El puerto de Santa Cruz ha sido desde su creación punto de encuentro de la ciudad con el mundo, una infraestructura que tiene vida propia por la actividad que genera y que también está en la posición de poder contar parte de la historia más importante, no ya solo de la capital, sino de la Isla entera y de Canarias en general, a través del patrimonio con el que mantiene vínculos.

Santa Cruz no se puede entender sin su puerto. En este caso, los chicharreros siempre han estado ligados de una forma u otra al Puerto y al mar, ya sea por su proyección de actividad económica, como por los capítulos históricos más gloriosos que una tierra con orgullo puede vivir. Ahí está, por ejemplo, el intento de asalto a la ciudad que protagonizó el contraalmirante Horacio Nelson con parte la armada inglesa entre el 23 y el 25 de julio de 1797, un hito en el muelle tinerfeño cobró un protagonismo especial en la defensa.

Es uno de los detalles históricos que perduran en la memoria, pero que pervive también gracias a parte del patrimonio que hoy en día está presente en distintos puntos de Santa Cruz y la Isla.

El compromiso de la Autoridad Portuaria es utilizar el paisaje portuario como una auténtica sala de arte para poner en valor públicamente los elementos patrimoniales de los siglos XVIII, XIX y XX.

Y como bien se explica desde puertos de Tenerife, "este patrimonio, a la vez que singulariza el paisaje urbano, ofrece al viajero la posibilidad de contemplar joyas históricas de nuestros patrimonio histórico, monumental, artístico e industrial", unas veces gestionado por la propia Autoridad Portuaria y otras por las distintas administraciones de la Isla, ya sea Ayuntamiento de Santa Cruz, Cabildo de Tenerife o Gobierno de Canarias.

Ejemplos hay muchos, y tal como se recoge en un listado del ente portuario, se trata de 32 elementos, todos de gran importancia que explican parte de la historia del puerto y la que hoy en día es capital de la Isla y cocapital de Canarias: Santa Cruz de Tenerife.

Entre el tremendo patrimonio se pueden citar, por ejemplo, la Casa de la Pólvora (1756, polvorín de los castillos y baterías que formaban el Puerto y Plaza Fuerte de Santa Cruz de Tenerife); el ancla del Theseus, buque insignia de Nelson (1797, situado frente a Comandancia de Marina); o el castillo de Paso Alto (parapeto creado en 1657 que fue decisivo contra los ataques del almirante inglés Robert Blake, y como castillo, en el del contraalmirante Horacio Nelson, en 1797).

También patrimonio artístico como la escultura Arbórea (Fernando García Ramos, 1992) o la Farola del Mar (1893); y de ámbito industrial como la grúa del pórtico (1948) o el histórico vapor La Palma (1912), entre otros muchos.