Nacido en la capital tinerfeña en 1959, Paco Cortés comenzó con tres años junto a la Cruz Guía de la procesión de la Esperanza Macarena animado por su padre, sevillano de cuna. Pasaron los años y heredó de su padre la condición de capataz del paso de la procesión que en los más de cincuenta años que ya lleva en la capital, salió de Santo Domingo de Guzmán, luego de Los Gladiolos hasta llegar a la parroquia matriz de Nuestra Señora de La Concepción, en la capital chicharrera, donde se le venera hace ya casi tres décadas.

Confinado en su casa desde que se decretó la alarma, Paco Cortés, avezado artesano murguero (es fundador de la infantil Rebeldes) y un manitas de cualquier manualidad, voló con su imaginación cuando vio la caja de pizza que esperaba sobre la nevera a que la llevaran a la basura a reciclar. De eso hace ya 20 días. Para él, aquel cartón era un trono para su Virgen de la Esperanza Macarena.

Y con ella hizo la base. A partir de ahí, ingenio y buenas artes manuales. Hoy, sorprendido con el resultado y la aceptación entre los costaleros a los que se lo ha enseñado, asegura que muchos hasta se lo quieren comprar.

Han sido muchas horas de trabajo minucioso y más imaginación, como cuando creó las flores que elaboró con una cañita de refresco, por la que metía un pedazo de tela blanca en el que convirtió una manga de una camiseta de la murga que, después de cortarla, la sacaba por la pajita con un alfiler, luego una gotita de pegamento y... Un clavel para la Esperanza Macarena. Cogió el truco y de cada atacada fue sacando once flores. El mismo truco para el arreglo de Nuestro Padre Jesús Cautivo, si bien el encargo a la floristería se hizo después, porque primero armó el trono de la Macarena.

Incluso simuló el pollero para el manto de la Virgen de Cortés. Este año Paco había preparado unos costales nuevos y mantenía en su casa un pedazo de ese terciopelo que transformó en manto para su Macarena, a la que colocó fósforos en forma de velas, después de pintarles la cabeza. Y cuidó hasta el mínimo detalle: le habían regalado una caja de ocho bolígrafos que, "como no están abiertos los chinos" -se lamenta-, desarmó. Las puntas se convirtieron en las jarras del trono. No falta detalle, y hasta desarmó un rosario para rescatar una imagen de la Virgen de Candelaria y añadirla; estaba en bronce y, por obra y arte de Cortés, quedó plata, como Dios manda. "En el balcón de mi casa -vive en la zona de Multicines Greco-, habilité un banco de trabajo... Cada vez que utilizaba un flix plata para pintar, temía lo que pensaran los vecinos", comenta..

Perfeccionista como pocos, y conocedor del trono de la Virgen palmo a palmo -después de más de treinta años como capataz- no quiso pasar por alto los detalles de los costaleros que esta noche debían salir con La Macarena. Los palillos de madera para pinchitos los transformó en varales que simulan las parihuelas, y una muestra de tela de El Kilo que tenía en una gaveta... en los respiradores, y hasta hizo la rejilla de cada hueco por la que ven los costaleros que simuló con cinta de regalo... Claro que este material es de papel y el verdadero, de plata... Pero el trabajo realizado por Paco Cortés no tiene precio. Por detalles tiene hasta un extintor. Acabó el trono de la Macarena, con Virgen incluida, y a alguien se le ocurrió preguntarle si no iba a sacar hoy, Jueves Santo, a Jesús Cautivo, que siempre la acompaña... Y se puso manos a la obra, y hasta fue perfeccionando los detalles desmantelando las existencias de su pareja, María José Rivero, hoy, junto a Paco, los únicos costaleros de La Macarena y Jesús Cautivo... en su casa.