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Opinión | VISIONES ATLÁNTICAS

HUGO LUENGO

China hoy

El presidente de EEUU, Donald Trump, y el de China, Xi Jinping, se dan la mano antes de la reunión mantenida este jueves en la base militar de Busa, Corea del Sur.

El presidente de EEUU, Donald Trump, y el de China, Xi Jinping, se dan la mano antes de la reunión mantenida este jueves en la base militar de Busa, Corea del Sur. / Andrew Caballero-Reynolds / AFP

En 2002 Gavin Menzies escribió 1421 El Año en que China descubrió América, el almirante Zheng He, del emperador Yangle tercero de la dinastía Ming, había realizado 7 expediciones entre 1405 y1433, alcanzando América en 1421. De regreso y muerto el emperador China se cerró al mundo. Por razones de fuentes primarias y metodología no se acepta su historia. Poco importa para poner de relieve su pujanza, que hoy triunfa en la globalizació, cuyo sistema político-económico-cultural es desconocido por las democracias liberales, que siguen en las tesis de Francis Fukuyama y su Fin de la Historia.

Rafael Dezcallar (Palma de Mallorca 1955) –diplomático desde 1983, embajador en Etiopía (2002-04), director general de Política Exterior (2004-08), embajador en Alemania (2008-12) y finalmente en China (2018-24)– que nos presentó El Ascenso de China (Deusto2025) en CajaCanarias la pasada semana, explica que China era ya en 170 d.c. una unidad política como la Roma de Marco Aurelio, con análoga población 60 millones y economía. En 1820 representaba el 30% del PIB mundial. Colapsó su imperio en 1911 por las guerras del opio y los tratados desiguales con el Occidente colonial. En 1928 competían el Kuomintang y su república democrática y el Partido Comunista de Mao Zedong, que ocupó el poder en 1949 tras la ‘larga marcha’. Fin de la dinastía Qing, retirada del Kuomintang a Formosa y superación del Siglo de la Humillación.

Mao con el ‘Gran Salto Adelante’ y su Revolución Cultural, siguiendo modelos lenilistas hundió la economía y la sociedad. A su muerte tiene China el PIB de Italia, el 1,7% del mundial. La revolución la lideró Deng Xiaoping, líder supremo entre 1978 y 1992. Remedó el modelo de Singapur, capitalista y autoritario y de los tigres asiáticos Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong; lenilismo para la política y capitalismo para la economía. Consiguiendo en algo más de 40 años, con Jian Zeming (1992 -2002), Hu Jintao (2002-2012) y Xi Jinping (2012 hasta hoy) lo que Europa tardó varios siglos en conseguir. Hoy, con el 18% del PIB mundial, ha pasado de los 220 euros a 13.000 euros en algo más de 40 años, con una clase media de 400 millones, lo nunca visto en la historia.

Su éxito no es fortuito y la clave está en el Partido Comunista, cuya organización difiere de los modelos occidentales. Se sostiene en la meritocracia, con la que progresan los mejores. Cuya referencia está en el sistema de exámenes de los funcionarios imperiales de la China clásica. De manera que el confucianismo pasa a ser la base de su lenilismo-capitalista. Un partido de 92 millones de miembros y 4,6 millones de organizaciones de base. Alto grado de aprobación popular, donde la gobernanza, el crecimiento económico y la calidad de vida son factores de éxito. El confucianismo enseña la armonía social, respeto a la jerarquía, lealtad familiar y estatal, educación moral y meritocracia. Prioriza la comunidad al individuo. El orden y la estabilidad a la libertad personal. Los misioneros cristianos en la Historia de China, Japón y Corea, se enfrentaron a sus religiones (confucianismo, sintoísmo, taoísmo, budismo) con escaso éxito. El Partido Comunista es meritocrático, mientras en las democracias liberales, son de obediencia al líder. En el crony capitalism chino, la corrupción se dispara y el partido la mantiene a raya. Pero no todo son milagros, legitimado el poder político, la disidencia se castiga con dureza.

En la globalización China juega con asimetrías, en 2001 ingresó en la OMC sin asumir las reglas de libertad comercial. Ejerce al exterior la mayor libertad (bienes, servicios, capital y personas) y a su interno no ofrece ninguna, lo que impide la competencia de las empresas occidentales. Expulsamos al Reino Unido de la UE por no asumir la libertad de personas. Amplían su asimetría incumpliendo con la propiedad intelectual, como vemos con los manteros, vendiendo camisetas y bolsos falsos. Replicando marcas, patentes y diseños de las empresas colaboradoras. Operan con subsidios y dumping, que les permite liderar los mercados emergentes; vehículos eléctricos, baterías o energías renovables. Su cultura no es occidental, resultan fortalecidos por su unidad étnica y cultural, con un estricto control de la inmigración y seguridad. Sitúa la tecnología como eje de poder, planifica a medio plazo cuando occidente lo hace por periodos electorales. La innovación en IA y semiconductores, tierras raras, manufacturas de vanguardia, dirigen sus políticas. La guerra de los aranceles contra la China Hoy y su medio siglo de humillación a occidente.

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