Santa Cruz recuperó ayer su paseo romero gracias a la comisión de fiestas de Tíncer, que rescató, después de un año sabático, este acto que comenzó con las Fiestas de la Cruz del referido barrio del Suroeste hace 38 años. A finales de los noventa y comienzos del 2000, incluso llegó a coincidir con el paseo romero que se comenzó a organizar en honor de san Telmo, en el casco antiguo de la capital, hasta que decayó, y Tíncer capitalizó esta iniciativa, incorporándose en el programa oficial de las Fiestas de Mayo.

Un sol de justicia, aliviado por algunas ráfagas de viento, marcó poco después del mediodía de ayer el paseo, desde la avenida de Las Hespérides, hasta la remozada plaza de Tíncer, que en el baile de magos del pasado sábado incluso estrenó las losetas con el corazón de la imagen corporativa de Santa Cruz.

Al frente de la comitiva, el alcalde José Manuel Bermúdez y la concejala de Fiestas, y también responsable de distrito, Gladis de León, entre otros compañeros de corporación, en la que destacó, en particular, una maga muy bailarina, la reina de Mayo, Andrea Fernández, que en al menos dos ocasiones rompió el protocolo para demostrar su magisterio con los bailes de mayo, a la altura de la casa de Jesús Pedro, presidente de la comisión de vecinos, y en la plaza de la iglesia. Con la misma naturalidad mostrada la noche del lunes, en las fiestas de La Sabinita, en Arico; y después de actuar ayer, en Icod de los Vinos, Andrea disfrutó de un par de isas parranderas con el aval de los pasos aprendidos en la escuela de Diego Felipe , en Gracia, y con la destreza que demuestra con su grupo, Guanarteme.

Miles de personas se dieron cita en el paseo romero, con la peculiaridad de que muchos vecinos de Tíncer no es que salieran a las calles a verlo, sino que se identificaban en la decena de carretas que recorrió el barrio, en un trayecto cargado de emoción por el significado de cada sitio. Desde el origen de las fiestas de la Cruz de este barrio, que las inició don Juan El Maestro en una era que ya no existe, o los primeros bailes de mago. Una vecina recordaba cómo en 1981 Carmen, la del Pescado, animó a hacer una comida canaria en Tíncer, y ella misma puso las sardinas. También el paseo romero tiene su historia: allá por 1978, Raúl, Ceferino, Pepe... tenían sus huertas, algunos en La Esperanza, y bajaban con sus merrys o pibas enramadas y recorrían Tíncer el Día de la Cruz.

Desde hace más de 10 años, Esteban Javier López se encarga de enramar el altar de santa Rita que se instala a la altura del número 5 de la calle Malvasía, por fuera de la casa de Jesús Pedro. La devoción comenzó por la promesa de un vecino, que se encomendó a ella por un problema de salud. Se curó, compró la imagen y, aunque no se venera dentro de la iglesia, los vecinos le profesan un especial cariño, por lo que la enraman cada mayo o le ponen sus flores o velas cuando piden su favor. El paseo romero de Tíncer es un paseo por la historia de sus vecinos, al ritmo de isas, folías y malagueñas.

Tíncer celebra la Fiesta de la Cruz cada 3 de mayo. En la foto, Isi González y su sobrino, Javier, en 1984 ataviados con traje típico en los actos organizados por la comisión de fiestas, años después de los inicios. Esta edición, tras el baile de magos y el paseo romero de ayer, los residentes disfrutaron por la tarde, hasta las 20:00 horas, de una verbena con la orquesta Gomeray, en un ambiente excelente y sin incidencias. Un éxito que avala a la organización de cara a la próxima edición.

Una tradición que comenzó en Tíncer hace casi 40 años