Somos nadie
Residuos humanos

Ambulancias a las puertas de Urgencias del Hospital Doctor Negrín (imagen de archivo). / Andrés Cruz
Escucho en la cadena Ser al gerente del Hospital Doctor Negrín. El neumólogo Miguel Ángel Ponce cuenta que en estos momentos en el centro público grancanario hay unos 110 pacientes que están dados de alta y que ningún familiar ha ido a recogerlos. Ocupan lo que serían tres plantas del hospital. En general son personas mayores, con varias patologías y que tienen problemas motóricos o neurológicos y entran en situación de dependencia. Las familias los dejan allí porque dicen que no los pueden cuidar.
En total en las islas hay más de 500 pacientes que siguen en hospitales públicos después de ser dados de alta. Llevamos años con esta situación que provoca, por ejemplo, que haya gente que deba pasar varias noches durmiendo en camillas en urgencias porque no hay camas, o producen retrasos en operaciones quirúrgicas (y seguramente muertes) porque no se puede operar a alguien si no hay cama para atenderlo después.
El neumólogo grancanario es rara avis en la política, Ponce analizó la situación cuando asumió el cargo y comenzó a actuar. En la radio habla en primera persona del plural y dice desde la autocrítica que «las instituciones no hemos hecho los deberes en los últimos años, faltan más de 80.000 plazas sociosanitarias y esto provoca este problema en los hospitales». Ponce se ha empeñado desde que asumió la gerencia del Negrín en que se utilicen todas las instalaciones del antiguo hospital militar, y ha montado equipos de geriatría y servicios sociales para afrontar el problema de las camas ocupadas por personas que en realidad necesitan plazas sociosanitarias. Están actuando por las buenas, intentando convencer a los pacientes que en casa podrían estar mejor (con ayuda). Además, desde la gerencia del Negrín se ha enviado casos de pacientes dados de alta que tienen pensiones altas (¿quiénes se aprovechan de esas pensiones?), ese dinero les podría servir para afrontar los gastos de personas en casa que les ayuden en su situación de dependencia. Ahora está en manos de la fiscalía actuar o mirar para otro lado.
Escribe Zygmunt Bauman en su libro Vidas desperdiciadas que «la producción de residuos humanos, para ser más exactos, seres humanos residuales es una consecuencia inevitable de la modernización y un ineludible efecto secundario de la construcción del orden y del progreso económico». La falta de respuesta de los cabildos canarios en las últimas décadas ante la demanda de plazas sociosanitarias y las nefastas políticas en dependencia de todos los gobiernos canarios que hemos padecido nos han traído esta situación. A ello hay que añadir a algunos familiares caraduras que parasitan las pensiones de muchos viejos que viven en los hospitales sin necesitarlo. Instituciones y parte de la población han tratado a la gente mayor como los ‘residuos humanos’ de los que hablaba Bauman. Mi padre decía «todo el mundo quiere llegar a viejo pero nadie quiere ser viejo». No quiero soplar más velas si mi destino es convertirme en un residuo.
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