gestión Económica, el CIE... La clave del éxito, contar con un gran equipo, destaca Jesús Muñoz. Dos años después de su designación al frente de la Secretaría General, un cáncer le arrebató la vida al comisario Rubiales en julio de 2008.

Jesús Muñoz se mantuvo en activo hasta el pasado 5 de abril, cuando se jubiló bajo el mando del comisario Ignacio Badenas, que le permitió seguir durante tres semanas del estado de alarma del Covid-19, hasta que protestó un sindicato. Siempre tendrá el orgullo de que, durante la crisis sanitaria, "jamás en Tenerife ha faltado mascarillas para los policías gracias a las donaciones que gestionó".

Los inicios. El secretario general de la Policía Nacional de la provincia tinerfeña comenzó en la antigua policía secreta, como se la conocía popularmente -cuerpo que no iba uniformado-, después de superar una dura oposición, en particular también por las pocas plazas que se ofertaban.

Cuando en 1979 pasa a formar parte del Cuerpo, como inspector, había 7.000 agentes en toda Española, hasta que en 1986 se unifica como Cuerpo Nacional de Policía y se multiplica por diez el número de efectivos. Como dato, en la actualidad solo la provincia tinerfeña cuenta con 1.500 agentes, que se reparten en las comisarías de Santa Cruz de Tenerife, Puerto de la Cruz y La Palma, y los puestos fronterizos de los aeropuertos Reina Sofía y Los Rodeos, y en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.

A modo de anécdota, Jesús Muñoz recuerda que, como inspector, desde 1979 hasta 1986, su único uniforme era la placa identificativa que llevaba en la solapa del traje. Atrás quedó aquella Policía militarizada, cuyos mandos eran tenientes y comandantes que se habían formado en la academia de Zaragoza, una etapa que él no vivió, porque entró ya en la etapa democrática. "A mi padre sí lo mandaba un militar; era una etapa dura. Llegaba a casa y cuatro horas después lo llamaban para irse a Madrid, Valencia o Málaga". Aun así, "él me metió el gusanillo", y en la actualidad el propio Jesús Muñoz presume de que su hijo mayor también sigue la profesión policial, en la actualidad en Maspalomas, precisamente en el primer destino que tuvo su padre.

"La Policía Nacional ha sufrido un cambio brutal en los últimos cuarenta años. Se ha pasado de la etapa con Franco a adaptarse a la sociedad; antes a los niños se les decía que comieran si no querían que viniera el policía y se los llevara; ahora muchos pequeños quieren ser guardias de mayor", comenta como ejemplo del cambio de mentalidad que refrenda el hecho de que el Cuerpo sea el más valorado por los ciudadanos; "nos lo hemos ganado a pulso", añade.

Evolución. "Antes los policías entraban sabiendo firmar y escribían y leían regular; luego se les exigió el graduado escolar y desde hace tres años se pide el Bachillerato. En la actualidad, el 60% de los agentes tienen estudios superiores", pone en valor, para lamentar la falta de formación de la que adoleció el cuerpo años atrás.

Jesús Muñoz era el pequeño de dos hermanos. Su padre, policía nacional, nunca le pidió que siguiera sus pasos. De hecho, cuanto tuvo 18 años se matriculó en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, y al curso siguiente se pasó a Náutica, en 1973, cuando se embarcó y conoció Tenerife. Todavía hoy recuerda su primer paseo por las Ramblas de Santa Cruz, y soñó establecerse en la capital. Luego se incorporó como policía nacional y fue destinado a Maspalomas; "aquello era un destino más de castigo, a diferencia de Tenerife". Muñoz echa en falta unas modernas instalaciones para la Policía como las de Gran Canaria; y recuerda que la sede de Tres de Mayo es un antiguo cuartel militar de 1930. Para él, lo ideal es unificar las unidades en una única sede de vanguardia.

"Nosotros somos una empresa que vendemos seguridad al ciudadano", destaca este policía nacional, abuelo de cuatro nietos, a los que contará la complejidad de sus servicios cuando fue destinado a Asuntos Internos a perseguir a policías corruptos... De su padre recibió el consejo de que "en la Policía, lo más importante es aplicar la sensatez", recomendación que reitera a nuevas promociones.

Nacido en Madrid, agradece las numerosas distinciones recibidas desde la Guardia Civil, el Ejército, el Ayuntamiento de Santa Cruz... que se suman a sus dos cruces blancas y una roja al mérito policial por décadas de entrega a cuidar de la sociedad tinerfeña, su tierra de adopción.