Solo el decreto de alarma por la incidencia del Covid-19 ha frenado el ímpetu de Aryday Martínez para sacar adelante las terceras fiestas patronales de La Gallega, acto que recuperó en 2018, cuando tenía solo 17 años. Recuerda los diferentes contratiempos que ha tenido que sortear quizás porque muchos lo vieron como "un niño que tenía que estar con sus amigos comiendo pipas en la plaza en vez de estar metiéndose en frangollos", según recordaba en la tarde de ayer Aryday en referencia a los anteriores responsables políticos del Suroeste.

Este joven solo sabía del esplendor de las fiestas de su barrio por el recuerdo de los mayores de La Gallega y él, de niño, cuando se instalaron unas actividades infantiles.

Aryday reconoce que él es más de verbena que de discoteca. De ahí que un día, con 17 años, se plantó en las oficinas del Distrito de Suroeste para, a bocajarro, transmitirle su deseo de recuperar las fiestas patronales de La Gallega que se había suspendido quince ediciones antes a consecuencia de una pelea. Al principio, Aryday asegura que solo encontró facilidades. "Me dijeron que me haría falta tener un CIF y ellos mismos se ofrecieron a buscar a alguna asociación de vecinos que ya no estaba en funcionamiento para que pudiera salir adelante este trámite". En el distrito, Juani Cañizares y Javier Rivero citaron al presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos del Suroeste (Fedesur). En la conversación, alguien del distrito le deslizó la posibilidad de que el promotor de las recuperadas fiestas de La Gallega se sumara a las Juventudes Nacionalistas, pero su deseo no era entrar en política sino sacar adelante los actos patronales de su barrio.

Tal vez la negativa hizo que las facilidades iniciales se tornaran en impedimentos casi a la par que había rechazado entrar en la militancia política. En 24 horas, los mismos que le dieron facilidades le reprocharon que Aryday hubiera ido por los negocios a pedir ayuda para obtener fondos y ya no era fácil conseguir una asociación que le prestara su CIF, una posibilidad que el propio joven había descartado cuando el titular de Fedesur le dijo que él tendría que controlar el dinero que se moviera en la fiesta.

En paralelo, el joven había solicitado el asesoramiento de una amiga que participaba en los preparativos de los actos de Añaza, y le facilitó el teléfono de los dirigentes de El Humilladero-El Chorrillo para recuperar las fiestas patronales.

Como desde el distrito solo le había comunicado la negativa por teléfono, Aryday solicitó una reunión para que le dijeran en persona todos los obstáculos que le habían trasladado ya. Sus interlocutores quedaron emplazados a ese encuentro en el que, siempre según el joven, recibió un trato humillante.

"Me dijeron que era un chiquillo, que no sabía hacer nada, me reprocharon que hubiera ido a pedir a los negocios para sacar adelante la fiesta y me volvieron a reiterar que yo me tenía que dedicar a estar en la plaza con los amigos y no meterme en otros proyectos". Cuando acabaron los reproches, dice Aryday, él tomó la palabra y le dijo "que si ellos no lo veían capacitado para sacar las fiestas de La Gallera adelante, tampoco ellos estaban capacitados para apoyarlo porque no confiaban en él", para luego dirigirse a los responsables políticos del distrito, a los que les mostró un escrito en el que las dos asociaciones le daban su CIF para sacar adelante su proyecto.

En las primeras fiestas de La Gallega de la era Aryday, solo tres o cuatro negocios aportaron unos 20 euros cada uno... por lo que decidió empeñar los 3.000 euros de su beca para el ciclo de Jardinería y Floristería para hacer posible una gala infantil, otra juvenil y un día con actividades para niños. El pasado año se amplió la oferta, con gala baby, y para más de 30 años y de 40 años. Entonces acabó vendiendo dulces y hasta higos picos del barranco, con los que reunió 400 euros para costear las fiestas y a pesar de que le mandaran un collar de luces de 600 bombillas, de las que solo funcionaban cuatro, un escenario con tornillos que tuvo que rematar Aryday o que la policía casi no llega para la celebración del día de actos infantiles, con coches clásicos... Pero hizo posible el milagro de que el barrio de La Gallega recuperara las fiestas, que se deberían celebrar estos días y quedan aplazadas hasta nueva fecha, tal vez en unos meses.