Pocas ciudades de España cuentan con la riqueza y la variedad de especies vegetales que posee el municipio de Santa Cruz de Tenerife, lo que contribuye a cumplir los estándares de calidad del aire, el control de la contaminación y su efecto sobre el cambio climático, a la vez que es un garante para la salud y el bienestar de la población.

También, el arbolado urbano y la superficie verde aportan a la ciudad y a sus habitantes la regulación hídrica y de la temperatura, la amortiguación del efecto del viento, control de la erosión y reducción del impacto del ruido, a la vez que incide en el ámbito social, mejorando el estado emocional, reduciendo el factor estrés, y la violencia entre la población.

Este patrimonio vegetal lo constituyen los 1.500 metros cuadrados de zonas verdes que existen en la ciudad, más las 49.000 hectáreas que forman el Parque Rural de Anaga, bosque subtropical de laurisilva formado por laureles, viñáticos, barbusanos, tilos, brezos, acebiños, hayas, etc., reliquia viva de la era terciaria que el 9 de junio de 2015 fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco.

Hasta finales del siglo XVIII, Santa Cruz contaba con muy poca vegetación, hasta que comenzaron a hacer escala en nuestro Puerto las expediciones científicas en las que viajaban ilustres naturalistas al nuevo continente, aportándonos semillas, árboles y plantas.

Sería en 1787 cuando se plantaron los primeros 81 árboles (plátanos del Líbano, Tamarinos, etc,) en la Alameda del Muelle, jardín público que fue "costeado por la generosidad de las personas distinguidas de este Vecindario, movidas del buen gusto y deseos de reunir su sociedad en tan propio recreo", según consta en la lapida colocada en lo alto del arco central de su entrada.

En 1854, el capitán general Jaime Ortega mandó a traer de Cuba 336 laureles de Indias para adornar lo que, en su honor, se llamaría Paseo de Ortega, actual Rambla de Santa Cruz y, diez años más tarde, el capitán Domingo Serís Granier trajo de Cuba 37 laureles de Indias de India para que dieran sombra en la plaza del Príncipe.

En los últimos años, gracias al acierto innovador de los técnicos y jardineros municipales y a la bondad climática de la Isla de Tenerife, en los parques, plazas, paseos y jardines de la Ciudad podemos disfrutar de especies de porte arbóreo y herbáceas, plantas tropicales y subtropicales, árboles con follaje todo el año y, dependiendo de la época de las diversas floraciones, Framboyanes, Jacarandas, Hibiscos, Azaleas, etc.

El encargado de controlar los 50.173 ejemplares de las más de 500 especies diferentes de árboles, palmeras, de porte alto, herbáceas, crasas, cactáceas, plantas vivaces y anuales es el Servicio de Gestión y Control de Servicios Públicos, dependiente del área de gobierno de Bienestar Comunitario y Servicios Públicos, llevando a cabo las labores de riego, recortes de ramas, tratamientos fitosanitarios, extracción de malas hierbas y limpieza; a la vez que detectan sus daños estructurales, enfermedad, vandalismo, etc.

De estos ejemplares, tanto urbanos como silvestres, setenta han sido seleccionados como singulares por sus especiales características de porte, diámetro, origen o antigüedad.

Los árboles singulares urbanos se encuentran en las siguientes ubicaciones:

Parque García Sanabria: Almendro de Madagascar; Higuera Australiana, de 17 metros; Ceiba, de 16,7 metros; Árbol pica-pica, de 15 m de altura; Palmera del Parque, de 17 m de altura y 150 años de antigüedad.

Parque La Granja: Eucalipto de 9,2 m de perímetro en su base y 10,25 m en el tronco.

Parque Cultural Viera y Clavijo: Ceiba de 16 metros de altura.

Plaza del Príncipe: Dos laureles de Indias.

Plaza San Francisco: Higuera de Australia; Ficus de 15,5 metros de alto.

Palmetum: Palmera Guano; Sicomoro (Ficus).

Calle Suarez Guerra: Pino Budista.

Cementerio de San Rafael y San Roque: Higuera Sagrada.

Barranco de Valleseco: Tamarindo.

El Chorrillo: Cardón Canario de 35,2 m de perímetro y 6 m de alto. Su edad ronda los 400 años.

Los árboles singulares silvestres se hallan en estos espacios:

Monte Aguirre: Til de 25 m de altura, 12 m de base y 10 m de tronco; Viñátigo, de 15 m de altura, 9,2 m de base y 9,5 m de tronco; Palo Blanco de 20 m de altura; Barbusano de 10 m de altura; Acebiño de 15 m de altura.

Taganana: Drago del Cura, de 2 m de altura. Su edad ronda los 250 años.

Benijos: Drago de 7 metros de altura. Fue plantado hace 180 años.

Las Palmas de Anaga: Drago del Draguillo.

Como desde 1995, Santa Cruz de Tenerife forma parte de la Declaración del Derecho al Árbol en la Ciudad, y en el Pleno municipal del 1 de abril de 2016 se aprobó, por unanimidad, la necesidad de proteger los árboles singulares del municipio, consideramos que esta riqueza Patrimonial Natural debería darse a conocer a través de itinerarios botánicos que contribuyan al acercamiento de los ciudadanos a la biodiversidad; lo mismo que constituir en la elaboración de materiales didácticos para la Educación Medioambiental.