"Estamos hartos". Esta es la idea que quieren trasladar varios vecinos del ámbito de La Ninfa en relación al problema de salubridad que se ha generado por una piscina que está llena de agua empozada en el interior de un edificio abandonado que se encuentra en la calle Cabo Álvaro Ojeda Barrera y que se ha convertido en el medio ideal para la proliferación de mosquitos.

Se trata de un vaso construido en la zona de terrazas interiores de un complejo de lujo llamado el Mirador de la Ninfa que está pendiente de una demolición parcial por contravenir las normas urbanísticas, según una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), del 7 de septiembre de 2016, en la que decreta la demolición de dos de las plantas del edificio de seis viviendas que se tenía previsto habitar.

Sin que se haya ejecutado la sentencia, ahora las infraestructuras del Mirador de la Ninfa están causando problemas al vecindario, ya que los residentes han detectado que su piscina está llena de agua empozada. Esa circunstancia y el calor han provocado el incremento de los insectos en la zona.

En el lugar, vecinos consultados de la parte alta de la calle Cabo Ojeda Barrera, justamente por donde tiene la entrada el edificio paralizado, mostraron ayer opiniones contrapuestas sobre el asunto, ya que, si bien alguno destacó que no ha detectado que haya más mosquitos, otros apuntaron que sí hay muchos más de lo normal, aunque reconocen desconocer los motivos y el origen de los insectos.

En cambio, en el ámbito de la calle Rubens Marichal López, la carretera principal de Ifara que conecta con Los Campitos, los residentes consultados no tienen duda de lo que ellos denominan "plaga de mosquitos" y señalan que el origen se encuentra en la piscina del edificio, con una orden pendiente de demolición.

"Es lamentable que estemos sufriendo un problema y que desde las Administraciones no se den las soluciones para minimizar el problema. Nosotros hemos tenido que poner mosquiteras", señaló una de las residentes, que recordó la orden de demolición que pesa sobre el edificio.

Por su parte, fuentes del área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Santa Cruz aseguraron ayer que "nadie ha presentado reclamación al respecto del problema denunciado o, al menos, no nos consta. Si la hubiera, lo comprobaremos y remitiremos el expediente a la Gerencia de Urbanismo al afecto de que requiera al titular o propietarios la adopción de las medidas que procedan sobre este asunto".

Con respecto al edificio Mirador de la Ninfa, la Gerencia de Urbanismo está tramitando la ejecución subsidiaria del derribo de dos plantas del edificio, después de haberse requerido a la propiedad los trabajos y que nunca se ejecutaron. El 29 de noviembre de 2018, en el marco de la sesión plenaria del Ayuntamiento de Santa Cruz, la Gerencia de Urbanismo informó que se había establecido un plazo de 14 meses para acometer los trabajos de demolición sobre un inmueble que tenía una licencia del ayuntamiento que contravenía la normativa urbanística.

Este inmueble contó en su momento con las correspondientes licencias otorgadas por la Gerencia de Urbanismo que en 2017 quedaron anuladas y sin posibilidad de recurso. El TSJC constató importantes incumplimientos en cuanto a alturas y rasantes, tal y como había denunciado un particular, por lo cual ordenó el derribo, cuya ejecución no se ha llevado a cabo hasta el día de hoy.