Quienes trabajan en él lo definen como "los ojos del puerto", pues su ubicación permite tener una visión del muelle al alcance solo de unos pocos. Ubicado en la octava planta de la torre de Capitanía Marítima, el Centro de Coordinación de Servicios (CCS) es el "centro neurálgico" del puerto de Santa Cruz -y de Granadilla-, un centro desde el que se controla el tráfico marítimo de la instalación e informa en tiempo real a cada uno de sus departamentos de todo lo que acontece.

Este centro, que se puso en marcha en 2004, fue "pionero" en España en la gestión directa por parte de la Autoridad Portuaria del servicio de ordenación, coordinación y control del tráfico portuario, según explica el actual responsable del CCS, Alejandro Fernández. Recientemente, la fórmula ha sido copiada por el puerto de Barcelona. Desde Santa Cruz, y de manera remota, se controla también el puerto de Granadilla.

El CCS está integrado por el Centro de Control Marítimo y por la Gestión de Escalas, dos servicios coordinados que funcionan "las 24 horas y los 365 días del año", aclara Fernández, capitán de la Marina Mercante que accedió al cargo en 2017.

En el primero de ellos trabajan ocho personas (Lidia, Elena, David, Jorge, Víctor, José Miguel, César y Antonio), todos con formación náutica, mientras que en la gestión de escalas son dos los encargados de repartirse la tarea (Miguel y Germán).

Funciones

Entre las funciones del Centro de Control Marítimo destaca, por ejemplo, la ordenación, coordinación y control del tráfico marítimo, incluido el náutico-deportivo, así como la coordinación de los servicios técnico-náuticos (practicaje, remolque, amarre) que se prestan a los buques. "Dentro del puerto no debería moverse nada sin nuestro conocimiento y previa autorización", enfatiza José Miguel.

Según explica Fernández, el control de tráfico marítimo "interactúa" con el tráfico de entrada y salida de los buques cubriendo cada operativa asociada a este proceso desde una hora antes de la llegada del buque a puerto hasta que abandona la zona de aguas portuarias.

Es decir, desde este punto se dan las instrucciones correspondientes a cada buque y se informa desde prácticos y amarradores, hasta remolcadores y policía portuaria de la situación y características de la operativa para la prestación de los correspondientes servicios.

Para ello el centro cuenta con un equipamiento tecnológico que cumple con los estándares VTMS -vessel traffic management system, sistema de observación del movimiento de los buques que recibe datos de diversas fuentes, tales como el radar-, AIS -sistema de identificación automática de buques-, etc., y los presenta sobre cartografía náutica electrónica homologada por la OMI (Organización Marítima Internacional). Este sistema permite a la Autoridad Portuaria no solo se detectar a los buques, sino incluso conocer algunas características de los mismos, tales como su distintivo de llamada (MMSI), hora estimada de llegada (ETA), a qué distancia del puerto se encuentra, rumbo, velocidad, etc.

El centro de control cuenta con estaciones de radio local y remota que trabajan en frecuencias de la banda marina, garantizando las comunicaciones entre los buques y el CCS dentro de un radio de cobertura de aproximadamente unas 100 millas náuticas.

Por su parte, la Gestión de Escalas recibe las solicitudes de atraque o fondeo y la documentación relativa a ellas, previamente a la recalada del buque, mediante la declaración única de escala (DUE). Se estudia la solicitud de servicios realizada no solo por los buques, sino por consignatarias, navieras, estibadoras y, en general, todos los clientes del puerto, redistribuyendo las citadas demandas y coordinando con los distintos departamentos de la Autoridad Portuaria la prestación de los servicios solicitados. Según detalla Miguel, se gestiona una media de 25 escalas diarias.

Años intensos

El responsable del Centro de Coordinación de Servicios reconoce que los dos años que lleva al frente han sido "muy intensos". Recuerda, por ejemplo, que en esta etapa se han realizado operaciones muy novedosas como el primer suministro de gas natural licuado en un puerto español. Se desarrolló a finales del año pasado en el viaje inaugural del crucero AIDAnova.

También se puso en funcionamiento el puerto de Granadilla, con los primeros atraques de plataformas y buques perforadores, así como la llegada de un dique flotante, y atracaron en el puerto tinerfeño los portacontenedores Maersk Guayaquil y Maersk Genoa, ambos de 337 metros de eslora, los mayores que han operado en una terminal de contenedores chicharrera.