La compañía Tenerife Shipyards estima en más de 168 millones de euros el coste de oportunidad perdido sobre los trabajos que se podían haber realizado de estar operativo el dique flotante pretendido para hacer las reparaciones navales especiales en el puerto de Santa Cruz. Se trata de una cantidad importante a la que hay que sumar otra sobre la imposibilidad de crear puestos de trabajo si la infraestructura estuviera completamente habilitada y operativa durante los dos últimos años.

Así lo adelantó el director de Desarrollo Estratégico de Tenerife Shipyards, Mario Suárez, quien recordó que el proyecto de operar con un dique flotante para la reparación en seco en el muelle del Este nació en 2017 con la solicitud de la autorización. Desde entonces, por distintos motivos, no se ha podido concretar. En este caso el pasado miércoles, el directivo anunció que la Autoridad Portuaria de Santa Cruz había elevado el día 11 a Puertos del Estado el trámite medioambiental de solicitud del dique flotante.

Según espera la compañía, ahora Puertos del Estado lo tendría que elevar al Ministerio para la Transición Ecológica para que le dé el visto bueno y autorice la concesión para traer el dique flotante. Este proceso, el de la autorización, se puede prolongar entre 8 y 9 meses si no hay ningún tipo de sorpresa, "que no las esperamos". Con ello acabaría de desbloquearse un plan que nació hace dos años y que no ha podido ver la luz por retrasos y modificaciones que se han ido produciendo.

Tras esa previsible autorización, Tenerife Shipyards traería el dique, que cuenta con un presupuesto de 17 millones de euros en los que se ha incluido el transporte, ya que vendría de Corea del Sur y tardaría unos tres meses en llegar a puerto tinerfeño. Allí tendría reservado un atraque de 230 metros lineales y otros tantos de lámina de agua para operar.

¿Pero que ha supuesto para la compañía que durante dos años no haya estado operativo el dique flotante? Pues en una primera estimación, Tenerife Shipyards eleva el coste de oportunidad en 168 millones de euros.

Sobre ello, el director de Desarrollo Estratégico, Mario Suárez, argumenta que en la actualidad "está garantizada una ocupación de un 85% durante el año, sin ponerse a trabajar, ya demandado las contrataciones. Entonces, hay que tener en cuenta que cada barco que te sube a un dique para su reparación en seco permanece una media de una semana y los proyectos de reparación son de una media de 1,5 millones de euros. Esa cantidad a la semana durante un año desde 2017 da un resultado estimativo por las decisiones tomadas". Entonces, el cálculo del negocio que se ha dejado de realizar se eleva a más de 168 millones de euros.

"Este es el coste de oportunidad. Es el coste de no haber podido operar con el dique flotante desde hace dos años. Pero el coste de oportunidad de no haber tenido un montón de gente empleada es un coste social que también habría que tenerse en cuenta", explicó.

Sobre ello, Suárez apuntó que, por lo bajo, "estamos estimando que se produciría una media de 700 puestos de trabajo directos y reales por los grandes proyectos, reparaciones de grandes buques. Ahora son necesarias unas 300 personas para un proyecto normal. Con planes más grandes, con turnos de día y de noche, alcanzaríamos los 700 puestos de trabajo necesarios, o más, para hacer convenientemente las reparaciones navales. No estamos hablando de números o cifras ficticias en ningún caso", resaltó.