Las Gaviotas ha estado, casi desde siempre, vinculada al destape. Durante años, hablar de ella era hacerlo, en cierto modo, de la transgresión. Pero todo cambia, y lo que fue el rincón nudista por excelencia de la capital e, incluso, de Tenerife, se ha convertido también con el tiempo en una playa familiar -y hasta turística- en sana convivencia con su original esencia.

Nadie sabe explicar con certeza cuáles han sido las razones que han motivado esta transformación, aunque la búsqueda de una tranquilidad que muchas veces no encuentran en Las Teresitas, la cercanía en coche de la capital y la propia belleza natural de una playa de arena negra y de belleza salvaje pueden ser algunas de ellas.

Lejos quedan ya aquellos años 70 en los que, gracias a las obras que se hicieron en la urbanización Playa Chica, ubicada justo al lado, Las Gaviotas dispuso de un acceso rodado. Antes, y eso lo cuentan con cierto orgullo usuarios que aún practican nudismo en esta zona, acudían a ella a través del mar, en pequeñas embarcaciones. Hoy, aunque con ciertas carencias, Las Gaviotas cuenta con carretera de asfalto, laderas reforzadas con mallas en gran parte del recorrido, una zona de aparcamiento para unas 60 plazas y un pequeño kiosco.

¿Con carencias? Sí, la instalación de ocio que poco a poco va comiendo terreno a Las Teresitas, según los usuarios, presenta grandes carencias que le permitirían igualarse a otros espacios de este tipo. Por ejemplo, a pesar del anuncio que se había realizado hace algunos meses por el gobierno municipal anterior, la playa sigue sin contar con duchas y baños.

No obstante, incluso algo tan básico como esto es objeto de controversia, pues hay quienes opinan que aumentar los servicios atraería a más gente y Las Gaviotas perderían parte del encanto que tiene en la actualidad y que se traduce en su tranquilidad.

El cambio de hábitos de los usuarios ha motivado que las personas que practican el nudismo prefieran las primeras horas para acudir a la playa, y abandonarla a media mañana, cuando comienza a llegar el resto de usuarios. Y eso ocurre, sobre todo, en verano, cuando la presencia de personas de todas las edades es mayor. "Tal vez se cortan un poco en estas fechas", comenta un usuario.

En invierno, la dinámica es distinta. La merma en la asistencia les ofrece más libertad y, por lo tanto, más tranquilidad. Y así lo relatan varios de esos usuarios, para los que Las Gaviotas es el rincón ideal para pasear sin ropa. Eso sí, tanto en una época como en otra, y eso es algo que valoran todos, la convivencia en la playa es exquisita.

La playa pierde espacio

Al margen de este debate, ya superado, los usuarios habituales de la instalación sí confirman que este verano se ha detectado una menor asistencia de personas. La coincidencia en las razones es casi unánime, pues todos los consultados creen que las obras de "emergencia" que desde hace varias semanas se realizan en una parte de la playa están detrás de esta merma de usuarios.

Los citados trabajos, que motivan que una parte de Las Gaviotas permanezca cerrada hasta el mediodía -por la tarde se abre toda- tienen su curiosidad. Según cuentan fuentes conocedoras de la situación, usuarios de la playa habían denunciado durante un tiempo la presencia de unas piedras grandes en una tramo de la carretera, mantenidas por la red de seguridad. En un determinado momento, y ante la insistencia de los veraneantes, un policía local de la capital redactó el informe correspondiente y lo entregó en el consistorio. Sin embargo, el efecto que generó no fue el que se esperaba, pues "por un error de interpretación", la actuación que se decretó no fue en esta parte de la carretera -las piedras siguen allí-, sino en la ladera que está en la parte trasera de la playa. "Las piedras estaban ahí desde 2013, cuando se reabrió la playa tras la riada de 2010, pero nadie había dicho nada. Esas son las que están quitando ahora y ahí es donde están colocando la malla", relataron.

Sea como fuere, y aunque las obras en verano han trastocado el normal funcionamiento de la instalación, una vez concluidas -el periodo es de tres meses- darán mucha más seguridad a Las Gaviotas.

Cabe recordar que el Consistorio de la capital decidió actuar de emergencia en Las Gaviotas, en abril, a raíz de un estudio elaborado por un ingeniero de minas especialista en el tratamiento de taludes. El estudio había sido encargado por la Concejalía de Servicios Públicos.

El peligro de desprendimientos

El experto no solo confirmó la gravedad de la situación sino que, además, señaló que se habían detectado muchas más áreas con potenciales desprendimientos que las indicadas en el comunicado de la Policía Local.

Asimismo, detalló que en la cabecera del talud de la playa de Las Gaviotas había varias rocas de grandes dimensiones con riesgo de desprendimiento. En el informe también se decía que la valla de retranqueo solo es una medida disuasoria para que los usuarios de la playa no se acerquen al talud, que es la zona de mayor riesgo de desprendimientos, pero ello no implica que la valla suponga una protección real contra los desprendimientos, ya que su capacidad se limita a la detención de rocas de tamaño decimétrico que caigan desde poca altura.

Los perros, un problema que hay que solucionar

Solo hay que conversar un rato con los usuarios de Las Gaviotas para darse cuenta de que la presencia de perros en la arena es una de las principales quejas. Aunque su presencia está prohibida en estos espacios, no son pocas las personas que llevan a sus mascotas a la playa, generando molestias al resto de usuarios. "La Policía Local es comprensiva y, en la mayoría de los casos, habla con los dueños y les advierte de que no pueden estar allí. Es decir, que no van de malos multando a la primera", asegura uno de los bañistas habituales. Es más, la mayoría de los consultados, algunos propietarios de perros, rechaza, incluso, que se habilite una zona específica para animales. El Ayuntamiento de Santa Cruz recordó hace unos días que la presencia de mascotas en las playas no estaba permitida.