Dos cadáveres en un fin de semana. Fueron las fatales noticias que conmocionaron a la sociedad tinerfeña durante estos días después de que los pasados sábado y domingo aparecieran muertos dos sin techo en distintas zonas de Santa Cruz. Por una parte, a primera hora de la mañana del sábado, en los bajos del puente de entrada a la ciudad, por la Piscina Acidalio Lorenzo, los vecinos del entorno de la barrio de La Victoria alertaron de la presencia de ese primer cadáver. Al día siguiente, se volvió a repetir la misma imagen, pero en esta ocasión en el ámbito de la plaza de El Corte Inglés.

La Policía investiga los dos casos y ya desde el primer momento se confirmó que se trataba de personas que vivían normalmente en la calle, sin hogar, y que estaban vinculadas de una forma u otra con el Centro de Acogida, el Albergue municipal. Además, las pesquisas se estaban desarrollando con dos filosofías distintas.

Si bien el fallecido encontrado en los bajos del puente de la piscina necesitará de un mayor interés para conocer las causas de su muerte, el segundo sin techo parece ser que tuvo una muerte natural. En cualquier caso, el fallecimiento de los mismos vuelve a llevar a la actualidad el gran problema social al que se enfrentan las autoridades locales. Nunca ha sido un problema de color político. Le ha pasado al anterior grupo de Gobierno conformado por CC-PP y a hora al equipo PSOE-Cs y en ningún caso parece que se va a resolver ni a corto ni a medio plazo. No hay varitas mágicas.

Cualquiera de los gobiernos se ha visto desbordado por personas que acuden diariamente al único recurso asistencial de este tipo que existe en Tenerife con estas características de residencia, alimentación y pernoctación. A pesar de los esfuerzos, todo lo que se hace año a año parece que no es suficiente para atender unos 517 usuarios vinculados al Centro de Acogida y, por extensión, al parque Poeta Manuel Castañeda, el pabellón Pancho Camurria o en la plaza de la calle Caracas, en donde pernoctan la mayoría de las personas que no han podido acceder a una cama.

Y la imagen, claro está, no es la ideal para ninguna ciudad. Muy poco puede hacer el ayuntamiento a pesar de las medidas que ha llegado a tomar e impulsar. La última de ellas, la participación en la elaboración del Plan de Salud Mental con el Gobierno de Canarias para atender de la mejor manera posible, y con los recursos disponibles y los que se incorporarían, a las personas que se encuentran en la calle y que en su gran mayoría padecen trastornos de salud mental.

En esta línea, ya la alcaldesa de Santa Cruz, Patricia Hernández, aseguraba el pasado lunes que muchas de las personas que se encuentran a la intemperie en las calle padecen trastornos psiquiátricos, explicando que por tal motivo tienen que ser atendidos y tratados de forma especial y en hospitales u otras dependenciad. Como idea general deberían estar atendidos en algún centro sociosanitario de competencia del Cabildo y el Gobierno de Canarias.

Fue clara su apuesta, y la de la concejala del IMAS, Marta Arocha, en lograr potenciar la ayuda y coordinación entre administraciones para minimizar un problema social que se ha visto incrementado durante los últimos meses por los migrantes que se encontraban retenidos en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), dependiente del Estado. No se les ha podido identificar tras permanecer tres meses y han tenido que ser desalojados.

Ya hace dos semanas EL DÍA pudo confirmar la existencia de una veintena de jóvenes migrantes que vagan por las calles de Santa Cruz y que están siendo atendidos por los recursos del propio Ayuntamiento capitalino, Cruz Roja y Cáritas.

Es fácil encontrar a personas sin hogar en los exteriores del pabellón Pancho Camurria, en algún rincón de los bloques 11 y 12 de Los Gladiolos, en el barranco Santos y sus cuevas, en el interior del parque Viera y Clavijo, Los Lavaderos, en La Resbalada, Los Moriscos, Barranco Tahodio o en distintas zonas de la playa del Muerto.

Los que sí están decididos a echar una mano en este problema, también, son algunas ONG y asociaciones de vecinos, como la AV Azorín, que tiene su sede al lado del albergue municipal.

A diario se comunica con la Concejalía de Asuntos Sociales, que continuamente mantiene activos los equipos de la Unidad Móvil de Atención (UMA). La suma del trabajo realizado, muy satisfactorio aunque nunca suficiente, refleja el descorazonador panorama que se encuentran a diario. Es tal el problema, que muchas empresas, por muy pequeñas que sean, arriman el hombro donando mantas, calcetines, cholas, tenis o zapatos. Todos en la medida de sus posibilidades.

"Hay que hacer algo porque el problema no para de crecer. Muy poco puede hacer el ayuntamiento, pero su respuesta se tiene que mantener. Existen unos grandes déficits en todas las materias sin que en ningún momento se estabilicen las cosas. Pedimos incrementar los recursos, y no solo hablamos de una cuestión económica, que también, sino materiales. Además, que el resto de las administraciones, Cabildo, Gobierno de Canarias y el Estado se impliquen de manera decidida en algo que salpica a toda la sociedad: personas que están en la calle, desastidos y con una situación personal de gravedad", señalaron fuentes de la propia AV Azorín.

Al final, todo ello suma que en las calles de Santa Cruz hay cientos de sin techo que no tienen dónde cobijarse de noche (distintas ONG sitúan la cifra por encima de los 400, por otra parte datos no confirmados por la oficialidad); la gran mayoría de ellos tienen problemas psiquiátricos y no se les puede atender adecuadamente; y el Consistorio local se ve imposibilitado para cubrir las necesidades existentes en la ciudad -polo de atracción por tener el mayor recurso de atención a estas personas-; mientras que el resto de administraciones, ayuntamientos de la Isla incluidos, miran hacia otro lado.