ALERGOLOGÍA

Alergia al huevo: síntomas, peligros, cómo detectarla en casa y ¿se puede curar?

Como en todas las alergias alimentarias los síntomas de la alergia al huevo suelen aparecer de forma inmediata

Una de las alergias alimentarias más importantes, junto con la leche, es la alergia al huevo. Y es en el momento en el que se comienza a introducir el huevo en la alimentación del niño cuando los padres pueden observar la reacción a este alimento. 

Por eso, los pediatras aconsejas siempre introducir este alimento muy poco a poco. Pero ¿sabemos todo de la alergia al huevo? Para comprobarlo, los especialistas de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), nos ofrecen algunas claves para identificarla y prevenirla. 

¿Cuáles son los síntomas de la alergia al huevo?

Como en todas las alergias alimentarias los síntomas de la alergia al huevo suelen aparecer de forma inmediata, “desde unos minutos hasta las dos primeras horas después de la ingesta”, explican los especialistas. 

Los signos más habituales de esta alergia son: 

  • Enrojecimiento alrededor de la boca. 
  • Urticaria facial o generalizada. 
  • También pueden aparecer síntomas de asma (broncoespasmos, sibilancias, tos).
  • Rinitis.
  • Conjuntivitis.
  • Síntomas digestivos, como diarrea, vómitos o náuseas. 
  • Cuando la alergia afecta a más de dos órganos se produce una anafilaxia, lo que requiere una atención de urgencia. 

¿Se puede prevenir la alergia al huevo?

Pues algo sí que se puede hacer para no provocar esa respuesta excesiva de las defensas del niño al comenzar a comer huevo. Cuando los niños empiezan a comer tortilla o huevo poco hecho es cuando suelen aparecer la mayoría de las manifestaciones clínicas de la alergia a este alimento.

Por eso, la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) recomienda la introducción de huevos de gallina bien cocidos, pero no huevos crudos o pasteurizados, como parte de la alimentación complementaria del bebé. 

Por otra parte, hay algunos padres que optan por retrasar la introducción de este alimento en la dieta del niño con el fin de evitar la alergia. Pues bien, desde la SEICAP explican que según varios estudios realizados “el retraso en la introducción no tiene ningún beneficio preventivo. Se recomienda la introducción del huevo a partir de los seis meses de edad”.

¿La alergia al huevo desaparece?

Los especialistas en alergología pediátrica de la SEICAP señalan que “aproximadamente en el 50 % de los niños la alergia al huevo se resuelve espontáneamente a los 5 años y en el 75% a los 7-9 años”.

Sin embargo, hay algunos niños no superan esta alergia. Son los que suelen tener un elevado nivel de sensibilización con riesgo de tener una reacción anafiláctica grave al tomar pequeñas cantidades de huevo ocultas en otros alimentos. 

Además, desde la SEICAP explican que la superación de esta alergia no es inmediata si no progresiva. Así, “el huevo cocido se suele tolerar antes que el crudo, pero hasta que el niño no tolera el huevo crudo o poco cocinado, no se considera que ha superado la alergia al huevo”. 

¿Y si el niño no supera la alergia de forma espontánea? Pues afortunadamente los especialistas disponen de tratamientos de inducción de tolerancia al huevo, conocidas como provocaciones, para pacientes que no alcanzan tolerancia espontánea.

Posibles fuentes de huevo

Una vez diagnosticada la alergia al huevo es obvio que con eliminar este alimento de la dieta protegeremos al niño de las molestias. El problema es que innumerables productos que aparentemente nada tienen que ver con el huevo, lo contienen. 

Por eso, es esencial reconocer determinados derivados del huevo en la etiqueta de los productos alimentarios. Los nombres más habituales que nos vamos a encontrar en los envases que nos indican la presencia de huevo en ese producto son: 

  • Las palabras con prefijo ovo como ovoalbúmina, ovomucina, y ovotransferrina, por ejemplo. 
  • Otros nombres que sugieren igualmente la presencia de huevo son albúmina, conalbúmina, globulina, livetin, lisozima, silico-albuminado, vitellin.

Como identificar estos componentes puede llegar a ser muy complicado, desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) proporcionan una lista de alimentos que pueden contener huevo y a los que debemos prestar atención: 

  • Pan y mezclas listas para hornear. 
  • Los rebozados y fritos.
  • Postres rellenos de crema (natillas, flan, merengues, pudines y helados).
  • Pastas frescas o secas.
  • Mezclas de pescado.
  • Preparados comerciales para sopas y caldos.
  • Productos cárnicos para relleno de empanadillas, pasteles salados, pizzas y albóndigas.
  • Aliños cremosos para ensaladas (mayonesa).
  • Bebidas alcohólicas en crema.
  • Turrones, dulces de mazapán, glaseados.
  • Coberturas de espuma y leche para café instantáneo.
  • Mezclas de cerveza artesana y malta.