Los grupos del Carnaval chicharrero se han visto obligados a ajustar sus presupuestos antes de enfrentar una nueva edición. Las fuentes consultadas aseguran que las comparsas, murgas y agrupaciones musicales fueron los colectivos más afectados con la suspensión de los carnavales de Candelaria y Los Cristianos, entre otros, que ni siquiera llegaron a comenzar. Las murgas laureadas calculan que han podido perder hasta 2.500 euros. Las agrupaciones y murgas infantiles, habituales en las cabalgatas y cosos, también se ven privadas de estos ingresos -que pueden oscilar entre 200 y 400 euros-, si bien la situación económica se complica cuando afecta a una murga infantil y a su grupo adulto de referencia en la misma sociedad.

También los diseñadores que habían comprometido su participación en las galas de elección de la reina en diferentes lugares de la geografía insular y que se suspendieron por la incidencia del Covid-19 se enfrentan ahora a un futuro incierto, ya que elaboraron sus fantasías y los actos no se llegaron a desarrollar, un contratiempo económico para sus talleres que cuantifican en unos 5.000 euros.

Peor para las comparsas

Las grandes perjudicadas por la suspensión de bodas y espectáculos y el cierre de los hoteles son las comparsas, porque más allá de los 2.500 euros que tenían previsto percibir las murgas y agrupaciones en la temporada alta con los carnavales de los pueblos, los colectivos de cuerpo de baile y parranda actúan durante todo el año desde que acaba el Carnaval hasta que se acerca el siguiente. A modo de ejemplo, solo un dato, hay comparsas que cobran 1.000 euros por ir a bodas o congresos los fines de semana, y dado el auge de actuaciones en enlaces matrimoniales, actúan viernes y sábado, y desdoblan su grupo para completar la diferencia de 15.000 euros que aporta Fiestas a cada una hasta los 50.000 que gastan algunas comparsas. Ahora se enfrentan a un plan de choque.