El Corpus Christi en Santa Cruz vivió una noche de termos y sales -con los preparativos que comenzaron después de las 20:30 horas del viernes- con la confección de los tapices y la convivencia entre grupos en la previa de la procesión del Santísimo, que comenzó 24 horas después, desde a parroquia matriz de La Concepción a la iglesia de San Francisco, que supuso el primer culto religioso de la nueva corporación. Las alfombras en Santa Cruz se hacen con sales que se tiñen sobre la marcha, mientras las flores se reservan para la ofrenda de pétalos, que, desde el mitral de san Francisco, como es tradición desde hace 25 años, se ofrecen al Santísimo cuando se procede a la solemne bendición que impartió el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, desde el pórtico de San Francisco.

El Corpus, como la Semana Santa chicharrera, es una herencia de la visita de la Virgen de Candelaria en 1994 con motivo del quinto centenario de Santa Cruz, que poco a poco ha ganado más realce.

Este año se mantuvo el número de alfombras -unas 35, con la incorporación de los Cooperadores Salesianos-, pero más significativa fue la notable participación de colaboradores. Media hora después de cerrarse el tráfico -gracias a coordinación de la Vicaría de Santa Cruz con el área de Protocolo del Ayuntamiento de Santa Cruz-, jóvenes y mayores tomaron el trayecto comprendido de La Concepción a San Francisco. Parroquias del centro, como María Auxiliadora, a colegios, como el de las Salesianas o Pureza de María, y algunas no tan cercanas al templo matriz, como el equipo de trabajo de San Antonio de Padua, de Las Retamas (Ofra), del escolapio Antonio Gómez. Curioso diseño: unos lápices que significan, explicaron, que "Jesús da color al cristiano". Y de los más rezagados, el grupo de El Pilar, que se dedicó a dar lo mejor de sí en la mañana de ayer. Horas antes de la eucaristía, ya Santa Cruz estaba tapizada de sales coloreadas para el Corpus, y superaron con nota la noche del viernes del sábado, con el temor a que alguien pisara el arte efímero.

El Corpus de Santa Cruz se caracteriza por el ambiente; desde que se impulsaron las alfombras en Santa Cruz, en 1994, se estableció el sábado para evitar la coincidencia con los cultos en la capital religiosa, La Laguna, que tienen lugar hoy. Centenares de jóvenes -grupos de catequesis y de confirmación de diferentes parroquias e instituciones- ilusionados y compartieron conversaciones y materiales. Y como colofón, la celebración religiosa, que cantó El Cabo, con el director enfundado de traje típico para acudir con tiempo a otra actuación. Cuando el obispo estaba en plena homilía, llegó la alcaldesa, que esperó a la salida de la Custodia, lo que le permitió hasta sacarse una fotografía con un grupo de chicas de una despedida de soltera. Eso sí, tomó la precaución de quitarse la medalla corporativa, dar el bastón de mando a la jefa de Protocolo y taparse el fajín para cumplir con el selfie correspondiente. Luego saludó al presidente de la comisión vecinal de Las Cabritas, Ceferino Ayala, o a Francisco Tacoronte, quien fue en la candidatura de CC a Santa Cruz. No faltaron las voces críticas de quienes aseguraban que debía haber estado en la misa y no esperando por fuera. Cuando iba a salir la procesión, la regidora entró por la torre del campanario. En ese momento, una parte del templo se quedó sin luz. Acto seguido, cuando iba a salir el trono, la paloma del paso topó con la parte alta de la puerta y obligó a hacer un apaño con un palo y levantar la trampilla. A partir de ahí, rumbo a San Francisco, entre saludos a izquierda, y también derecha, en la puesta de largo de la alcaldesa en los cultos religiosos.