Estudió fotografía pero tiene buena mano para la pintura, llegó hace dos semanas a la Isla y la próxima se marcha a Berlín y no era la primera vez que tomaba una acera de la capital tinerfeña para realizar una obra: "La pasada semana hice otra en el mismo sitio", confiesa el italiano Freddy Chalk sobre antes de rebajar tensión a las reacciones que se desencadenaron a raíz de un tuit de la Policía Local de Santa Cruz ("Este tipo de arte parecerá muy bonito pero no es el sitio... A pesar de estar supuestamente firmado se tratará de localizar al autor"). Ayer, por ejemplo, mantuvo un breve encuentro con la alcaldesa capitalina, Patricia Hernández, para intercambiar impresiones sobre sus creaciones. "Me siento un poco abrumado por los comentarios de la gente -las respuestas recibidas a raíz del tuit-, pero yo no le daría mayor importancia... Ni en Tenerife ni en España hay una tradición de este arte efímero callejero y, por lo tanto, entiendo que inicialmente cause sorpresa".

Chalk, que ha desarrollado muchas veces reproducciones de este tipo en Alemania, Francia o Italia", está de paso por la Isla. "Vine a visitar a un amigo, pero la próxima semana me marcho... Volveré para hacer otros trabajo", avanzó tras pactar futuras colaboraciones en la ciudad.

"La gente no suele entender lo que hago, pero se acerca y me pregunta cosas... Su curiosidad es una manera natural de establecer contacto", describe de un proceso que tiene un fase inicial mental. "Pienso la obra y valoro las posibilidades de llevarla a la práctica", abrevia sin ocultar que muchas veces estoy dos días -más de ocho horas diarias- por cada pintura, es decir, que es relativamente sencillo que me vean en la calle".

Casi 25 horas de trabajo

Amante confeso de la pintura de Caravaggio (le gusta el trato que el maestro milanés le daba al cuerpo humano), Chalk invirtió alrededor de 25 horas en Cristo de la columna. "Solo uso tizas pastel; no materiales más difíciles de borrar. El reto es mostrar arte, no causar daños en las calles", incide al remarcar el carácter efímero de su arte. "A veces se van por el efecto de las pisadas de los peatones, de la lluvia o el viento", enumera incluyendo que, en ocasiones como el pasado domingo, es él quien las acaba borrando.

El factor sorpresa es, a juicio de Freddy Chalk, una de las claves a la hora de comprender lo que hace. "El arte tiene que llegar a los lugares más inesperados; sorprender a la gente cuando menos se lo esperan... El simple hecho de que me vean trabajando en una acera en algunos casos provoca que se paren y me pregunten por qué lo hago, si vale la pena invertir tanto tiempo en algo que va a desaparecer o dónde aprendí a pintar... Lo efímero llama la atención", sostiene en un momento de la conversación en el que exalta la unidad que se puede crear entre el artista y la ciudad en la que está trabajando.

"Lo bello no se puede convertir en un borrón sucio", trasladó ayer el italiano a la alcaldesa -en la reunión también participaron Matilde Zambudio, edil responsable del área de Cultura, y Florentino Guzmán Plasencia, concejal de Seguridad Ciudadana-, sobre el malentendido que se originó en la jornada dominical. "La gente ha dado su opinión y eso es bueno, pero no hay que crear más polémica alrededor de una manifestación artística en la vía pública".