Encontraron los colchones en la basura. En una bolsa conservan una de las mantas isotérmicas con las que los protegieron cuando llegaron en patera a la Isla. Con una botella de agua se lavan la cara, las manos y los pies. Uno de ellos lleva un suéter del uniforme de conductor de la compañía de guaguas Titsa. Otro se descalza porque le molestan mucho los zapatos. No son suyos, también se los encontró en un contenedor de residuos. El tercero muestra su preocupación de manera constante por no tener dinero para poder llamar a la poca familia que le queda en Mali, en África. "Casi todos han muerto ya", dice.

Son Aruna, Mamaruba y Samba, tres de los diez inmigrantes que duermen desde hace tan solo unas semanas en el Parque Viera y Clavijo, en Santa Cruz de Tenerife. Tienen 26, 25 y 30 años. Los tres proceden de Mali. Tras cumplirse el plazo de 40 días durante el cual pueden permanecer en el Centro de Internamiento para Extranjeros de Hoya Fría, ahora están en la calle, sin tener a dónde ir ni qué hacer, sin techo y "sin esperanzas", según sus propias palabras.

Encontraron un rincón para poder pasar las noches en el emblemático y abandonado parque santacrucero, el cual también da cobijo, desde hace varios años, a otra veintena de personas sin hogar, procedentes de las islas y de diferentes partes del mundo. "Son muy buenos chicos y educados. Se pasan prácticamente todo el día rezando y deambulando por el parque", relatan algunos de los ciudadanos que llevan tiempo ocupando el Viera y Clavijo.

Aruna, Mamaruba y Samba, y el resto de sus compañeros, fueron descubiertos por la activista Ana Mendoza, quien les ha llevado comida y mantas. Dicen que por las noches hace mucho frío. Lo único que conocen en la capital chicharrera es el Parque Viera y Clavijo y el Centro Municipal de Acogida del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, conocido como albergue y ubicado en la calle Azorín. Allí acuden a almorzar y a cenar cada día, pero "ya no hay camas para poder dormir". "Eso nos han dicho. Pero creemos que dos del grupo sí podrán contar pronto con un espacio en dicho lugar", señalan los jóvenes. Al principio, eran unos 20 inmigrantes los que pasaban las noches en el Viera y Claviijo. Una decena fueron trasladados a la isla de Gran Canaria.

Cuando EL DÍA les pregunta por su futuro, se quedan pensando con la mirada perdida. Al rato, responden que no tienen esperanzas, que no saben qué pasará mañana. "Nosotros solo queremos trabajar, en lo que sea, todos los que estamos aquí soñamos con ello. Podemos con cualquier cosa, con todo, menos con regresar a Mali. Nuestra intención es marcharnos a Barcelona, Madrid o Francia, pero no tenemos dinero para hacerlo. Necesitamos trabajar", explica Mamaruba.

Aruna, por su parte, cuenta que huyeron de Mali "porque allí hubiésemos muerto". "Nadie puede imaginarse cómo se vive allí, los problemas que hay. Gran parte de nuestras familias han muerto. Tuvimos que llegar hasta Senegal para poder coger una patera y viajar hasta aquí. Somos muchos los que soñamos con una vida mejor. Algunos pierden la vida intentando huir de África porque les disparan y otros fallecen en el mar. En nuestra patera venían 25 personas, diez murieron en el trayecto. No nos da miedo atravesar el océano. No tenemos otra opción, morir o huir", manifiesta este joven. Aruna, Mamaruba y Samba tuvieron que pagar casi 2.300 euros para poder subirse a una patera.

Samba indica que ninguno de los tres fue nunca al colegio. "Eso costaba dinero y nuestras familias no podían", comenta. Pero aunque no tienen ningún tipo de formación, estos jóvenes inmigrantes insisten en que solo piden una oportunidad, "pues trabajaremos en lo que sea, eso nos da igual". Solo hablan francés. Mamaruba es el único que ya ha aprendido algo de español, pero "muy poco". Se sienten muy solos y perdidos, esperando que ocurra un milagro.

Se sientan en sus colchones, los que encontraron en la basura, para pasar la tarde en el rincón que han ocupado del Parque Cultural Viera y Clavijo. Esperan al resto de sus compañeros, que aún no han llegado. Por la noche volverán a dormir con la única protección de unas mantas. Y al día siguiente, volverán a acudir al Centro Municipal de Acogida para poder comer. Y así pasarán los días, en la calle, sin otra alternativa. De momento, Aruna, Mamaruba y Samba solo intentan sobrevivir, sin techo y sin esperanzas.

Sin alternativa

Mientras tanto, los debates sobre la "problemática" de la inmigración sigue ocupando titulares en los medios de comunicación y provocando enfrentamientos verbales entre los partidos políticos, a los que son totalmente ajenos estos jóvenes. En el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, el único que, de momento, se ha manifestado en relación a la situación concreta de estos diez inmigrantes que duermen en el Parque Viera y Clavijo es el portavoz del PP, Guillermo Díaz Guerra, quien reclama al Gobierno central que "busque una solución para estas personas, pues es el Estado el que pone a estas personas en la calle sin darles una alternativa".