"Vivo prisionero en casa de mi madre, también enferma, desde hace siete años". Así se presenta Ramón Arencibia, un vecino del barrio de El Perú, en la Cruz del Señor, de 58 años al que un accidente de tráfico dejó postrado en una silla de ruedas. De poco sirvieron los casi dos años de rehabilitación que recibió porque su columna no resistió.

Aquejado de varios padecimientos, con una discapacidad reconocida y con obesidad mórbida, su día a día se ha convertido en un sinvivir por las dificultades que tiene para salir de la vivienda que ocupa, en un tercer piso de la calle Agustín Cabrera Díaz y que tampoco está adaptada para una persona con su movilidad reducida.

Aunque el edificio cuenta con ascensor, que según relata se avería con frecuencia debido a su antigüedad, la salida del edificio tiene que hacerla a través de varios escalones, pues está por debajo del nivel de la calle. Además, tiene prohibida la otra opción, que sería atravesar el garaje, al no contar con una plaza de aparcamiento en el edificio.

"Es una falta de humanidad y solidaridad hacia una persona", denuncia Ramón, quien asegura que su abogada presentó un proyecto técnico para adaptar la entrada "pero a todo dicen que no". Lo afirma en referencia a la comunidad de propietarios del edificio. "Es triste que yo esté aquí porque ellos no quieran hacer la rampa", concreta.

Todos los movimientos debe realizar fuera de la vivienda, sobre todo para asistir a los distintos médicos que atienden sus enfermedades, son realizados con el apoyo de los voluntarios de Cruz Roja, a los que tiene que avisar con unos veinte días de antelación. "Las personas que están presas al menos tienen un patio. Yo no. He pensado varias veces en suicidarme", relata este exsubalterno de la Consejería de Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, que también trabajó en el Ayuntamiento de La Laguna.

Según cuenta, de poco le han servicio las continuas quejas que ha hecho públicas en las redes sociales y que ha hecho llegar a instituciones regionales y locales. Solo el Diputado del Común se ha hecho eco con frecuencia de su situación, requiriendo en varias ocasiones al Instituto Canario de la Vivienda (Incavi) para que dé información de su caso, pues también es solicitante de una vivienda adaptada.

Recuerda que el último sorteo en el que participó, en el año 2014, se quedó fuera de una manera un tanto sospechosa, ya que en las diferentes listas que se manejaban él estaba en los primeros puestos. "Desde esa fecha hasta ahora no sé nada", recalca. También es verdad que debido a su discapacidad y por desconocimiento tardó en renovar su solicitud.

Actuación urgente

Desde el área de Atención Social del Ayuntamiento de Santa Cruz indicaron ayer que el caso de Ramón no era conocido en este departamento hasta esta semana. Por eso, tras tener constancia de él, trabajadoras sociales del consistorio se desplazaron hasta su vivienda para hablar con el afectado.

Las fuentes consultadas explicaron que el de Arencibia es un caso de persona con gran dependencia, por lo tanto necesita una ayuda acorde con su necesidad. Es decir, que se le aplique la Ley de Dependencia "en condiciones". Ahora mismo solo recibe la asistencia de una persona durante una hora tres días a la semana.

La intención del consistorio, según estas fuentes, es concederle, al menos, una ayuda a domicilio.