Super Cerdán, al talego

Todo ha seguido el clásico guion. Santos Cerdán, mano derecha de Sánchez y secretario de Organización del PSOE, compareció ante el juez y dijo que no sabía nada de la corrupción que se le atribuye. Y el magistrado le contestó con un auto de prisión. Y aquí empieza otra historia.

Es difícil pensar que la unidad de destino en el silencio del trío del Peugeot se va a mantener mucho tiempo. Si algo nos ha enseñado la experiencia es que alguien empezará a cantar en cuanto compruebe que vienen mal dadas. Y pinta muy feo. El primero en dar el paso podría ser Koldo García, que ya anda ofreciendo informalmente su colaboración a cambio de que dejen fuera a su familia y a él le condenen mínimamente. Se presenta como un pobre pringado. El último de la fila, un peón y, en suma, poca cosa. Curioso, porque daba órdenes de compras de mascarillas a presidentes autonómicos.

Alguien asaltó ayer el piso de la madre de Koldo en Benidorm. Tal vez buscando unas grabaciones aún no conocidas que el asesor de Ábalos asegura tener y estar dispuesto a entregar a la UCO, si le ofrecen un acuerdo. Es el primero de los acusados que baraja colaborar con Fiscalía a cambio de que le traten con conmiseración. Es bastante probable que José Luis Ábalos tarde muy poco en deducir que el que da primero da dos veces y se avenga a expresar, él también, su ferviente deseo de ayudar a la Justicia. Y el último que apague la luz.

Con Super Cerdán –como le llamó Zapatero– en prisión, se abre un escenario totalmente nuevo. Uno que señala, en un párrafo aparentemente intrascendente, el juez, Leopoldo Puente, en el escrito en donde manda al talego al secretario de Organización socialista. El magistrado cree que el botín obtenido por las mordidas y apaños de los tres implicados es muy superior al que actualmente se considera, lo que le hace pensar en que «más personas, físicas o jurídicas» pudieran estar en la trama.

La demoledora maquinaria judicial se ha puesto en marcha. La verdadera ola de calor de la que avisan los meteorólogos no va a ser este verano, sino en un próximo otoño políticamente incendiario. Cuando la UCO vaya avanzando en el análisis de las grabaciones y pruebas obtenidas. O cuando alguno de los implicados decida facilitarle el trabajo a la Justicia ofreciendo su testimonio.

Ni en el PSOE ni en Moncloa pueden hacer a día de hoy planes de contingencia y de control de daños. Nadie sabe a quién puede afectar lo que aún falta por desvelar. Hay grabaciones que causarán lesiones menores, reputacionales, de líderes hablando a calzón quitado de otra gente, como suele hacerse en la cruel intimidad. Pero habrá otras, delictivas, que podrían ampliar el radio de la metralla que le ha explotado al Gobierno en los bajos.

De momento y para ir haciendo boca, todo esto ya nos ha servido para saber algo insólito. Según ha contado Santos Cerdán, el PSOE negoció con el PNV el apoyo a la investidura de Sánchez –o sea, la censura a Rajoy– gracias a la mediación de un empresario: el dueño de Servinabar, socio y amigo de Santos Cerdán. El mismo empresario que se forró con adjudicaciones de obras públicas en Navarra. Pues mira qué bien. Qué limpito. Y esto es solo el principio.

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