El área infantil del parque García Sanabria, uno de los grandes pulmones de la capital, reabre hoy tras seis meses de obras. En la remodelación de este espacio se han invertido algo más de 266.000 euros.

El concejal de Servicios Públicos, José Ángel Martín, y técnicos municipales visitaron este lunes las obras para supervisar su desarrollo final. A lo largo de la mañana de hoy se le dará el visto bueno definitivo.

La última rehabilitación de la instalación infantil se había producido hace más de una década. Y algunos elementos presentaban cierto desgaste, además de que no cumplían con todos los requisitos necesarios desde el punto de vista de la accesibilidad.

Por eso, en los trabajos relacionados con esta materia se ha hecho especial hincapié. En este sentido, el proyecto de remodelación, que ha ejecutado la empresa Olano Construcciones, ha incluido también la reorientación de la zona infantil, de manera que se pueda disfrutar de las vistas de los espacios verdes del resto del parque y se reste presencia a la calle Méndez Núñez y al tráfico.

Asimismo, se han creado más zonas de sombra para que los padres o las personas que acompañen a los niños también disfruten del entorno.

Del mismo modo, se ha mejorado la distribución del espacio, de manera que los ámbitos de juego de distintas edades queden diferenciados; se han introducido mejoras en el césped artificial; en las barandillas; en los módulos infantiles existentes, a los que se han incorporado nuevos; y se ha reforzado la protección de los jardines y del arbolado.

Cabe recordar que mientras se ha estado trabajando en la instalación, los módulos de juego infantil del parque (columpio, casita, tobogán, muelle tractor, trepa, camión de bomberos, panel lúdico y muelle cisne) fueron trasladados a la zona de arena ubicada junto al paseo Domingo Pérez Minik, frente a la charca de las ranas.

Al margen de estos trabajos, el Ayuntamiento había dado por concluidas hace unos días las obras de reparación de los senderos de madera del parque, que se encontraban en muy mal estado de conservación, con piezas rotas y afectadas por la humedad.

El plazo de ejecución, cuya finalización estaba prevista para el verano, tuvo que ser ampliado debido a que los materiales seleccionados por la empresa a la que se le adjudicaron los trabajos en el anterior mandato no eran los adecuados ni contaban con las prescripciones técnicas exigidas.

En concreto, la obra consistió en la retirada de la totalidad de las tarimas existentes en los ámbitos afectados y su sustitución por pavimento pétreo (granito gris y basalto según la zona) en la mayoría de los recorridos, aunque también se reemplazaron algunos paseos de tarima por tablazones de ipé, "una madera más resistente y dura, que fue colocada atendiendo a una adecuada ventilación y un mejor aislamiento del terreno para evitar que se repitieran los problemas del pasado y se pudriera nuevamente".