Le ha llegado el momento de colgar el uniforme y no puede evitar emocionarse al pensarlo. Y es que, según sus propias palabras, esta profesión se lo ha dado todo. "Me voy con pena porque estoy enamorado de este trabajo", asegura el agente Juan Manuel Socorro, conocido como Joe. Para despedirse, tras 37 años de servicio en la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife, pasando los 12 últimos en la Unidad Administrativa por una complicación quirúrgica que sufrió, Joe ha decidido salir a la calle. Quiere contribuir con su labor policial, durante sus últimos días antes de jubilarse, a la lucha contra la expansión del coronavirus Covid-19.

El agente 139 de la Policía Local capitalina, que durante 25 años fue motorista y recorrió cada una de las calles de la ciudad, desea decir adiós a su profesión y a sus compañeros "con las botas puestas". Y así lo está haciendo. Precisamente, ayer, este polifacético policía, pues también es el presidente desde hace algunos años de la carnavalera rondalla Unión Artística El Cabo, se sumó a las labores policiales de control en el acceso a Santa Cruz por la Piscina Municipal y avenida Tres de Mayo.

Juan Manuel Socorro cumplirá 59 años en junio y ha decidido acogerse a la fórmula de jubilación anticipada establecida para los policías locales, con determinados requisitos, por un real decreto gubernamental publicado en el año 2018. Este chicharrero "por los cuatro costados", según él mismo lo asegura, nació y se crió en el barrio de Los Llanos hasta que a los 13 años su familia se mudó a la zona de Chimisay. "Tengo grandes recuerdos de lo que fue aquella zona y sus gentes, allí se vivía el auténtico sabor del Santa Cruz de antes", apunta.

Pasó por las aulas del colegio Doña Belica; luego por el centro de Nuestra Señora del Rosario en Chamberí; por el instituto Tomás Morales y luego, "me tuve que poner a buscar trabajo". "Mi primer empleo fue en Coansa, lo que era la casa de coches Seat, pero no le vi futuro y como acababa de casarme, me puse a buscar otra cosa", explica Socorro. En 1982 se presentó a las oposiciones para la Policía Local de La Laguna, aunque se quedó sin plaza. Al año siguiente lo intentó en Santa Cruz. "Me acuerdo que el primer examen fue un día de Carnaval y alguna compañera llegó a la prueba todavía con restos de maquillaje, ya que era comparsera", detalló.

Finalmente, logró su plaza en Santa Cruz de Tenerife y el 3 de junio de 1983 juró su cargo como policía local. "Siempre he tenido presente lo que nos dijo en ese acto el alcalde de entonces, Manuel Hermoso. Se me quedó grabado. Nos dijo que los policías teníamos que ser el espejo de la ciudad".

Encuadrado en la que entonces se denominaba como Unidad B de la Policía Local de Santa Cruz, comenzó a prestar servicio como motorista. "Disfruté mucho de esos 25 años subido en la moto y trabajando en aquel Santa cruz en el que, por ejemplo, se podía circular por la plaza de La Candelaria y nos tocaba controlar la habitual doble fila".

Cuando se le pregunta por su mentor en la Policía Local, no duda. "Fue Alfonso Martín, también motorista. M enseñó muchísimo a ser agente", manifiesta Joe. Ya después, añade, "pero como compañero, casi como pareja profesional, está Eduardo Oliva". Una de las sensaciones inolvidables para Socorro era "cuando nos tocaba regular el tráfico en lo que era la avenida Tres de Mayo, con cuatro carriles de circulación, metidos entre los turismos y todos los vehículos pesados que te pasaban rozando". "Esos días terminábamos con el uniforme negro de los residuos de la combustión de los coches", relata.

Socorro aprovecha para señalar que un policía local "debe conocer su entorno de trabajo y ser conocido por los ciudadanos, aunque pudiera parecer un arma de doble filo, pues eso da proximidad, confianza y seguridad a las personas".

Socorro también ejerció, durante varios años, "aunque ya empecé de viejo", como representante de la Asociación Sindical Independiente de Policías Locales (Asipal) de Canarias. "Nos tocó bregar junto a compañeros como Juan Pedro o Tomé, que ya iban dando un cierto relevo, en la época de los recortes salariales y derechos a los funcionarios, fue una época muy dura", recuerda. Al mismo tiempo, tiene muy claro que "los policías locales no estamos mal pagados, se puede vivir bien con nuestro salario y no debemos olvidar, más ahora, que tenemos una seguridad de cobrar mes, cuando hay muchas personas que no saben cómo van a salir adelante", explica.

Respecto a su última época de trabajo policial en labores administrativas, apunta que "hay gente que no sabe del volumen de trabajo que se hace en la oficina; al fin y al cabo, los que allí estamos rematamos la tarea de los compañeros que están en las calles, algo también fundamental".

Joe Socorro asegura que es "un hombre afortunado, pues tengo salud, dos hijos, tres nietos y planes para gestionar todo el tiempo del que dispondré a partir de ahora, aunque echaré de menos vestir este uniforme". Entre sus planes inmediatos, "cuando pase todo esto", dice refiriéndose a la crisis sanitaria del coronavirus Covid 19, quiero hacer el camino de Santiago; de momento lo he retrasado a septiembre".

Con respecto a su relación con el Carnaval, pues preside desde hace algunos años la rondalla El Cabo, Juan Manuel Socorro cuenta que siente esta fiesta desde que tiene uso de razón. "Qué le vamos a hacer si mi padre ya me llevaba como mascota de la rondalla en 1967", justifica mientras sonríe. Reconoce que son muchas las anécdotas de esta doble vertiente como policía y carnavalero, "pero todas son positivas", añade. Además de policía y carnavalero, Joe también atesora numerosas historias de su periplo futbolero, en este caso como portero del Regla Club de Fútbol.

El próximo 29 de abril será su último día como agente de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife. Joe Socorro prefiere no pensar en ello. Y cuando el miércoles termine su jornada, en la oficina donde trabaja se dejarán de oír esos boleros que, con voz tenue, solían acompañar al tecleo diario de su ordenador.