El Ayuntamiento de Santa Cruz ha iniciado los trabajos de restauración y mantenimiento de la escultura de José Abad titulada Reloj de la muerte, situada en la confluencia de las avenidas Reyes Católicos y Benito Pérez Armas, frente a la piscina municipal.

Esta restauración forma parte de las actuaciones que el Organismo Autónomo de Cultura (OAC) está llevando a cabo en diferentes piezas del patrimonio escultórico de la capital.

Para la primera teniente de alcaldes y concejal de Cultura, Matilde Zambudio, "recuperar el esplendor las esculturas de Santa Cruz y dotarlas de códigos de información QR es una prioridad para que la ciudadanía y los visitantes de nuestro municipio se acerquen y disfruten del patrimonio."

En esta jornada de trabajo estuvieron presentes varios miembros de la Comisión de Esculturas en la calle, además del autor de la obra, José Abad, quien se mostró agradecido por la restauración y pidió a la edil que "se ponga en valor el amplio catálogo de esculturas que tiene Santa Cruz en la calle y que los trabajos de restauración a los que se están llevando a cabo vengan de la mano con el mantenimiento posterior".

En opinión de los técnicos, la escultura no presenta un estado de conservación óptimo y tiene suciedad superficial y herrumbre debido a causas ambientales, polución y falta de mantenimiento. Asimismo la placa identificativa está en muy mal estado, siendo prácticamente ilegible.

Los trabajos, adjudicados a la empresa Julio Crespo Canarias, S.A. por un valor de 4.452 euros, llevan aparejados una profunda limpieza de la pieza para eliminar contaminantes y pintura mal adherida.

Asimismo, se repasarán las zonas dañadas o que hayan perdido material con masillado de resina. Tras proceder al lijado de las zonas repasadas y limpias se procederá al pintado con material anticorrosivo libre de plomo y cromatos, de entre 60 y 80 micras de espesor, así como a aplicarle dos capas de acabado en poliuretanos.

"Reloj de la muerte" tiene unas dimensiones de 6 metros de altura por 2 de ancho y largo. Realizada en hierro y duraluminio, con base de hormigón, formó parte de la I Exposición Internacional de Escultura en la calle. La obra está compuesta por una serie de desechos industriales y restos de un avión siniestrado en la isla de Tenerife en la década de los 60, todos insertos en una estructura ortogonal de hierro.