José Ubaldo Hernández vive estas Fiestas de Mayo con el desconsuelo propio de quien se reconoce como un enamorado de las tradiciones; en su caso, desde el conocimiento que ha cultivado durante 25 años dedicado al estudio y la elaboración de trajes típicos. Antes de continuar se apresura a precisar que él no confecciona, y reconoce este mérito a su mano derecha, Rosy Cabello. Él asume la responsabilidad de tomar medidas a las candidatas a reinas o a cuantas personas acuden a él con la confianza puesta en lograr una vestimenta que siempre tiene que estar en el fondo de armario, explica este apasionado de la cultura tradicional canaria. Además de tomar las medidas, se encarga de buscar las telas y supervisar todo el proceso de confección.

Este año celebra sus bodas de plata dedicado a la defensa de la cultura popular canaria, justo en una edición que está marcada por el decreto de alarma del Estado para evitar el contagio por el Covid-19. Las medidas adoptadas, desde el confinamiento a la suspensión de los actos, se traducen en la consiguiente pérdida económica para la industria que existe en este sector más tradicional de la economía.

Como personal de seguridad, José Ubaldo Hernández es trabajador esencial, lo que no evita su desconsuelo y la pena que le causa la suspensión de los actos que se organizan con motivo de las fiestas fundacionales en Santa Cruz, donde se ha hecho con dieciocho títulos de reina en sus 25 años cultivando la tradición, y otras tantas damas de honor; y eso solo en la capital tinerfeña, un palmarés al que habría que sumar títulos que ha reunido allí en donde ha participado: en la mayoría de los municipios del Norte de Tenerife, así como en Guía de Isora y Granadilla, en el Sur de la Isla, o en las Fiestas de la Naval, en Gran Canaria, o en San Sebastián de La Gomera, El Hierro y La Palma. Entre sus privilegios, haber participado en las ferias de promoción turística World Travel Market o Fitur para vender fuera de la geografía insular los parabienes del folklore canario.

Atiende esta entrevista haciendo un alto de los preparativos de un vídeo que elabora para el Ayuntamiento de El Rosario en el que explica las características de los trajes de campesinos así como los hábitos tradicionales que le han encargado con motivo de la celebración del Día de Canarias, el próximo 30 de mayo -y en el que también tendrán reflejo otras vertientes, como la gastronomía o el costumbrismo-, y horas antes de que se entregue a la confección de su siempre esperada cruz con la que adornará la calle donde vive en Guamasa. Para él, no hay pandemia que pueda con reivindicar el respeto por la tradición.

Los inicios de Ubaldo Hernández en el mundo de la vestimenta típica se remontan a la década de los noventa, cuando presentó la primera candidata a reina con el respaldo de la Agrupación Folklórica Adasat de El Sobradillo. Al año siguiente repitió experiencia, esta vez con otra formación también folklórica, Ecos de un Volcán, y se hizo con el título de la reina de las Fiestas de Mayo de la capital tinerfeña. Desde la sinceridad que le caracteriza admite que hizo alguna incursión en el mundo del Carnaval, cinco o seis años, pero lo dejó porque "no se me da", añade.

El fondo de armario que custodia José Ubaldo Hernández en su casa de Guamasa reúne una colección de más de 120 trajes, que incluye tesoros propios de coleccionistas como una chistera de 1800, una chaqueta o un sobretodo, también del siglo XIX, a lo que suma joyas, algunas heredadas de su familia, "como una medalla que lleva una inscripción en latín que llevamos a profesores de la Universidad de La Laguna y que no acertaron a descifrar", comenta como para dar más valor histórico a este abalorio de su colección.

La crisis sanitaria coincide en un momento en el que la industria de la vestimenta tradicional estaba viviendo un resurgir, en buena parte gracias a que "ahora la moda es casarse vestidos de magos. Y de la misma forma que van con ropa típica los novios, es obligatorio que acudan así los invitados".

"Cada vez hay más preocupación por ir bien vestido a los actos típicos", sentencia, en buena parte gracias a las campañas de concienciación que puso en marcha en los últimos años el Cabildo de Tenerife en las áreas que eran responsabilidad de Efraín Medina, que se preocupó por la puesta en marcha de un consejo sectorial que ha alimentado el celo por cuidar los detalles, reconoce con satisfacción Ubaldo Hernández. Eso sí, admite que "todavía hay que dar toques de atención para que se cuiden las costumbres y haya prendas buenas y bien hechas".

"De la misma forma que vascos, sevillanos, madrileños... se preocupan por cuidar su vestimenta tradicional, también nosotros deberíamos explotar la imagen de nuestra tierra, máxime dada la riqueza que tenemos, en particular en Tenerife". Hace esta afirmación ajeno a pleitos insulares, sino conforme al rigor de la tradición, precisa, para quitar el rigor económico que alguien pueda parecer y, a priori, le haga desistir de la intención de hacerse con un traje típico. "El coste de una ropa de campesino, ya sea de mujer o hombre, oscila entre 450 y 550 euros, incluyendo zapatos y sombrero".

Luego están las indumentarias tradicionales más caras, como los trajes palmeros, que se elevan a los mil euros y que se podría incrementar hasta el poder adquisitivo del interesado ya que "estamos hablando de bordados de la época de Richelieu, de Francia de finales del siglo XVII".

Aunque reconoce la labor y el valor del trabajo que realiza Juan de la Cruz en el Museo Antropológico de Tenerife, que tiene su sede en La Laguna, Ubaldo Hernández es partidario de muestras de trajes típicos que acerquen a la población el valor y la cultura de la vestimenta, una faceta a la que admite que se ha entregado con gran aceptación en los últimos años. Junto a las muestras, hasta conferencias que ahonden en los detalles de la época. "En los colegios de Canarias la tradición debería ser una asignatura que formara a los niños y niñas, que abarque desde la vestimenta a la artesanía, el calzado, la cestería y los sombreros...". Puestos a aportar ideas para la defensa de la cultura canaria, Ubaldo Hernández plantea que los actos patronales que se han suspendido estos días por la incidencia del virus se recuperen en otra época del año. Ser canario es un sentimiento y un orgullo los 365 días del año, así como una industria para muchas familias.