El Síndrome Post-UCI es la serie de alteraciones físicas y psíquicas que experimentan los pacientes tras su ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Aparecen como consecuencia de la enfermedad crítica que les motivó el ingreso y persisten una vez superada. 

Este síndrome puede provocar en los pacientes dificultades en sus capacidades funcionales, mentales y cognitivas a largo plazo. 

En cuanto a las capacidades funcionales destacan: 

  • Debilidad muscular. 
  • Dolor.
  • Problemas respiratorios. 
  • Alteraciones de la movilidad. 

En el ámbito de las consecuencias psicológicas, las más habituales entre los pacientes que abandonan la UCI son: 

  • Ansiedad.
  • Depresión
  • Irritabilidad
  • Estrés postraumático.
  • Problemas de sueño.

Por último, en el ámbito cognitivo un ingreso en UCI puede provocar: 

  • Problemas de concentración.
  • Afectación a la memoria.
  • Problemas para procesar la información.

Glòria Sánchez / Europa Press

El síndrome Post-UCI durante la pandemia

Paliar y controlar sus efectos es una tarea ardua en la que trabajan desde hace años los profesionales de medicina y enfermería de los servicios de Medicina Intensiva de nuestro país. Pero la pandemia de la COVID-19 ha complicado desarrollar los programas y protocolos ya establecidos.

Y es que, tal y como explica la doctora Carola Giménez-Esparza, vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC):

  • "Medidas para disminuir el Síndrome Post-UCI como la prevención y detección precoz del delirium, la rehabilitación precoz y el acompañamiento familiar han sido muy difíciles de llevar a cabo debido a la sobrecarga asistencial, a la falta de personal entrenado, a la dificultad de comunicación y a las medidas de aislamiento que impidieron la participación familiar. Al mismo tiempo, la sedación profunda, que se intentaba evitar para permitir eludir el síndrome, ha sido necesaria en muchas ocasiones".

No hay diferencias entre pacientes en UCI por COVID u otras patologías

Uno de los datos que más se ha utilizado durante la pandemia ha sido el de ingresos de infectados por SARS-CoV-2 en las UCI, que desbordó la capacidad de estas unidades en todo el país. Y todavía se siguen registrando ingresos de estos pacientes en cuidados intensivos. 

Pues bien, según los intensivistas el tratamiento del síndrome Post-UCI a un enfermo de COVID no difiere de la que necesita un ingresado en estas unidades a causa de otras patologías. 

Uno de los pocos estudios españoles publicados, realizado en pacientes COVID-19 con ventilación mecánica invasiva, ha mostrado una incidencia de Síndrome Post-UCI en torno al 75%.

Como dice la doctora Giménez-Esparza:

  • "La invasión directa del virus y la respuesta hiperinflamatoria causan a largo plazo alteraciones neuromusculares, respiratorias, mentales (depresión, ansiedad y estrés postraumático) y disfunción cognitiva, que en ocasiones ha llegado a ser severa causando cuadros de demencia".

A pesar de ello, “hemos comparado pacientes que desarrollaron el síndrome antes y durante la pandemia y no hemos observado diferencias”, explica la doctora Giménez-Esparza respecto a una serie de más de 230 pacientes analizada en el Hospital Vega Baja de Orihuela

“Además, un estudio multicéntrico australiano tampoco encontró diferencias en el seguimiento a los seis meses. Esto nos permite pensar que hemos hecho muchas cosas bien: buscando alternativas, adaptándonos a la nueva situación e ideando formas de superarla, sobre todo a la hora de suplir la falta de acompañamiento familiar”, afirma.

No hay diferencias entre pacientes en UCI por Covid u otras patologías. rawpixel.com / FREEPIK

El papel esencial de los familiares

En gran parte de los casos de síndrome Post-UCI son los familiares del paciente los que comienzan a detectar los síntomas.

De hecho, los expertos en medicina intensiva los consideran esenciales para que la recuperación sea eficaz. 

Como indica Miguel Ángel Giménez, vicepresidente de la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (SEEIUC):

  • "La familia es un pilar en la recuperación y en el acompañamiento de la persona. Ellos guían en el proceso para conseguir que se recupere en el menor tiempo posible y se adelantan con su experiencia a las posibles dificultades que saben que va a tener",

Cambios en los cuidados intensivos a causa de la COVID-19

La pandemia sí ha traído cambios y mejoras a las unidades de cuidados intensivos de los hospitales españoles. Por ejemplo, en lo referente a los fármacos sedantes. 

  • "Hemos buscado alternativas con menos efectos secundarios que las benzodiacepinas. Además, se ha contado con ayuda psicológica en muchas unidades y se han implementado programas de rehabilitación precoz, además de la puesta en marcha de la consulta Post-UCI en muchos hospitales para detectarlo precozmente y poder tratarlo”, indica la doctora Giménez-Esparza.

“En general, todos los pacientes graves necesitan rehabilitación precoz para prevenir el delirium y las alteraciones neuromusculares que se pueden producir a largo plazo. El hecho de que la gravedad de los pacientes COVID-19 haya sido, en general, mayor que la de otros ingresados ha hecho que la necesidad de terapias de rehabilitación, fisioterapia y psicología se hayan convertido en esenciales, de ahí que sigamos incidiendo en la necesidad de incluir esas figuras en los equipos multidisciplinares”, añade la doctora. 

Por eso, desde la SEMICYUC recomiendan grupos en los que colaboren neurólogos, neumólogos, rehabilitadores, fisioterapeutas, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, logopedas, nutricionistas, terapeutas ocupacionales y médicos de familia con los médicos y enfermeras de los Servicios de Medicina Intensiva; y, por supuesto, pacientes y familiares ‘expertos’.