Opinión | Cumbre de la OTAN

Trump amnistiará a Sánchez

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. / EFE

Trump brama contra España, pero se refiere a Pedro Sánchez, al que cuidadosamente no nombra pese a que tiene el nombre fácil de pronunciar del jardinero latino de Mar-a-Lago. Se agotan las metáforas zoológicas del toro embistiendo al torero filiforme, del gorila golpeándose el pecho en la rueda de prensa, de King Don. Se asiste en realidad a una querella entre machos alfa, donde el presidente estadounidense siente unos celos enfermizos del primer ministro español con pintas de galán hollywoodiense que le disputa los focos. Un miserable hispano le obliga a repasar los tiempos en que tenía un cuarto de siglo menos y se disponía a comerse el mundo. Por eso le ataca en su punto débil, "tú no eres billonario como yo", porque la economía española se le da un ardite.

En algún momento de la diatriba sin nombres propios, pareció que Trump confundiera a Sánchez con Elon Musk, durante su tercera invectiva antiespañola en una semana. El emperador se siente gordo y viejo, no acepta la revuelta de los líderes provincianos, españoles o ucranianos.

Y sin embargo, el caprichoso Trump amnistiará pragmático a Sánchez en cuanto le expliquen que la Península es una plataforma esencial en el tránsito a sus frentes bélicos.

Al igual que sucede en la ley de amnistía a los independentistas catalanes, nunca juzgue a Sánchez por lo que Trump haya dicho sobre el presidente español con furia destemplada, sino por lo que dirá caprichoso, volátil y voluble en el futuro. Enhorabuena a quienes aprovechan la liberación siempre pospuesta de Puigdemont para descubrir que los intereses se imponen a las convicciones en la política real. Si irritas con igual furia a Trump y a Felipe González, entre los pasajeros habituales de jets privados, quizás estás en el camino correcto. A propósito, el primer presidente socialista no solo amnistió a la OTAN en 1986, sino que bombardeó Serbia entre el regocijo de los propalestinos.

La única evidencia de la política española es que Trump nunca cargará contra Feijóo, porque no lo considera enemigo suficiente.

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