Opinión | Risas y fiestas
Te elige

Te elige / El Día
Amo a la directora de cine y escritora Miranda July. Estoy obsesionada sobre todo con sus libros, pues me ha contado cosas tan reveladoras y emocionantes que ahora al pensar en ellas siento ganas de llorar: su cuento ‘Esa persona’, parte de Nadie es más de aquí que tú (Seix Barral, 2009), trata sobre alguien a quien toda la gente a la que ha querido en la vida le organiza una fiesta sorpresa en una especie de merendero. Esa persona, como la llama la voz narradora (acercándola a ti: te deja claro que la persona no existe, que es como una especie de fabulación-metáfora, y de pronto te parece que la persona eres tú en un lugar muy secreto de tu mente y pf, me trincaron, qué horror…), siente algo de euforia al principio, pero después se excusa diciendo que tiene que ir un momento a recoger un paquete y al final acaba metida en la bañera de su casa evitando volver a la fiesta y desoyendo las llamadas que la reclaman en la fiesta. Es precioso cómo ese sentimiento tan inconfesable de autoboicot extremo te conecta tanto con el texto.
Y creo que quizá esa es mi cosa preferida de la obra de Miranda July: lo inconfesable como fascinación. Fascinación de decirlo y fascinación de que alguien lo diga. Cable que da sentido a la escritura. Yo estoy obsesionada en general con la idea de decir lo que no puede decirse, claro, pero considero que a cualquier persona le puede hacer cosquillitas que alguien se dedique a jugar con esos secretos que al final no son secretos sino zonas que el lenguaje no toca: cuando empiezas, por ejemplo, a hablar sobre hacer caca con unas amigas nuevas con las que no habías levantado el tabú, suele pasar que entra en el cuerpo un enralamiento extremo y no pueden parar de hacer más comentarios y más comentarios y más comentarios hasta que al final las echan de un bar y todo. Felicidad absoluta. Y sucede porque con ello se abre una puerta que nos ayuda a comunicar quiénes somos: amplías lo que puedes contar de ti misma y tu versión para les demás se parece un poquito más a tu versión para ti. La idea de la literatura, me parece, es arrancar esa barrera de cuajo. Pensar a solas para todes. La búsqueda (o no la búsqueda, quizá la aceptación) de escandalizamiento de Miranda July me parece justo eso.
Hoy me viene a la cabeza, quizá porque tenía que escribir esta columna y me puse por lo menos media hora a mirar la estantería de enfrente pescando como suelo hacer, otro libro de Miranda July: Te elige (Ediciones Comisura, 2025). Es una colección de entrevistas a personas que vendían algo a través de anuncios por palabras en la revista PennySaver. Miranda July, mientras intentaba terminar el guion de su película El futuro, se obsesionó con leer esos anuncios y acabó contactando con diez de eses anunciantes y yendo a conocer sus casas, sus vidas, sus voces. Sí, evitando escribir su guion. Movida por estar harta del guion. Fallándole a un guion que le estaba costando tanto que tuvo que prometerse a sí misma apagar el wifi durante las horas del día asignadas al trabajo: por esa prohibición, por no tener nada más a mano, llegó al PennySaver, y romper su propia norma hecha para cuidarse, para no fallar, le dio un libro hermosísimo.
Por supuesto, Miranda July habla sobre la procrastinación en Te elige. Las entrevistas están hiladas por su propia historia inconfesable. Inconfesable porque, aunque no apunte hacia lo escandaloso puro como otros textos suyos (mirar pieles secas de pies ajenos, ponerle un tampón a otra persona), se regodea en la misma honestidad emocional que ‘Esa persona’: ¿quién quiere admitir que la mayoría de las cosas satisfactorias que creamos en la vida nacen de momentos en los que estábamos fallando en otras? Que ese poema que nos resulta tan importante lo escribimos en la parte de atrás de la libreta de Lengua mientras no atendíamos para nada. Que esa idea que luego se convirtió en algo valioso la tuvimos rascándonos el culo y con el corazón acelerado porque había que. Lo que plantea Miranda July es: te elige. Lo que vas a hacer te elige. Lo que te va a obsesionar te elige y crear algo es ampliar los caminos por lo que te lleva la distracción, el aburrimiento que parece tan asqueroso que nos lo queremos quitar de encima ya de ya y.
Estar viva es eso, un poco: cambiar de idea todo el rato. Incluso sin darnos cuenta.
Justo acaba de publicarse esta semana la nueva novela de Miranda July, A cuatro patas (Literatura Random House). Me gustaría poder ver las distracciones que hubo detrás de sus páginas. Sin embargo, solo veo sus páginas: sólidas y terminadas y preciosas. Esa es la cosa. No haciéndolo todo bien al final sale todo mejor.
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