Cada año, 4.000 personas en España viven en primera persona el shock que supone ser diagnosticado de Mieloma Múltiple. Esta enfermedad, desconocida para muchos, es un cáncer de la sangre que se origina en la médula ósea, donde un tipo de glóbulo blanco llamado célula plasmática –encargado de la producción de anticuerpos– empieza a crecer de forma descontrolada. Estas células cancerosas producen una proteína anormal que puede producir daños en el riñón. Además, afectan a los huesos (que pierden su contenido en calcio y se debilitan) y al sistema inmune, aumentado la posibilidad de fracturas e infecciones.

Los primeros síntomas son tan inespecíficos como los dolores óseos y la anemia (con el consiguiente cansancio y falta de energía). Sin embargo, la frecuencia con la que se realizan análisis sanguíneos de rutina (especialmente a la población de más edad que es la que con mayor frecuencia padece la enfermedad) hace que hoy en día, la mayoría de los casos se diagnostiquen cuando todavía son asintomáticos: la presencia de proteínas anómalas en la sangre lleva al médico a la “sospecha” y ese es el momento decisivo, porque una vez que existe la sospecha, el diagnóstico es rápido y preciso, tal y como explica el Dr. Pablo Ríos, jefe de Sección de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Nuestra Señora Candelaria: “Aunque el MM es una enfermedad fácilmente reconocible y diagnosticable, hasta hace pocos años el diagnostico era fundamentalmente citológico –observar la médula ósea y ver que estaba llena de células plasmáticas–. Ahora, sin embargo, disponemos de técnicas como la citometría de flujo y la biología molecular que nos permiten un mejor diagnóstico y, sobre todo, nos aportan información sobre el pronóstico de la enfermedad y esto nos permitirá adaptar el tratamiento según el riesgo que presentan”.

Muchas enfermedades hoy incurables podían dejar de serlo en unos años.

La información que se obtiene en el momento del diagnóstico ha experimentado grandes cambios. “Ahora no nos conformamos con emitir el diagnóstico, sino que queremos conocer las características celulares y moleculares específicas de cada paciente, para poder definir mejor el pronóstico, el seguimiento y la terapia con la que se obtendrá mayor beneficio”, señala la Dra. Ana Sánchez Quintana, médico adjunto del servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. 

El papel clave de la digitalización

Sin embargo, volviendo la vista hacia el pasado, la mayor revolución de esta especialidad ha sido la de las opciones de tratamiento y el impacto que ha tenido en la esperanza de vida de los pacientes. “En 15 años hemos pasado de vivir de 3 a 5 años a vivir de 9 a 10 años”, sintetiza el doctor Ríos. “Contamos con fármacos de muy alta eficacia y buena tolerancia que están cambiando la evolución de la enfermedad para conseguir periodos muy prolongados de remisión. Esto ha llevado también a investigar el inicio de tratamiento en fases cada vez más precoces de la enfermedad, antes de que haya daño establecido, con la idea de llegar a curar la enfermedad en un futuro cercano”, añade la Dra. Sánchez Quintana.

La hematología es una de las especialidades médicas que más avances ha experimentado en los últimos años y la digitalización ha sido clave. Su impacto, en opinión del Dr. Ríos, “empieza desde la historia clínica que permite un acceso rápido y ordenado a la misma, pasando por las pruebas diagnosticas analíticas y de imagen que tenemos a nuestra disposición casi en tiempo real y los tratamientos que también se prescriben a través de programas informáticos que aportan seguridad y trazabilidad. Todo esto contribuye a una mejor atención del paciente”. La Dra. Sánchez Quintana añade además, la importancia de la tecnología “para detectar recaídas de forma precoz cuando aparece una alteración molecular o una célula alterada entre millones de células normales”. 

Y, sin embargo, a pesar de los avances que han revolucionando la Hematología, hay factores clave que permanecen inalterables. El principal, en opinión, del Dr. Ríos es este: “La relación del médico con el paciente. Ha cambiado la forma de diagnosticarlo, tratarlo e incluso de atenderlo pero no debemos de olvidar nuca la importancia que tiene y que debe seguir teniendo. Es el motivo central de todo”. Y con ese objetivo, ambos especialistas se muestran muy optimistas con respecto al futuro. “El desarrollo que está teniendo la Hematología tanto en el diagnóstico como en el tratamiento es impresionante. Probablemente muchas de las enfermedades hematológicas que hoy por hoy decimos que son incurables, dejen de serlo en los próximos años”.

“El mieloma múltiple es una enfermedad multidisciplinar”

Dr. Pablo Ríos (Jefe de Sección de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Nuestra Señora Candelaria)

Dr. Pablo Ríos, jefe de Sección de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Nuestra Señora Candelaria.

La atención sanitaria ha mejorado a todos los niveles y esto ha permitido que la sospecha diagnóstica parta ya desde Atención Primaria –explica el Dr. Ríos al reflexionar sobre los cambios de los que ha sido testigo a lo largo de su trayectoria profesional–. El Mieloma Múltiple es una enfermedad multidisciplinar y el progreso en el diagnostico y tratamiento no depende sólo de hematólogos. Nosotros aportamos el tratamiento médico pero especialidades como nefrología, oncología radioterápica o radiología intervencionista, entre otras, han contribuido a la recuperación de la afectación renal o de lesiones óseas que hace 20 años eran impensables que pudiéramos lograr”.

Siempre con el objetivo de prestar el mejor servicio a los pacientes, el Dr. Ríos señala la mejora que ha supuesto la incorporación del Hospital del Sur, teniendo en cuenta que aproximadamente el 40 % de los pacientes proceden del área de influencia de ese nuevo centro hospitalario donde ya se dispone de Hospital de Día de Hematología y de consultas externas. “El mayor beneficio ha sido para el paciente y sus familiares que ahora tienen la misma atención hematológica mucho más cerca, sin la necesidad de varias horas de carretera de ida y vuelta. El hospital no está aún al 100 % y algunos tratamientos deben administrarse en el HUNSC, pero esperemos que a medio plazo la asistencia sea integral”.

“Los pacientes demandan un mayor conocimiento de la enfermedad”

Dra. Ana Sánchez Quintana (Médico adjunto del servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria)

Dra. Ana Sánchez Quintana, médico adjunto del servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria.

Cuando los pacientes conocen el diagnóstico reciben un duro golpe”. Muchos, tal y como relata la Dra. Sánchez Quintana, llegan a la consulta con síntomas que han deteriorado su calidad de vida y se enfrentan a un cáncer del que nunca han oído hablar. “Además, les decimos que es una enfermedad incurable, con la que tendrán que aprender a convivir: los pacientes demandan un mayor conocimiento de la enfermedad que permita que se diagnostique lo antes posible, así como proseguir con la investigación para que llegue un momento en que les podamos decir que se puede curar más que cronificar la enfermedad”. 

En el reto de sumar años de esperanza de vida, son cruciales los avances en cuanto a la Enfermedad Mínima Residual (EMR). El MM es una enfermedad incurable, es decir, que aunque la mayoría de los pacientes responden a los tratamientos, después de un tiempo acaban recayendo. “Esto se debe a que sobreviven células tumorales que hasta hace poco no era posible detectar. Con el desarrollo de técnicas para su mejor medición podemos saber si hay alguna célula alterada entre un millón de células normales, lo que nos predice si el paciente va a tener una recaída antes o después. Uno de los principales objetivos de los tratamientos es hacer la EMR indetectable, es decir, eliminar la mayor cantidad de células enfermas residuales para aumentar el tiempo libre de enfermedad”.

*Contenido impulsado por Celgene, una compañía de Bristol Myers Squibb.