Opinión | Retiro lo escrito

Conferencia rota

Sánchez asegura ante los presidentes autonómicos que prevé agotar la legislatura

Sánchez asegura ante los presidentes autonómicos que prevé agotar la legislatura

Leo en ecuánimes titulares de un diario global que los jefes de Gobierno de las comunidades autonómicas del PP «han usado la Conferencia de Presidentes para pedirle a Pedro Sánchez elecciones anticipadas». Han usado, como si estuvieran manipulando un cuchillo de cocina para pinchar un ojo. Por supuesto que la Conferencia de Presidentes tiene una agenda –discutida payasescamente entre unos y otros– pero eso no significa que los participantes (Sánchez y todos los demás) no puedan hablar de lo que consideran conveniente. Y más de la mitad de los ciudadanos del país consideran, al menos, atendibles, los argumentos a favor de un adelanto electoral. Como es obvio el presidente Sánchez ha respondido que las elecciones serán en 2027 «respetando los tiempos de la democracia» (sic). Parece ser, habrá que consultar con Bolaños, que adelantar las elecciones es poco democrático. Las últimas las adelantó por sorpresa seis meses. ¿Seis meses es democrático todavía? ¿Tal vez ocho meses no?

Como recordaron algunos –pocos– la cumbre presidencial no abordó la reforma del sistema de financiación autonómica, quizás el asunto estructural que atañe más directamente a las relaciones entre el Gobierno central y las comunidades autonómicas. En ninguno de estos encuentros, durante el mandato de Sánchez, se ha debatido formalmente el asunto ni se ha avanzado una propuesta concreta abierta al consenso. En cambio, el PSC del ayer anfitrión Salvador Illa sigue intercambiando papeles, cifras y cronogramas con Esquerra Republicana para la instauración de un «sistema de financiación singular que avance hacia la plena soberanía fiscal». Fue uno de los precios a pagar para que tanto Sánchez como Illa fueran presidentes, no el fruto de un análisis económico trasparente sobre el que se pronunciaran las Cortes y el resto de las comunidades autónomas. Es una amenaza destructiva sobre la viabilidad del Estado fundado en la Constitución de 1978. Una idiotez megalomaníaca insostenible fiscalmente. Un ataque contra el bienestar de los ciudadanos, incluidos los catalanes, para garantizarse unos años en el poder los socialistas y conseguir meter el acelerador hacia la transformación de Cataluña de protoEstado a un territorio con todas las características de un Estado para los independentistas. Y todo eso se está hurtando al poder legislativo, a las comunidades autónomas, a todos los socios del espacio público llamado España. Es delirante que mientras esto está ocurriendo –los independentistas pretenden que el año próximo, o a más tardar en 2027, ya esté montado el chiringuito y el Govern recaude todos los impuestos en Cataluña– la Conferencia de Presidentes se dedique a hacer calceta de insultos y agravios, con Isabel Díaz Ayuso montando pifiostos. Tan delirante como que Sánchez, para distraer la atención, juguetee con un pacto sobre vivienda pública sobre el vacío. Si quiere presentar propuestas viables –en materia normativa o inversora o reglamentaria– que las presente en las Cortes y, una vez conseguido el consenso entre partidos, se plantee el desarrollo de lo acordado con los responsables de las comunidades autónomas. Y no al revés. Si no se tratara de una maniobra de distracción, habría que concluir que Sánchez cree que la Conferencia de Presidentes es una suerte de reunión de jefes de tribu dotados de poderes omnímodos.

¿Y las propuestas canarias? En este ambiente tabernario, desconfiado y mefítico no puede prosperar realmente ninguna propuesta. Sí, el PNV, los primos vascos de CC, apoyaron a Fernando Clavijo en la necesidad de desplegar ya el reparto de los migrantes menores en todas las comunidades autonómicas. De lo demás poquísima cosa. Porque esta Conferencia de Presidentes –en mayor medida aún mayor que los anteriores– no pretendió nunca llegar a consensos y acuerdos. Pretendía llegar a TikTok. Y lo ha conseguido. Estos son los verdaderos tiempos de la democracia real: 20 segundos de real.

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