Opinión | El recorte
Trabajo basura
No hay dinero en el mundo para pagar a Iglesias, Monedero y Zapatero por su inquebrantable defensa de la dictadura bolivariana

La líder opositora de Venezuela María Corina Machado, Premio Nobel de la Paz 2025
No hay nada reprochable en tener una tarea y cumplirla escrupulosamente. Es más de admirar cuanto más desagradable sea el trabajo: por ejemplo, desatascar unas tuberías de aguas residuales taponadas por la inmundicia o defender el régimen corrupto de Nicolás Maduro. Por eso debe valorarse tanto que los líderes de Podemos se hayan puesto al tajo para criticar el Premio Nobel de la Paz concedido a María Corina Machado, la líder opositora venezolana que vive escondida y perseguida por el régimen bolivariano.
La revolución venezolana considera que cualquier líder opositor es un enemigo de la patria. Porque la patria es Maduro. Por eso todos acaban encarcelados, acusados de participar en alguno de esos miles de golpes de estado que se preparan todas las semanas según delira el régimen. Por la cantidad de turistas, manifestantes y opositores metidos en las mazmorras de la policía secreta venezolana, se están gestando unos cinco o seis golpes diarios. Un disparate como el de Chesterton. Pero que no produce risa, porque acaba con gente detenida y torturada. Y con prisioneros esposados que terminan cayendo desde una ventana de un quinto piso de un centro de detención. Desafortunados «accidentes».
El disgusto de la izquierda española es antológico. Habrían preferido que el Nobel recayera en Donad Trump, que es universalmente antipático. Pero no. Puta mala suerte. Ha tenido que recaer en una demócrata. Una mujer valiente, que soporta la represión y la persecución de la tiranía bolivariana, cuya repercusión internacional ha aumentado el impacto del vergonzoso silencio del Gobierno español, capaz, al mismo tiempo, de alinearse con la causa palestina y de traicionar la del pueblo venezolano. Sin vergüenza alguna.
Pablo Iglesias, mientras recogía a sus hijos del exclusivo colegio privado en el que estudian, preparó una declaración para los medios: «mejor se la hubieran dado a Hitler». Ahí queda eso. Monedero, su fiel amigo, ayudó acusando a María Corina Machado de golpista. Adolfo Hitler era nacional socialista; pardo por fuera y rojo por dentro, como les decían a los nazis en Alemania. Exactamente al revés que los podemitas, capaces de insultar a una mujer valerosa a la que Maduro azotaría hasta sangrar. En su caso literalmente.
Edmundo González, el timorato opositor «golpista», vencedor de las elecciones de 2024, se tuvo que refugiar en la embajada española, donde fue vergonzosamente «convencido» para huir del país y acabó refugiado en España. Juan Guaidó, otro «golpista», tuvo que escapar a Estados Unidos para salvar la vida. María Oropeza, dirigente opositora –o sea, «golpista»– decidió quedarse en Venezuela para luchar por la libertad y fue detenida en agosto de 2024 por agentes de la Dirección General de Contrainteligencia Militar. Está ‘recluida’ en El Helicoide, un centro de detención y tortura del régimen bolivariano. Miguel Granados, otro «golpista» más, está desaparecido. Y Leopoldo López, después de estar en las cárceles chavistas, vive huido en España.
No hay dinero en el mundo para pagar a Iglesias, Monedero y Zapatero por su inquebrantable defensa de la dictadura bolivariana. Todo sería poco. ¡Porque vaya trabajo de mierda!
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