Después de más de un medio y medio sin ver a su madre, Florentina Pilar Hernández Pérez, porque estaba aislada en un centro donde luego se contagió de Covid-19, Dulce González lanzó la tarde del pasado lunes un mensaje difundido por su Whatsapp en el que gritaba que había salido vencedora de la lucha con el virus después de más de tres meses, primero en el Hospital Universitario de Nuestra Señora de la Candelaria y luego en San Juan de Dios por diferentes dolencias.

La tarde del día 10 de diciembre, Dulce, como cada día, fue a ver a su madre. Merendó y antes de marcharse fue al supermercado a hacerle una pequeña compra. A su regreso, se encontró a la señora temblando y sin conocimiento en el suelo de su vivienda, en un edificio cercano a la antigua sede del edificio de Telefónica, en la avenida Benito Pérez Armas. Sobre la marcha llamó una ambulancia y fue trasladada hasta La Candelaria, desde donde se le derivó dos o tres días después a la Clínica San Juan de Dios.

Para esa fecha ya se había recuperado un poco de los pulmones encharcados pero era necesario vigilar la cardiopatía, mientras una demencia senil hacía estragos. Recuerda Dulce, una de los hijos de doña Pilar, natural de La Montaña, de Los Realejos: "Algunas conversaciones eran desesperantes porque solo hablaba y te nombra a todos los familiares ya fallecidos". Dado el deteriorado estado cognitivo, emprendieron la búsqueda de un buen centro de mayores donde pudiera recibir el tratamiento que precisa, mientras estaban enfrascados en los trámites para poder optar a una ayuda de Dependencia que complete la pensión que percibe y afrontar así la mensualidad de la residencia de mayores.

Mientras estaban inmersos en esos trámites y esperaban por la mejoría de doña Pilar, llega la alarma por la incidencia del Covid-19 y la Clínica San Juan de Dios decide aislar a todos los pacientes e impedir las visitas: el 7 de marzo había sido el último que Dulce estuvo con su madre, ya que su hija acudió a la clínica el 8 y 9 de marzo. Dulce cuenta que el 20 de marzo fueron trasladados hasta el Hospital de San Juan de Dios unos mayores de una residencia de Fasnia porque se había registrado algún caso también vinculado con la pandemia, lo que puso en sobreaviso a los familiares de los pacientes que estaban en la planta mientras se habilitaban las camas.

El día 29 de marzo, continúa Dulce, le comunicaron que su madre estaba contagiada de coronavirus. "Cuando le dijeron que los habían trasladado a la misma planta que estaba mi madre casi me los como y los amenacé con denunciarlos... Hasta que apareció el doctor José Joel Ruiz Lacambra, "una persona maravillosa, un doctor de esos que te transmiten seguridad, tranquilidad... Se culpó de no haber tenido tiempo para haber llamado a los familiares de todos los pacientes a la vez, me facilitó su teléfono y me llama diariamente para interesarse por su estado de salud y evolución. El doctor bueno, cercano, humano".

El gran temor de Dulce era que "mi madre se fuera a morir y no la fuera a volver más". Y rompe a llorar. "Pero ella es una campeona de 90 años de edad".

"Hace quince días le hicieron un test pero seguía con anticuerpos de Covid-19, y eso que desde el séptimo día de estar contagiada del virus ya no tenía ni flemas ni fiebre". Finalmente, la tarde del pasado martes llegó la ansiada noticia: "¡Ya no tiene Covid!"

Emocionada, recuerda la dedicación plena de su madre a la familia, salvo cuando impartió unas clases de cocina casera en la antigua Sección Femenina. Miembro de una familia trabajadora, recuerda Dulce, hija de un perito mercantil que trabajó en la Administración del Personal de los empaquetados de los Betancor, de Las Palmas, en Los Cristianos. Con anterioridad estuvo en la Casa Sindical de Arona, como entrenador de Fútbol Regional de Tenerife, con el Marino, de Los Cristianos, o El Toscal, en el corazón de Santa Cruz, o el Valle Guerra. Un maestro de Educación Física que fue monitor del primer curso de entrenadores impartido en el Sur.

Dulce González recibe la noticia de que su madre venció la lucha con el virus en el séptimo día de hospitalización, en su caso el Hospital Universitario de Nuestra Señora de La Candelaria, y a consecuencia del desplazamiento de dos discos que le han provocado una hernia discal. Hace una semana, estando en su casa, se desmayó a consecuencia del dolor y perdió la movilidad en la pierna derecha, por lo que fue trasladada al referido centro sanitario esta vecina de Tomé Cano. A la incertidumbre de la evolución de la salud de su madre, que peleaba por salir del virus, se sumó esta hernia discal con el acumulado de más de un mes y medio sin verse...

Después de un día en Urgencias, Dulce fue trasladada a una sala donde se sentía "tratada como un bebé" entre mayores y personas con otras dolencias, "con un personal sanitario maravilloso que se desvive por los pacientes. No les daría un diez, sino un cien", comenta con su particular humor.

Ahora tiene por delante la intervención quirúrgica programada para mañana y, cuando salga con el alta Dulce, a buscar el mejor centro de mayores para su madre, una gladiadora de la vida.