"No ha existido voluntad de negociar una nueva renta con el Café Atlántico por parte del Real Casino de Tenerife". Así de contundente se muestra la familia Coll en un comunicado para salir al paso a la información publicada por EL DÍA que da cuenta que el Real Casino Principal de Tenerife recupera la sede de este establecimiento que abrió sus puertas en 1948 en los bajos de la referida sociedad chicharrera.
El Tribunal Supremo comunicó su resolución que revoca el contrato de arrendamiento del alquiler del local de más de 370 metros cuadrados que ocupaba la cafetería y restaurante en beneficio del Real Casino Principal, que le permite resolver el contrato de alquiler para actualizar el precio.
En el escrito remitido por la familia Coll se hace referencia a que "la renta (alquiler del local), que asciende a un total de 1700 euros mensuales -no a los 1200 referidos en esta publicación-, jamás ha sido objeto de negociación por parte de la referida entidad, ya que sus expectativas se encuentran muy por encima de las posibilidades de un negocio local como el nuestro, solo alcanzables por grandes cadenas internacionales".
"No cabe duda de que el Real Casino de Tenerife, buscando obtener el máximo beneficio de su propiedad, está en su legítimo derecho, pero ello no evita que lugares emblemáticos terminen desapareciendo de nuestras calles.
"El largo recorrido hasta el Supremo, con la admisión a trámite de dos recursos -tanto por infracción procesal como por interés casacional-, confirma que existían fundadas dudas respecto a nuestro derecho. Cabe recordar que el Juzgado de primera instancia inadmitió la demanda de desahucio interpuesta por inadecuación del procedimiento, decisión por la que el Real Casino de Tenerife interpuso el primer recurso ante la Audiencia Provincial".
Por último, la tercera generación de la familia Coll que explota durante 72 años el Café Atlántico hace constar su "más sincero agradecimiento a los empleados que nos han acompañado a lo largo de todos estos años por su esfuerzo, entrega y dedicación".
