Y lo que nadie esperaba ni por asomo se impuso. La lluvia y el viento provocaron la suspensión del desarrollo del primer Plenilunio de la era de Patricia Hernández, una circunstancia que ni los más pesimistas en Santa Cruz preveían, lo que finalmente sorprendió a todos, ya fueran comerciantes, vecinos, políticos o los más de 4.000 cruceristas que invadieron las calles centrales de la capital tinerfeña en busca de fiesta, un buen desayuno en tierra y compras. La descarga de agua que se produjo a primera hora de la mañana alertaba de la posibilidad de que se volviera a repetir, lo que permitió a la organización replantearse las actividades acompasándolas según la meteorología.

De hecho, el buen trabajo de los miembros de los equipos técnicos permitió que en algunos puntos de la ciudad se desarrollaran las actividades sin ningún tipo de problema, tal y como sucedió en el cuartel de Almeida, en donde los militares desarrollaron todas la actividades previstas, desde el espectacular izado de bandera o la actuación de la banda militar hasta los talleres y visitas guiadas; en la plaza de España, en donde se celebró una feria de artesanía interesante hasta las 13:30 horas, la exposición de coches antiguos o la yincana; y las actividades el parque García Sanabria y, puntualmente, en distintos puntos de los emplazamientos.

Lo que en ningún momento se utilizaron fueron los escenarios en las zonas de actuaciones y se podían ver imágenes como por ejemplo, en las de la plaza de la Candelaria o la del Príncipe en donde los técnicos se afanaban en resguardar bajo plásticos los equipos de luz y de sonido "porque es incompatible el agua y la electricidad", señalaban.

Sobre las 13:00 horas, la concejal de Desarrollo Económico y Sociedad de Desarrollo, Matilde Zambudio, señalaba que "todavía no se dan las circunstancias para la suspensión, por lo que se podrán seguir desarrollando las actividades en las carpas y en las zonas en donde sí se puedan. En los casos de los escenarios, por una cuestión de seguridad, si llueve no habrán conciertos", dijo.

A las 13:40 horas se confirmaba el peor de los temores. Se daba por suspendido el Plenilunio. Un triste final para un evento en el que se había trabajado con mucha intensidad durante los últimos meses. En la calle, más turistas que vecinos y pasados por agua, patinazos en la calle Castillo y los comercios lamentando las "pérdidas por turnos contratados" o acopio de provisiones "para lo que iba a ser una gran fiesta en la capital tinerfeña", apuntó un comerciante de la calle Bethencourt Afonso.