Los agentes que forman la Unidad del Medio Natural (UMEN) de Santa Cruz de Tenerife y la propia área de Medio Ambiente del Ayuntamiento capitalino, que dirige el edil socialista Florentino Guzmán Plasencia, muestran su preocupación ante los casos de envenenamiento a animales que se producen en el Parque Rural de Anaga. A lo largo de 2019, se han detectado tres. El Consistorio ha decidido intensificar las labores de investigación, que desarrolla la UMEN, con el fin de intentar acabar de una vez con esta práctica.

Los agentes de la Unidad del Medio Natural de Santa Cruz de Tenerife aseguran que, "aunque es muy difícil averiguar quién o quiénes son las personas que se dedican en Anaga a colocar cebos con veneno para matar a determinados animales, sobre todo a perros y patos, haremos todo lo posible para conseguirlo". Desde el área de Medio Ambiente se recuerda que los efectivos de la UMEN realizan funciones de policía administrativa especial y judicial genérica en materia medioambiental, por lo que pueden llevar a cabo todas las investigaciones que sean necesarias y presentar ante el Juzgado el resultado de las mismas.

Éstos cuentan que el primero de los casos detectados durante este año se produjo en Chamorga. Los cebos de venenos iban dirigidos sobre todo a perros. El segundo fue descubierto en Igueste de San Andrés. Se pretendía envenenar al mayor número de patos posible. Y el tercero, con veneno también dirigido a perros, tuvo lugar en el barranco de El Cercado, hace apenas dos semanas.

Se encontraron animales muertos a raíz de los cebos colocados en Igueste de San Andrés, en concreto, patos. En los otros dos casos, el veneno fue localizado antes de que este llegase a ser ingerido por animales. Los agentes del UMEN y desde el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento se advierte de que estas prácticas no solo pueden acabar con la vida de los animales a los que los cebos van dirigidos, sino que, además, "pueden producir daños importantes en la fauna silvestre de Anaga y en su ecosistema, porque el suelo puede acabar contaminado". Y también, destacan, "pueden suponer un auténtico peligro para la población".

"Por ejemplo, si un niño entra en contacto con la saliva de un perro que ha ingerido un poco de veneno, aunque éste no sea suficiente para acabar con la vida del animal, sí podría poner en peligro la del pequeño. Estamos hablando de un asunto muy serio", se señala desde el área de Medio Ambiente del Consistorio chicharrero.

Los agentes de la UMEN recuerdan que, hace unos años, murieron 12 perros en menos de 5 minutos por la elevada toxicidad del veneno usado. Los más utilizados son el metomilo y los organofosforados, todos ellos prohibidos por la Unión Europea.