Opinión | Risas y fiestas
Alguien que nos explique bien la vida

Alguien que nos explique bien la vida / El Día
No sé si es porque en la facultad de Periodismo teorizábamos muchísimo sobre la responsabilidad de les periodistas y la importancia de contar las cosas bien y con cuidado, pero me emocionan mucho las historias de gente que se dedica a hacer justo eso, contar de forma justa. Justa para todes. Justa buscando la justicia, claro, y ahí tenemos los heroicos ejemplos de les periodistas que informan, que han informado (porque algunes, lo sabemos, ya no están), sobre el genocidio en Gaza. Justa, también, buscando la verdad, la transparencia, la consciencia de cómo sucede todo y qué podemos reclamar, esperar, qué significam las cosas, por qué son importantes. A veces, para entender esto, juego un poco a imaginarme quiénes seríamos sin les periodistas: ¿qué sabríamos de nosotres mismes, qué forma tendría nuestra conciencia política, cómo entenderíamos nuestras propias vidas?
Claro. Aquí entra lo complejo. No solo es una importancia, es un poder. Y por eso la cuestión de la responsabilidad. Lo que pasaría si no estuvieran, claro, fantasía sin más que sirve para señalar la relevancia: pero ¿y lo que sucede cuando sí están, cuando sí nos conectan con todo eso, y usan mal la posición en la que tanto necesitamos que sean generoses y consecuentes? Podría hablar aquí de tantas movidas, porque, al final, hay tantas maneras de usar mal un poder, pero justo hoy tengo una en la cabeza, una que tal vez hemos normalizado un poco y nos flota alrededor como un agüita en la que tenemos que hacer pie sea como sea pero disimuladamente para que no se dé cuenta nadie: el clickbait. Es decir, el sensacionalismo asociado al gesto ansioso de ver un titular en una red social, sentir que el titular pone algo tuyo en juego y te pone nerviosa nerviosa nerviosa y tienes que entrar en la noticia porque sí o sí todo depende de que ese titular sea verdad o no, y encontrarte luego con que no es cierto. No. Era un cebo. Caíste. Ah.
Siempre ha habido sensacionalismo, claro, quizá es un poco inherente al ser humano eso de sacar las cosas de quicio para generar reacciones espectaculares. Y esto del clickbait es una de las formas que toma. Sin embargo, ahora que estamos en un momento en el que la mentira tiene tantos disfraces nuevos, tantos canales nuevos y tantas implicaciones nuevas, me asusta, me aterra, lo que puede significar esa tendencia que en realidad esconde una verdad muy ruin: clic = dinero, dinero = lo más importante, lo más importante = lo que rige todo lo demás como un centro gravitatorio que hará que todos los elementos se ordenen para que. La prioridad no es que algo sea cierto, sino que algo pueda hacerse viral. Porque, si algo se hace viral, los negocios amparados bajo esa viralidad pum se enriquecen. Y esa es una de las muchísimas cuestiones tristes del capitalismo: detrás de todo lo que debería protegerse y protegernos, hay un imperativo de rentabilidad económica.
Y si una entidad capitalista nos cuida, puede ser por dos cosas: responsabilidad. Sí se asume que esa nube euril es un medio para algo que va más allá. O casualidad. Resulta que ese cuidado es lo que más vende. Ejemplo: ¿Netflix hace series queer buscando una representación responsable y otros relatos, o las hace tras haber estudiado qué puede retener a un público que, si no se ve representado, quizá acude a otras plataformas y se desuscribe?
Lo mismo al revés. Cuando ciertos medios le dan mucho bombo a un tema que no tiene ni pies ni cabeza, cuando dejan colgado ahí un titular que quiere apelar a tu miedo y les da igual que ni el tono ni la realidad se correspondan con el texto o con la información verídica, cuando se discuten bulos que no hay que discutir porque esos bulos conectan con nuestros sentimientos más oscuros (y peligrosos: a veces tienen que ver con salud, y a veces fomentan de forma muy explícita los trastornos de conducta alimentaria, por ejemplo), ¿crees que lo hacen porque es necesario encender esa alarma, porque ahora sí que de verdad toca asustarse, o porque asustades entramos en un bucle en el que necesitamos comprobar la información ansiosamente al borde de todo y eso les da visitas?
La responsabilidad, en este sentido, también tiene que ver con las emociones, pues, claro, la irresponsabilidad las usa directamente: no merecemos que se comercie con nuestro miedo. Es muy fuerte ver cómo se genera alarma rentable con cuestiones como el riesgo volcánico o el riesgo de “invasión extraterrestre” (es muy ilustrativo cómo y cuánto se ha informado sobre el cometa interestelar 3I/ATLAS, ¿quiénes han dejado claro que la información oficial no respalda las especulaciones y quiénes han utilizado las especulaciones?) por clickbait. Jugando con el terror que nos da perder nuestras casas, nuestras vidas. Cuando hay gente que, efectivamente, ahora mismo está perdiendo sus casas, sus vidas. La realidad ya asusta lo suficiente, no nos aterroricen más.
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