El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, a través del Servicio de Control y Gestión Ambiental, ha multado con 90,15 euros a un ciudadano por "perturbar la paz vecinal con gritos discordantes", es decir, por elevar la voz y molestar a sus vecinos. Este tiene un mes de plazo para interponer recurso de reposición contra dicha sanción.

La tramitación de este tipo de expedientes no es muy habitual en el municipio chicharrero, sobre todo por el desconocimiento entre la población de que existe la posibilidad de denunciar a alguien por gritar.

Entre las prohibiciones recogidas en la Ordenanza Municipal de Protección del Medio Ambiente contra la Emisión de Ruidos y Vibraciones en Santa Cruz se encuentra, precisamente, la de "perturbar la paz ciudadana con gritos discordantes o peleas que difieran de la observancia cívica normal". Esta falta de civismo se sanciona en la capital tinerfeña con una multa de 90,15 euros.

Asimismo, y en relación a la convivencia vecinal, también está prohibido en Santa Cruz de Tenerife que los animales domésticos pernocten en balcones, azoteas o zonas comunes. Estos, con el fin de evitar cualquier tipo de ruido, "serán guardados dentro de los domicilios de sus propietarios donde no molesten con sus ruidos a la colectividad (vecindario)".

"Se exceptúan de esta norma los animales residentes en viviendas aisladas o individuales o de guardas, quedando sus dueños obligados a tomar las precauciones necesarias para evitar molestias a los vecinos próximos", se indica en la Ordenanza Municipal de Protección del Medio Ambiente contra la Emisión de Ruidos y Vibraciones.

En los edificios de viviendas de la capital chicharrera, y según la citada norma, tampoco se permite el funcionamiento de máquinas, aparatos o manipulaciones domésticas que "produzcan un nivel de presión sonora equivalente (Leq) máximo en las estancias que los contenga de 70 decibelios desde las 8 a las 22 horas y de 40 decibelios en las restantes".

Asimismo, a través de esta ordenanza municipal, también existe la posibilidad de denunciar a un vecino por poner la televisión, la radio o música a un volumen elevado, siempre que se superen los decibelios establecidos en la norma.