Tropas inglesas y españolas fueron una ayer pare rendir homenaje al general Antonio Gutiérrez con motivo del 220 aniversario de su fallecimiento en el transcurso de una solemne ofrenda que se desarrolló en la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción. Precisamente a los pies del apóstol Santiago, patrón de España, en un retablo que se localiza a la izquierda de la primera iglesia de Santa Cruz, ahí descansan los restos del comandante general que repelió el intento de conquista del almirante inglés Horacio Nelson.

La mañana del domingo comenzó con regusto a victoria, después de la firma de las capitulaciones que representó la Asociación de Recreación Histórica de la Gesta del 25 de Julio la tarde-noche del sábado, que puso fin a la batalla del barranco de Santos, primero, que luego se extendió a la calle de La Noria, donde el cabo primero Diego Correa se colocó su uniforme y, a pesar de estar malo, participó en el rescate y también se hizo con la única bandera que le quitaron a Nelson.

Misa de doce. La feligresía del siglo XXI de la parroquia de La Concepción acudía a cumplir con el precepto, mientras en el exterior las tropas inglesas y españolas ensayaban, de nuevo cada gesto, cada pesa. Cómo llegar en gorro en la mano, el paso por el pasillo central del templo, la reverencia al llegar frente al Santísimo? Y un consejo: "Móviles apagados".

Lo que parecía una representación teatral con el sello de autenticidad que le gusta imprimir a la asociación que preside Javier Gorostiza acabó por convertirse en un solemne funeral, que entremezcló historia y culto religioso actual. Poco antes de la una menos cuarto, el canónigo de la catedral de La Laguna y coadjutor de La Concepción chicharrera, Luis Pérez, invitó a la feligresía a participar en la ofrenda al general Gutiérrez. Luego dio la bendición. Don Mauricio González, el párroco de la iglesia matriz ya esperaba en la puerta a la comitiva de la Gesta. Fueron unos segundos en los que el siglo XXI salía de la iglesia para entrar el siglo XIX, lo que motivó desasosiego en Mauricio González, que le gusta la perfección del Protocolo. Pero seguía tocando el órgano en la parte alta, y él sin monaguillo "a mano" para avisar que pararan, mientras el "flautista" de las tropas no paraba de anunciar la llegada de la tropa entonando en himno nacional con el único acompañamiento de un tambor inglés.

La presencia de una pareja de militares de la Gesta, que sostenía la corona de flores, hizo acto de presencia en el pasillo. Paró el órgano. Y avanzó la comitiva por el pasillo, para descanso de Mauricio González, que actuó ayer de maestro de ceremonias en una acto novedoso, pues el año pasado, tal domingo como el de ayer, se procedió a la firma de las capitulaciones por la mañana en la plaza de la Isla de La Madera, frente al antiguo convento de Santo Domingo.

Se hizo el silencio en el templo. La aguadora de Valleseco advirtió de que entraba la comitiva. Luego ya no hizo falta. Según avanzaban por el pasillo, se esperaba. Momento de emoción, con marcado paso que se escuchaba en el silencio de la feligresía del siglo XXI. Desde el pórtico hasta el altar. Solemne entrada. Reverencia al Santísimo, vista a la izquierda, paso frente a la capilla de Nuestra Señora de la Consolación, pequeña talla de la patrona de Santa Cruz, y llegada al retablo del apóstol Santiago. A sus pies, la tumba del general Gutiérrez. "En esta capilla del apóstol Santiago reposan en la paz del Señor los restos mortales del Caballero de Alcántara Excmo. Sr. Don Antonio Gutiérrez de Otero y Santayana, teniente general de los reales ejércitos, gobernador y comandante general".

Bajo el retablo, Luis Pérez, presidiendo, y asistido por Mauricio González; y en torno a la tumba, formada la tropa. Junto a los representantes de la Asociación de la Gesta, en primera plana, la primera teniente de alcalde, Matilde Zambudio, que elevó el carácter institucional del acto.

Con solemnidad, y sabedora que su voz era la de toda Santa Cruz, Mery Gorostiza declamó el epitafio que Viera y Clavijo escribió a la muerte de Nelson y que salió de forma anónima en una cuartilla de papel de tina, sin fecha ni lugar de presión, en La Laguna, en 1805 y 1806:

"Sombra inmortal, tu nombre será eterno

en los Campos Elíseos fortunados

de estas Yslas Beatas, que encantados

bendicirán tu corazón paterno.

Fuiste su Radamanto en tu gobierno,

el Héctor español de tus soldados

que defendió los muros asaltados

y envió muchos britanos al Averno.

Antonio sin Cleopatra, y con más gloria

Gutiérrez de la tierra grato orfeo;

ya descansas en paz. Ah! tu memoria

no probará las aguas de Leteo,

pues siempre el Teyde aclamará en la Historia".

Con el alma en un puño, como si fuera el mismísimo entierro del general Gutiérrez, el padre Luis continuó con la plegaria por el "hermano Antonio Gutiérrez", para quien pidió que Dios no tenga en cuenta sus pecados y lo lleve a la vida eterna.

Y tras la bendición, las tropas, inglesas y españolas, salieron de la iglesia para desfilar y atender las numerosas solicitudes de fotografías. Eso sí, antes tres gritos contestados por todos los presentes: "Viva Tenerife", "Viva Gutiérrez" y "Viva España".

El mes de julio de 2020, episodio 223 de la Gesta.