Salvo las flores de pascua y alguna otra flor de temporada, del vivero de Santa Cruz de Tenerife salen todas las plantas, árboles y arbustos que se siembran en el municipio. Bien sea para reponer, bien para plantar por primera vez, en la instalación ubicada en el barrio de La Salud, en uno de los márgenes del cauce del barranco de Santos, existen ahora mismo más de doscientas especies vegetales. Solo de palmeras hay más de cien. De hecho, se suelen compartir semillas con otro de los grandes puntos de verdes de la ciudad: el Palmetum.

No obstante, gran parte de la población de Santa Cruz no solo no conoce estos datos, sino, incluso, la propia existencia de este recurso, que cuenta con más de 50 años de antigüedad.

El vivero municipal dispone de una superficie total de cinco hectáreas, un espacio similar al que ocupa el parque García Sanabria, mucho más conocido para los ciudadanos de la capital. Flamboyanes ( Delonix regia), Callistemon citrinus, bauhinia variegata o agapanthus africanus son solo una mínima muestra de las especies que se cuidan en este pequeño jardín botánico de Santa Cruz.

Esta semana, el concejal de Servicios Públicos de la capital, José Ángel Martín, visitó la instalación y comprobó algunas de las mejoras que se están ejecutando en este espacio verde y escuchó las necesidades más urgentes.

Entre las mejoras, casi sesenta nuevas plataformas de hormigón, necesarias para hacer las siembras masivas de semillas. Algunas de ellas fueron concluidas la pasada semana. El paso del tiempo y los materiales que se usaron cuando se fabricaron las primeras motivaron que muchas cedieran al peso. Aún faltan varias decenas que reponer, cuestión que el edil de Servicios Públicos se comprometió a abordar, en el transcurso de la visita, durante los próximos meses.

Del trabajo que se realiza en este recurso municipal dio cuenta Francis García, trabajador del Ayuntamiento desde hace 29 años, ocho de ellos como encargado del vivero. Junto a él desempeñan sus tareas otras seis personas, entre conductores, podadores, jardineros y peones.

La labor desarrollada por los operarios no siempre es todo lo agradecida que pudiera esperarse. Algunas de las semillas que con esmero siembran y cuidan en el invernadero y que pasan, incluso, por una mesa de calor deben superar un periodo de 3 o 4 años para dar el salto definitivo a los espacios públicos de Santa Cruz. A veces, más tiempo.

Gran parte de las tareas que desarrollan estos operarios es manual. Otras, como el riego y la distribución del abono, están mecanizadas e informatizadas en gran parte de la instalación.

También se ha cambiado, desde hace dos años, el sistema de siembra de algunos ejemplares de mayor porte. De la maceta habitual se ha pasado a unos dispositivos con cientos de orificios alrededor que permiten una mayor ventilación y un mejor crecimiento de las raíces, explica García.

Planta de compost

Los recursos del vivero se complementan con una planta de compostaje, algo más reciente. Se construyó en 2012 con cargo al Fondo Estatal de Inversión local y su presupuesto rondó los 800.000 euros. La obra se demoró unos años por un cambio de ubicación solicitado por el Consejo Insular de Aguas (Ciatfe).

Francis García detalla que a lo largo de 2019 se han elaborado en esta planta unos 200 metros cúbicos de compost. El 50% de este material se reutilizó en el propio vivero municipal, mientras que el resto se distribuyó en otras zonas verdes de la ciudad. Algunos años se han llegado a producir 400 metros cúbicos.

La planta de compost, que cuenta con volteadora y cribadora, se alimenta de los restos de poda de todo el municipio y del césped que se corta en las zonas verdes. Luego se le añade tierra. Todo ello se almacena en pilas de 70 metros cúbicos. El proceso culminas tras siete u ocho semanas.

Durante las primeras, puntualiza el encargado del vivero, la mezcla puede alcanzar los 70 grados. Más tarde, esta temperatura va descendiendo hasta que, finalmente, está preparada para su utilización. En las instalaciones existen también varias celdas de almacenamiento en las que se distribuyen los distintos materiales.

La planta de compostaje, además, dispone de una pequeña estación para fabricar compost líquido. Sin embargo, Francis García reconoce que la misma no se usa con mucha frecuencia.