Opinión | Reflexiones
La Graciosa y Aldecoa

Ignacio Aldecoa. / El Día
Llama la atención cómo una isla de solo 29,05 km2, La Graciosa, pudo ser tan reveladora para un escritor de alma viajera e inspirarle probablemente una obra maestra de la literatura española, poco conocida. Se trata de Ignacio Aldecoa Isasi y de su novela Parte de una historia (1967), con reediciones recientes.
En este 2025 se celebra el centenario de su nacimiento en Vitoria-Gasteiz y puede ser una buena ocasión para conocer ese retrato realista que hizo Ignacio de Canarias antes de la masificación turística y su sobrepoblación actual. Especialmente, cómo reflejó a La Graciosa y su vida diaria condicionada por una de las insularidades más vulnerables.
En Parte de una historia se cuenta además con un recurso narrativo que permite ver ese contraste entre las dos realidades humanas, la insular interior omnipresente y la que viene de fuera, del propio narrador y de unos náufragos extranjeros rescatados. También se nos revela que una isla puede ser ese otro marco de entrada más propenso para una buena auto-rreflexión. Un ejemplo lo tenemos en el protagonista que se ve enfrentado, nada más llegar, a las preguntas de los gracioseros, desde la mirada de una persona joven: «¿A qué has venido donde nada hay?»; a la de una persona adulta: «¿Qué te trae por acá esta vez?» Y le contesta: «Ya te explicaré. Es largo…».
Un microcosmos insular preturístico interesante; desde aquel recurso económico principal que era la pesca, con toda la riqueza de su lenguaje marinero, hasta la vida comunitaria con sus lugares de reunión, entre tragos de ron amigables, y de cada refugio doméstico en espera a que amainase cada temporal.
Una octava isla reveladora también por ser un ejemplo (fuera de la literatura) de otra de las caras del desarrollo insular, con aquella economía primaria de supervivencia, pero sin grandes desigualdades sociales, y cómo acertó a frenar a tiempo en los primeros años setenta la construcción de una ciudad de vacaciones de cuatro estrellas, lo que impidió que acabara a día de hoy como otras islas: «al límite», con sueldos precarios y donde la mayoría de los beneficios se van fuera.
Parte de una historia es un gran retrato de la gente de la isla y de la naturaleza graciosera (y su acantilado enfrente de la Isla Mayor), con ese estilo íntimo y poético suyo, muy fácil de visualizar, con una prosa iluminadora donde parece que no falta ni sobra nada. Una historia que podríamos imaginar en manos sabias de un cine humanista (Rodrigo Sorogoyen, Icíar Bollaín…). Algunos cuentos y novelas de Aldecoa ya se han llevado al cine con éxito. Hay un documental de la serie Imprescindibles de Televisión española Aldecoa, La huida al paraíso (2011), con participación de Juan Cruz Ruiz, donde se hace un recorrido regional, siguiendo otro de sus libros Cuaderno de godo (1961) y mostrando imágenes actuales y antiguas de varias islas con el testimonio emocionado de su esposa e hija. Un documento audiovisual valioso que dirigió Miguel G. Morales y que está disponible en el archivo de Rtve.es
Hasta el 15 de octubre permanecerá abierta en la capital foral alavesa la exposición biográfica Ignacio Aldecoa. El narrador de historias, lugar donde nació en 1925, y que tendría sentido verla también en Canarias, aparte de la prevista también en Madrid este otoño.
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